El bulo es fruta de temporada electoral

Cuando en la secuela de Aterriza como puedas el jefe de torre que eligió un mal día para dejar de fumar, beber y vivir en general, pide que le cuenten qué ha provocado la última crisis de la aerolínea, el pizpireto Jacobs se arranca con un “verá, primero se enfrió la tierra y después llegaron los dinosaurios…”, un gag que ejemplifica, de manera extrema, lo sé, cómo se debería informar. Ninguna noticia se entiende sin contexto, sin mirar atrás.

No hace falta llegar al Precámbrico para explicar el asalto al Capitolio, basta retrotraerse al día que Rupert Murdoch, indisimulada inspiración del Roy Logan de Succession, fundó Fox News y consolidó un imperio que no pretende entretener sino influir políticamente a una sociedad que ya no distingue entre información y espectáculo. Para entender el terrorismo informativo auspiciado por él y su secuaz, el depredador Roger Ailes, hay documentos excelentes: La voz más alta, El escándalo, La saga Murdoch o Divide y triunfarás.

La cadena estadounidense acaba de pagar 787,5 millones de dólares por asegurar que en las pasadas elecciones las máquinas electorales estaban trucadas para favorecer a Biden. Una falacia que regularmente trata de calar en España, el bulo es fruta de temporada electoral. Fox News no pagó por haber mentido, sino para evitar un juicio que expondría que lo hacía a sabiendas, que ve a su audiencia como meros tontos útiles.

Somos parte del problema; hemos renunciado al contexto, un valioso antídoto contra los bulos; nos informamos a través de tuits y limitamos nuestra atención a los titulares, a una inteligencia artificial medianamente maliciosa no le duraremos un asalto. Podemos señalar a quienes tratan, generalmente de manera burda, de engañarnos, pero como canta Ricardo Arjona, el problema no es que mientan, el problema es que los creemos.

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