El regreso millonario del cómico que desapareció 12 años sin dar explicaciones
Nunca antes se pagó tanto a un cómico. Netflix emite el primero de los tres programas con el irreverente Dave Chappelle, que se esfumó misteriosamente en la cumbre de su éxito
Dave Chappelle protagonizó uno de los episodios más rocambolescos del mundo del espectáculo en lo que llevamos de siglo. Sin dar ninguna explicación y sin comunicárselo a nadie abandonó la grabación de su exitoso programa, Chappelle's Show, rompiendo así un contrato de 50 millones de dólares (46 millones de euros) y disparando todas las especulaciones posibles sobre las razones de su huida. Se habló incluso de suicidio. También de secuestro. Otros estaban convencidos de que había ingresado en una clínica de desintoxicación.
"Todo lo que se ha dicho es completamente falso. Tenemos la prensa más irresponsable del mundo", aseguró a su vuelta. "Además, no bebo ni tomo drogas". Esto ocurrió en 2005, cuando Chappelle tenía 32 años. Una semana después de su desaparición, un periodista encontró a Chappelle junto a un grupo de amigos haciendo un tour turístico por Sudáfrica. A la semana siguiente pisaba suelo norteamericano, comenzaba los preparativos de su boda con Elaine Mendoza (su esposa hasta el día de hoy) y se fue a vivir a una granja en el pequeño pueblo de Yellow Springs (Ohio), donde sigue siendo el más ilustre de los apenas 3.500 vecinos. Allí ha criado a sus tres hijos.
Rompió un contrato de 50 millones de dólares y huyó. Se dispararon las especulaciones sobre su desaparición. Se habló incluso de suicidio. También de secuestro
Desde entonces hasta su aparición a nivel masivo, en noviembre de 2016 como invitado en Saturday Night Live, Dave Chappelle (Washington D.C., 1973) apenas se ha prodigado. Ahora vuelve a lo grande con tres programas cómicos para Netflix, que arrancan el 21 de marzo y por los que cobrará 60 millones de dólares (55 millones de euros). Nunca antes se había pagado tanto dinero a un cómico. Son 20 millones por cada programa, de menos de una hora.
Dos cuestiones hay que resolver ahora. ¿Cuál fue el verdadero motivo de la desaparición de Chappelle y en qué forma volverá el cómico más irreverente de su generación? ¿Hemos dicho irreverente? Veamos algunos ejemplos en forma de chistes: “En todas las pandillas de negros tiene que haber un blanco. ¿Sabéis por qué? Porque, en un momento determinado de la noche alguien tiene que hablar con la policía”. O: “Una vez entraron en mi casa y no llamé a la policía. Ni hablar. Mi casa es demasiado guay incluso para mí. Si la policía hubiera entrado me hubieran comenzado a hacer preguntas y habría terminado en comisaría acusado de robarme a mí mismo”.
Alto y desgarbado, vestido casi siempre con ropa ancha y el pelo casi al cero, Dave Chappelle coincide físicamente con el estereotipo de pandillero negro criado en un barrio de viviendas sociales. Mucho más cuando el cómico es oriundo de Washington D.C., capital del país y uno de los lugares de los Estados Unidos con mayor población negra pobre y marginada. Sin embargo, Chappelle tuvo una infancia que podemos calificar de cómoda. Es hijo de dos profesores que, pese a su divorcio, se preocuparon de que sus tres vástagos no pasaran estrecheces.
Tráiler del primero de los especiales que ha grabado para Netflix Dave Chappelle.
El humor de Chappelle es brutal, honesto, va directo a la boca del estómago y en un alto porcentaje gira alrededor de problemas raciales. Sus chistes siempre comienzan por sí mismo y los suyos: "Los niños blancos tienen la terapia y los niños negros tienen alcohol y armas". Y culminan en los otros: "Elián, el niño balsero, tiene que dar gracias a Dios por haber nacido en Cuba. Si hubiera sido haitiano no hubiéramos oído hablar de él en toda nuestra vida. Si Elián González hubiera sido Elián Mubombo de Haití, hubieran empujado suavemente su balsita hinchable de nuevo hacia el mar diciendo: 'Lo sentimos, coleguita, no hay sitio. Buena suerte".
Pero, ¿a qué se debió esa desaparicón? La versión que ha ido dando Chappelle ha cambiado con los años. Su programa Chappelle's Show fue un éxito desde la primera emisión. Pero hubo un importante punto de inflexión: la serie de sketches de Chappelle sobre cómo se hubiera comportado Bush (por entonces presidente de Estados Unidos: hablamos de los primeros 2000) como presidente si hubiera sido negro.
Sentó tan mal a la Casa Blanca que el programa recibió una avalancha de protestas de otras cadenas y vivió durante un tiempo en una fuerte controversia. Se acusó al cómico de no hacer humor si no de querer desprestigiar al presidente recordando uno de las chistes: “No entiendo de política, pero no podría votar a George Bush. No es algo que tenga que ver con la política: es porque sabemos que Bush esnifaba cocaína y no quiero tener a un cocainómano en la Casa Blanca. ¡Joder, esto es muy grave! ¡Un cocainómano podría vender los secretos nucleares por 20 o 30 dólares!”.
Nunca antes se había pagado tanto a un cómico. Son 18,5 millones de euros por cada programa, de menos de una hora cada uno
El estilo extremista de Chappelle, sin embargo, conectó con la audiencia y Comedy Central no tuvo ningún inconveniente en firmar por una nueva temporada (pasó de cobrar 1 a 5 millones de dólares). Como esta segunda entrega consagró a Dave Chappelle como uno de los mejores cómicos del país, la cadena le puso delante de las narices otra nueva oferta para dos temporadas más a cambio de 50 millones de dólares.
Mientras tanto, Chappelle tuvo su temporada más fiestera y se le veía de marcha con Kanye West y con algunas de las celebridades más importantes. Ese ambiente, lejos de entretenerle o divertirle, le sumió en una especie de pánico a la fama que se vio acrecentado cuando Comedy Central quiso recortar el control creativo de Chappelle. Se sintió incómodo y, por primera vez en su carrera, estalló encima de un escenario.
Fue en junio de 2005, en un club de Sacramento. El público le exigió que interpretara a los personajes de su programa de televisión y él vociferó: “¿Sabéis por qué mi programa es tan bueno? Porque los dueños de las cadenas opinan que sois idiotas y que no estáis preparados para lo que hago. Sin embargo, cada día me peleo con ellos y les digo que sois inteligentes, que vais a comprender lo que hago. Pero me equivocaba. Sois una panda de imbéciles”.
Desde aquel incidente no se le vio más actuando. En septiembre comenzaba la grabación de la tercera parte de su espectáculo. Así lo explicó: "Salí disfrazado y maquillado del camerino como uno de los personajes y uno de los técnicos comenzó a reírse. No era una risa normal. Era la primera vez en mi vida que sentía que se estaban riendo de mí y no conmigo. No pude soportarlo".
Al día siguiente Chappelle no se presentó a trabajar y no dio señales de vida. Al otro día tampoco. Los productores lanzaron un comunicado diciendo que tenía gripe y que se estaba recuperando. Poco después se filtra la noticia de su desaparición. Su agente, su publicista y su hasta entonces mejor amigo y coguionista del programa, Neal Brennan, reconocen que no saben dónde se ha metido.
En las pocas entrevistas que concedería en los años posteriores Dave Chappelle habla de los motivos de su desaparición. Teme que su espectáculo sea "socialmente irresponsable". Y, sobre todo, del miedo a la fama y a ser el blanco fácil de la prensa sensacionalista. También habla de una de las más antiguas reivindicaciones de la comunidad afroamericana: ser los dueños de su propio destino, tener el control artístico y convertir a su éxito o a su fracaso en una consecuencia de sus propias decisiones.
Sus actuaciones han sido pocas desde su huida y, excepto las 10 noches seguidas con llenos en el Radio City Music Hall de Nueva York en 2014, todas han sido improvisadas o mal calculadas. La verdadera vuelta del rey de la comedia afroamericana tendrá lugar el 21 de marzo, cuando Netflix emita el primero de los tres especiales de comedia que ha apalabrado con Chappelle. 60 millones de dólares. No está nada mal tras 12 años de ausencia que, en el lenguaje de los cómicos, suele significar muerte artística.
Chappelle regresa justo cuando el mundo está más necesitado de risas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.