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En vivo desde Nueva York y con un buen montón de famosos: ‘Saturday Night Live’ cumple 50 años

El programa televisivo celebra medio siglo de influencia cultural con una gala que junta a los cómicos, presentes y pasados, que lo hicieron grande con un impresionante elenco de estrellas del cine y la música

Maya Rudolph y Martin Short, este domingo en la gala del 50 aniversario de Saturday Night Live.
Maya Rudolph y Martin Short, este domingo en la gala del 50 aniversario de Saturday Night Live.Caitlin Ochs (REUTERS)
Iker Seisdedos

Las ocasiones especiales están para acabar ―por un día, al menos― con la rutina, y por eso la gala conmemorativa del 50° aniversario de Saturday Night Live (SNL), el programa humorístico más longevo y famoso de la historia de la televisión estadounidense, se emitió este domingo, y no, como su propio nombre indica, en sábado. Sucedió de noche, eso sí. En directo y desde el mismo lugar de siempre: el legendario estudio 8H que la NBC tiene en la planta 17 del edificio del 30 Rockefeller Plaza de Nueva York.

El espectáculo también fue más largo que de costumbre: tres horas y media llenas de astros del cine, la televisión y la música y de miembros actuales y pasados de un reparto en el que han brillado más estrellas de las que caben en el firmamento de la comedia estadounidense. El resultado fue un tributo nostálgico, divertido e inteligente al hondo impacto en la cultura popular de un formato que sigue más o menos igual que el primer día, con su mezcla de sketches humorísticos sobre la política y los cambios en las costumbres, y dos invitados: el musical y el “anfitrión” famoso ―normalmente un actor, pero no solo― que se encarga del monólogo de apertura y que luego participa con los cómicos de plantilla en los gags escritos por el equipo de guionistas.

Sabrina Carpenter y Paul Simon, en la gala de 'Saturday Night Live'.
Sabrina Carpenter y Paul Simon, en la gala de 'Saturday Night Live'.NBC UNIVERSAL

Tal vez para dejar claro que esa influencia atraviesa generaciones, la gala del domingo la abrió la extraña pareja formada por los músicos Paul Simon, de 83 años, y Sabrina Carpenter, de 25. Juntos interpretaron Homeward Bound, canción que, recordó Simon, este tocó con George Harrison en 1976, en el capítulo octavo de la segunda temporada de SNL. “Ya, yo no había nacido”, dijo Carpenter. “Bueno, en realidad, mis padres tampoco”, añadió, entre las primeras carcajadas del público que abarrotaba las gradas.

El actor Steve Martin, que nunca fue parte de SNL pero ha participado en el programa 36 veces con la de este domingo, salió entonces al escenario para ocuparse del clásico parlamento inicial. Bromeó sobre el empecinamiento de Donald Trump en renombrar el Golfo de México, que ahora exige que lo llamen de América, y con la potencial deportación de su compañero de reparto en la serie Solo asesinatos en el edificio, Martin Short, que hizo un cameo y resulta que es canadiense.

Con esas dos bromas laterales, acabaron las referencias al nuevo inquilino de la Casa Blanca de un guion concebido no como un comentario a las últimas noticias (de las que tantas cosas había que comentar), sino como un homenaje a la supervivencia de un programa único en la televisión mundial y a su productor ejecutivo, Lorne Michaels, un hombre con una misión: obrar entre el miércoles y el sábado antes de las 23:30 el milagro del directo de SNL. Michaels estaba allí al principio, en 1975, y sigue ahí ahora, sin planes de jubilarse, aunque el tipo acaba de cumplir 80 años.

Steve Martin, durante su monólogo inicial en la gala de aniversario de 'Saturday Night Live'.
Steve Martin, durante su monólogo inicial en la gala de aniversario de 'Saturday Night Live'.NBC universal

Hubo referencias a famosos personajes y sketches del pasado reciente, como el de las hermanas Maharelle, con Scarlett Johansson, Kim Kardashian, Ana Gasteyer y una siempre genial Kristen Wiig; el de la versión negra del famoso concurso de respuestas en busca de preguntas Jeopardy, con Eddie Murphy, Chris Rock y un Tom Hanks fuera de lugar, tocado con una gorra MAGA; o aquel que imaginaba una reunión en el Pentágono de supervivientes de abducciones extraterrestres. En la de este domingo, los actores Pedro Pascal y Woody Harrelson no podían contener la risa con la pareja formada por una madre y una hija siempre dispuestas a abrir las piernas, interpretadas por Meryl Streep y Kate McKinnon.

Meryl Streep y Kate McKinnon, en uno de los sketches del programa especial de aniversario de 'Saturday Night Live'
Meryl Streep y Kate McKinnon, en uno de los sketches del programa especial de aniversario de 'Saturday Night Live'nbc universal

Un turno de preguntas con el público, conducido por Tina Fey y Amy Poehler, sirvió para demostrar el enorme poder de convocatoria de SNL: la audiencia, a reventar de famosos, parecía la imposible suma de la de una gala de los Oscar y otra de los Grammy. El puertorriqueño Bad Bunny quiso saber, en español, si la gente lo veía como alguien gracioso. Cher dijo que no tenía preguntas, pero sí, a sus años, “todas las respuestas”. Y Keith Richards tomó la palabra para averiguar si alguien había encontrado una bandana que perdió a finales de los ochenta durante una de las salvajes actuaciones de su banda, los Rolling Stones, en el programa.

La gala ganó cuando aparecieron Michael Che y Colin Jost para dar las noticias, como cada sábado a eso de la medianoche, en el famoso segmento Weekend Update. Hubo chistes moderadamente irreverentes sobre Puff Daddy y sobre el racismo congénito del país. Bill Murray repasó los méritos de los locutores que, como él mismo, precedieron a Che y Jost al frente del telediario alternativo. Hasta resucitaron dos añorados personajes de otra época: Tu tío el borracho (Bobby Moynihan) y La chica con la que desearías no haber iniciado una conservación en aquella fiesta (Cecily Strong). Resulta que ahora están juntos y que van a ser padres.

Colin Jost, miembro del reparto de 'Saturday Night Live', y su pareja, la actriz Scarlett Johansson, este domingo en Nueva York, en la alfombra roja de la gala del aniversario del programa.
Colin Jost, miembro del reparto de 'Saturday Night Live', y su pareja, la actriz Scarlett Johansson, este domingo en Nueva York, en la alfombra roja de la gala del aniversario del programa.Caitlin Ochs (REUTERS)

Como en toda ceremonia de este tipo, hubo esmóquines y alfombra roja, en la que nadie, por suerte, habló de moda, así como el clásico video en el que se llora a los que ya no están. Aunque esta vez los obituarios no honraron la memoria de los muertos, sino de todos los personajes y chistes racistas, sexistas o sencillamente fuera de lugar que ya no se pueden hacer, pero de los que, como recordó el presentador de esa parte de la emisión, Tom Hanks, “todo el mundo se rio entonces”. “Así que si alguien tiene que ser cancelado, ¿no deberían ser ustedes, el público?”.

Belushi y Nueva York

El tono elegíaco regresó con un corto en blanco y negro en el que John Belushi, el primer rostro en aparecer en un programa que ha contado con 167 cómicos de plantilla, visitaba en una broma macabra de la tercera temporada a sus compañeros de reparto, enterrados en un cementerio, sin saber que él sería el primero en irse; murió de una sobredosis a los 33 años en 1982. Un número musical lamentó después otra pérdida: la de la identidad de Nueva York, otro de los personajes recurrentes del programa. Que sí, vivió tiempos mejores, aunque parecieran peores: de los años de la heroína y la bancarrota, a los del triunfo carcomido por la cocaína de los yuppies; y de la limpia de las calles de Manhattan de Rudy Giulianni, el “alcalde de América”, a un presente con la ciudad que nunca duerme siempre en venta, en el que todo es absurdamente caro y ya no pasan tantas cosas artísticas y culturales como solían, pero, qué demonios, sigue siendo Nueva York.

Chris Rock, Kenan Thompson, Leslie Jones, Tracy Morgan y Eddie Murphy, en la parodia 'Black Jeopardy'.
Chris Rock, Kenan Thompson, Leslie Jones, Tracy Morgan y Eddie Murphy, en la parodia 'Black Jeopardy'.nbc universal

Por lo demás, no faltaron algunos de los clásicos del programa, como los cómicos que no pueden evitar reírse los unos con los otros; las actuaciones musicales memorables (Lil’ Wayne y The Roots y Miley Cyrus, a la que pareció que le había dado un ataque de ciática, con Brittany Howard), y los actores que, como le gustaban al escritor Javier Marías, además son estupendos cantantes. Uno de ellos, Adam Sandler, repasó la historia de SNL guitarra en ristre y con una letra que celebraba “50 años llenos con los mejores momentos de nuestras vidas”. La fiesta la despidió Paul McCartney con un medley de composiciones del Abbey Road de los Beatles, con The End, para cerrar, incluida.

Después de eso, y como también es costumbre, todos subieron al escenario para honrar a los miembros vivos del primer reparto y a Lorne Michaels, hombre con fama de duro de pelar que casi, solo casi, se emocionó. Los 150 minutos de gala eran otra forma de darle razón medio siglo después, y de reconocer que no ha habido mejor cantera para la comedia estadounidense que SNL. Una institución que, como toda institución, vivió tiempos que fueron (o parece que fueron) mejores, y que suelen coincidir con los maravillosos años (normalmente, de la preadolescencia a la universidad) del televidente en cuestión.

Kirsten Wiig y Seth Meyers, en un programa de la temporada número 37 de Saturday Night Live.
Kirsten Wiig y Seth Meyers, en un programa de la temporada número 37 de Saturday Night Live.NBC (©NBC/Courtesy Everett Collectio)

El programa del domingo puso el broche a unos meses en los que han visto la luz películas de ficción (Saturday Night), documentales y decenas de artículos sobre la influencia del programa en la música pop o sobre cuál es el mejor sketch de su historia (¡voto para el de Will Ferrell con un cencerro!), así como un libro de más de 600 páginas sobre la vida y milagros de Michaels (Lorne: The Man Who Invented Saturday Night Live). La gala también cerró un fin de semana de jubileo para uno de esos productos culturales que ya nadie ve, pero que, curiosamente, nadie se pierde.

La fiesta había comenzado el viernes con un concierto en la NBC y continuó el sábado con la retransmisión de su primer episodio, que vio la luz el 11 de octubre de 1975 (y si las cuentas del aniversario no le salen es porque los productores de SNL decidieron dedicar a la conmemoración esta temporada, que además arrancaba en mitad de una campaña electoral, y no la siguiente). Fue raro ver esa cápsula televisiva del tiempo tal cual, 50 años después, pero al menos sirvió para darle la vuelta a aquella máxima sobre la memoria de los escritores del poeta W. H. Auden: hay muchos cómicos injustamente olvidados, pero ninguno ―ni Belushi, ni Charlie Kaufman, ni Chevy Chase, que asistió a la gala del domingo, pero ya no está para hablar en público― es injustamente recordado.

Cuando las velas del cumpleaños se apagaron, los debates sobre el estado de salud del programa, casi tan viejos como el propio programa, seguían allí. Puede que se haya volcado en los últimos tiempos demasiado en las imitaciones y en la política estadounidense (¿o no será que esta se ha convertido en uno de sus gags?). Puede también que haya perdido en irreverencia, influencia contracultural e impacto, pero ¿no los ha perdido de parecida manera la televisión tradicional como medio en un tiempo en que el mercado de la atención se ha convertido en un salvaje zoco sin ley?

Adam Sandler canta en la gala de aniversario de 'Saturday Night Live'.
Adam Sandler canta en la gala de aniversario de 'Saturday Night Live'.NBC UNIVERSAL

A SNL lo salva, al menos, que siempre que uno cree que la salida de un cómico será el final de todo (adiós, Kate Mckinnon, en 2022), siempre acaban llegando al rescate otros igual de tronchantes (hola, Bowen Yang y Ewo Nwodim). También, que su material hace buen caldo en las redes sociales, donde su audiencia se multiplica gracias a una legión de espectadores que lo consumen troceado. A esos espectadores les tranquilizará saber que hay mucho que compartir de la gala conmemorativa emitida este domingo. Un día tan bueno como otro cualquiera para celebrar el milagro del sábado noche, de la adrenalina del directo y del poder de la risa, que no cesa medio siglo después.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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