‘Saturday Night Live’ o cómo el programa cómico más influyente convirtió una metedura de pata en un triunfo
Tras recibir una lluvia de críticas por meterse con un congresista que perdió un ojo en Afganistán, el mítico espacio ha dado la lección que quizá todas las cadenas deberían aprender
En 1992 una invitada al Saturday Night Live hizo contener la respiración a los productores del programa. La cantante Sinead O’Connor, tras finalizar su actuación musical, hacía añicos una fotografía del papa Juan Pablo II al grito de “lucha contra el verdadero enemigo”. Era su manera de denunciar los abusos sexuales en la iglesia católica. Esa noche la cadena recibió miles de llamadas, –si hubiese existido Twitter habrían tenido que reforzarlo con gradas supletorias como a los estadios pequeños en los partidos de Copa– y en el siguiente programa el actor Joe Pesci pidió disculpas en su monologo y mostró la imagen del Papa pegada con celo. La NBC conserva esa foto todavía.
La polémica ha vuelto al histórico programa de humor –el año que viene cumplirá 45 años en antena– y esta vez ha sido provocada por uno de sus propios humoristas. El 3 de noviembre el miembro regular del programa Pete Davidson, que en los últimos meses ha sido noticia por su relación exprés con la cantante Ariana Grande –se comprometieron, tatuaron, intercambiaron anillos y chistes de genitales y rompieron en apenas seis meses– repasaba a los candidatos a la campaña electoral que se celebrarían el siguiente martes.
"Quiero que nos alejemos de esta cultura donde exigimos disculpas cada vez que alguien malinterpreta algo. Pero me gustaría que Davidson y SNL reconozcan que los veteranos no merecen que sus heridas sean usadas como material para sus malas bromas" Dan Crenshaw
Davidson repartió cera en varias direcciones. De Greg Pence, hermano del vicepresidente, dijo que “tiene el aspecto de un muñeco Ken que ha pasado un año en el agua”. Del candidato demócrata por Nueva York, Andrew Cuomo, dijo que “parece un tío que liga con tu madre, se queda a dormir y luego desayuna contigo en calzoncillos”. Cuando le tocó el turno a Dan Crenshaw, uno de los candidatos republicanos al congreso por Texas, soltó: “Este tipo es genial, es posible que se sorprenda al escuchar que él es un candidato del Congreso de Texas y no un asesino a sueldo en una película porno”. Y remató: “Lo siento, sé que ha perdido el ojo en la guerra, o algo así”, mientras, en la pantalla se veía la imagen de un sonriente Crenshaw.
La cuestión es que el republicano no lleva un parche en ojo por ser admirador de Falconeti o Nick Furia, no. El exmiembro de los SEAL (la fuerza de operaciones especiales de Estados Unidos) perdió su ojo en la guerra de Afganistán. Durante una explosión en 2012, uno de sus ojos desapareció totalmente y el otro perdió gran parte de su visión. Crenshaw es un veterano de guerra y un héroe nacional, por ello el ataque de Davidson desató las iras en las redes sociales. Las críticas tardaron en manifestarse lo que cuesta encontrar el comando y la almohadilla en el teclado. Y con ellas, la consiguiente exigencia de disculpas, responsabilidades y cabezas rodantes.
Al día siguiente, el propio Crenshaw declaró que la verdadera atrocidad era que la broma "no era original, no era graciosa y solo era mezquina". "Quiero que nos alejemos de esta cultura donde exigimos disculpas cada vez que alguien malinterpreta algo. Pero me gustaría que Davidson y Saturday Night Live reconozcan que los veteranos no merecen que sus heridas sean usadas como material para sus malas bromas", añadió.
El Comité del Congreso Nacional Republicano, a través de su portavoz Jack Pandol, no fue tan elegante: "Que tu novia estrella del pop te abandone no es una excusa para atacar a un héroe de guerra condecorado que perdió su ojo al servicio de nuestro país". El hijo de Donald Trump, Donald Trump Jr., retuiteó las críticas contra Davidson y afirmó que "sonaban más como un editorial izquierdista que ninguna otra cosa que hubiese leído esos días".
Ojo, que Trump Jr. no dijo nada cuando su padre cuestionó que el senador McCain, incapacitado tras sufrir torturas durante su cautiverio, fuese un héroe de guerra, una guerra a la que Trump ni se acercó tras obtener cinco aplazamientos. “No es un héroe de guerra; solo lo es porque lo capturaron y yo prefiero a los que no han sido capturados”, afirmó el hoy presidente durante la campaña electoral para las primarias republicanas. Precisamente la hija del senador McCain también quiso dar su opinión sobre la polémica y escribió: “Ha sido realmente horrible e increíblemente sórdido y ofensivo. Vamos Saturday Night Live, hazlo mejor". Y el programa lo ha hecho, y lo ha hecho mejor.
Momento en el que 'Saturday Night Live' da la oportunidad a Dan Crenshaw para hacer bromas sobre el humorista Pete Davidson.
En el episodio emitido este pasado sábado, Dan Grenshaw (el insultado) apareció al lado de Pete Davidson (el insultador), tras recibir una inmensa ovación. "Gracias por hacer que un republicano se vea bien", empezó Crenshaw, que no tardó en darle un golpecito a Davidson. Como respuesta a sus ofensas, el programa pidió al congresista que devolviese la broma: que comentase con sorna diferentes fotos del humorista para que este recibiese de su propia medicina.
Ante una de sus fotos, por ejemplo, Crenshaw espetó: “Este es Pete Davidson. Es como si la metanfetamina de Breaking Bad fuese una persona”. Después, ambos se pusieron serios: “Hay muchas lecciones que aprender aquí –se arrancó Crenshaw–. No solo que la izquierda y la derecha pueden estar de acuerdo con algunas cosas, sino también esto: los estadounidenses pueden perdonarse unos a otros. Podemos recordar lo que nos une como país". Y, por supuesto, no se olvidó de los veteranos: "Nunca olvide a los veteranos, ni a los que perdimos el 11 de septiembre, héroes como el padre de Pete". Sí, el padre del humorista fue uno de los bomberos que fallecieron en las Torres Gemelas.
Fue el momento más aplaudido de la noche. Y probablemente de la temporada. De muchas temporadas.
Según explicó Crenshaw ayer lunes en el programa Today, el jueves 8 (en plena resaca electoral) recibió una llamada del productor Lorne Michaels en la que le invitaban a participar en un número junto a Davidson. Tuvo dudas: no es un actor y tampoco se considera un orador consumado, pero sí alguien que sabe dónde están las oportunidades. “¿Qué mejor plataforma que dar un mensaje unido para el país, hablar sobre el perdón y luego hablar sobre los veteranos? Me sentí bien y sentí que era lo correcto. Apreciaría si todos dejaran de buscar razones para sentirse ofendidos y de eso se trata todo esto", declaró.
El show de Lorne Michaels podría haberse enrocado en un debate sobre los límites del humor y la corrección política, pero decidió actuar con celeridad y poner la venda después de la herida. El veterano programa tiene mucho que enseñar a la gestión de la polémica del mes en España. El gag de El Intermedio en el que Dani Mateo se sonaba la nariz con la bandera de España todavía colea y ha llegado a episodios tan grotescos como el efecto contagio, con una sucesión de limpiezas nasales con otras banderas en otros programas, la cancelación de su espectáculo teatral en Valencia o esa disculpa basada en “ni siquiera escribo los guiones” de su protagonista. Sin duda la salida más sencilla consiste señalar a alguien peor pagado y cuyo talento, más o menos acertado, sirve para que él parezca gracioso. Aunque probablemente él tampoco haya escrito esa disculpa.
De la misma manera que la disculpa del Saturday Night Live ha supuesto un ejemplo de cintura y encaje y ha sido aplaudida, la de El intermedio no ha conseguido provocado frenar las rescisiones de contratos publicitarios que han sufrido tanto Mateo como el programa y a conseguir enfadar a todos, incluso a sus seguidores.
El otro dia ofendisteis a los fachas por hacer humor, hoy nos habéis ofendido a los demás pidiendo disculpas, decepcionante lo vuestro.
— Que sigue el juego (@fdt_10) November 5, 2018
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.