Pudo llamarse ‘Ellas y ellos’ y convirtió a Fran Perea en estrella en Finlandia: ‘Los Serrano’ cumple 20 años
El 22 de abril de 2003, Telecinco estrenó la serie que tendría uno de los finales más polémicos de la historia de la televisión. Reunimos a los hermanos Daniel y Arantxa Écija, creador y una de las directoras de la ficción, para recordar su trayectoria
Si viajáramos en una máquina del tiempo al 22 de abril de 2003, hace exactamente 20 años, esta noche Telecinco estrenaría una serie en la que un viudo con tres hijos y una divorciada con dos hijas comenzaban una nueva vida tras casarse. Ellas y ellos, una repentina familia numerosa con miembros procedentes de mundos diferentes, estaban obligados a entenderse bajo el mismo techo. Empezaba Los Serrano. Este sábado, Telecinco (11.00) emite un especial con los mejores momentos de la serie, tomas falsas e inéditas, además de imágenes del encuentro de algunos de sus actores que ya recoge el videoclip de Uno más uno son siete, de Fran Perea y Despistados. Además, la cadena emitirá el primer episodio y Factoría de Ficción ofrecerá un maratón con episodios emblemáticos.
Dos décadas después, reunimos a los hermanos Daniel y Arantxa Écija, creador de la serie y una de sus directoras, respectivamente, para volver la vista atrás.
Eran buenos, buenísimos tiempos para la ficción televisiva nacional en abierto, la única con producción propia entonces. Globomedia venía de encadenar éxitos en Telecinco tras Médico de familia y Periodistas. “Periodistas era una serie de tinte profesional. La tentación era seguir por ahí, pero nosotros creíamos que había una forma de hablar de las nuevas familias y la nueva convivencia en las casas del siglo XXI partiendo de las diferencias de géneros, ellas y ellos, que incluso se barajó como título para la serie, fue el título de trabajo, Ellas y ellos”, recuerda Daniel Écija, ahora al frente de la productora Good Mood.
“Había la valentía de plasmar en las series lo que era la calle”, añade Arantxa Écija. “El público premia los nuevos escenarios y el atrevimiento. Y nos habíamos ganado la libertad creativa”, completa Daniel. Rápidamente, ese público se identificó con aquellos personajes que salían de la calle y aquellas historias a medio camino entre la comedia y el drama pero cargadas de esperanza. La primera temporada obtuvo una media de 4.840.000 espectadores y un 31,1% de cuota de pantalla, cifras hoy impensables para una emisión que no sea futbolística. Algunos capítulos de la tercera temporada, en 2004, superaron los ocho millones de espectadores. Según los audímetros, una cuarta parte de España veía Los Serrano. En las oficinas se comentaba lo que ocurrió la noche anterior y en el metro la gente utilizaba a discreción el “mayormente” de Fiti o la “mirada sucia” de Diego Serrano.
“Eran personajes con mucha luz, que permitían la identificación. Identificas lo propio español, lo mediterráneo, la amistad, la hermandad, el padre, el hijo, el abuelo, una bronca, una escobilla… Identificarte con lo que ves en la calle en 2003 premió mucho a Los Serrano. Que si un personaje era machista o no entendía a las mujeres, lo decía, lo verbalizaba”, continúa Arantxa. De sus palabras, surge una pregunta habitual: ¿se podría hacer ahora algo así? “Se podría, y el público lo recibiría bien, pero no sé cómo lo recibirían las redes, esa masa. A veces en la profesión tenemos ciertos miedos, y no sé si hasta cierto punto hemos dejado de escuchar al público; y ahí hago autocrítica”, dice la actual directora de Ficción de Mediaset.
“No es una fórmula fácil, esa sensación de que estás viendo una serie conectada con la calle y a la vez que sea divertida, emocional y dar una esperanza de que la vida puede ser bella. Creo que no se hace más porque es difícil. La televisión debe seguir siendo el psicólogo de las casas, es muy terapéutico verte en el espejo. Pero es más fácil ir a otros géneros más oscuros. Parecería sensato que volviéramos a determinado tipo de comedias sobre la convivencia que te obligan a hablar de tus costumbres y tu cultura y tienen muy buena acogida en términos de público. Somos únicos en eso”, añade Daniel Écija.
Hablando de los antecedentes de Los Serrano, además de las anteriores series de la productora, Arantxa Écija menciona títulos como La casa de la pradera, Con ocho basta y las sitcoms familiares con las que crecieron los dos hermanos. “Pero bebía mucho de la calle”, completa Daniel. “Nosotros nos habíamos criado en Alcorcón y Móstoles, y ayuda mucho traer tus costumbres, los gestos y tradiciones de la calle, el mundo real y la clase trabajadora. Uno de los grandes activos que tenemos es nuestra procedencia y nuestra educación. Venir de una familia normal. Los Serrano habla de la autoestima, la inseguridad, las segundas oportunidades, el primer amor, la convivencia, la amistad, la educación”, añade.
Talento delante y detrás de las cámaras
Los Écija destacan el gran talento delante y detrás de las cámaras. El reparto fue un rompecabezas en el que todo encajó. El Fiti de Antonio Molero era casi una evolución del personaje que el mismo actor interpretó en Médico de familia, Poli. Antonio Resines venía de ganar un Goya cinco años antes por La buena estrella. Julia Gutiérrez Caba ponía la clase propia de una gran dama de la actuación. Belén Rueda era una apuesta de la productora. “Venía de hacer un papel pequeño, pero todos en la serie sabíamos de su potencial, aunque era difícil explicar porque era muy cercana a nosotros [Rueda y Daniel Écija estaban casados entonces]. Y Jesús Bonilla era un espectáculo dentro y fuera del plató”, repasa el guionista. A ellos se sumaron un casting infantil y juvenil, que también dio en la diana. Detrás de las cámaras, nombres como los de Álex Pina, Olga Salvador, Begoña Álvarez, Pablo Olivares… Carlota Pereda (Cerdita) fue script en esta producción. Los Serrano y otras muchas series de principios de siglo ejercieron como gran gimnasio de ficción audiovisual para decenas de profesionales.
Poco después les llegó el éxito internacional, con adaptaciones en múltiples países. Bulgaria, Grecia, Italia, Turquía, República Checa… El caso de Finlandia es especialmente destacable. “Fran [Perea] fue a dar un concierto de algo relacionado con auroras boreales, y cuando aterrizó, lo llevaron a un plató en directo en prime time a hablar de la serie. Por la carretera perseguían su furgoneta como si fuera Justin Bieber”, recuerdan los Écija.
Nueva vida en TikTok
Los aproximadamente 30 episodios por año, de 70 minutos cada uno, que tenían que rodar, les dejaron poco tiempo para disfrutar del éxito. Además, tenían que hacer frente a contratiempos como un accidente de Antonio Resines en moto que le mantuvo alejado del trabajo varios meses, o el éxito de Mar adentro, por la que Belén Rueda ganó el Goya a la mejor actriz revelación. Algunas curiosidades: los espectadores quizá no recuerden que Elsa Pataky enamoró a Fran Perea en la ficción, o que Alfredo Landa participó en tres episodios interpretando al hermano mayor de Diego y Santi Serrano. “Alfredo Landa iba a ser protagonista de Periodistas, pero recibió una oferta extraordinaria y nos dejó tirados. Tenía mala conciencia por ello y años después me llamó para disculparse y dijo que haría lo que quisiera, así que le dije que saldría en Los Serrano. Tenía un caché muy alto, era Alfredo Landa, pero dijo que no iba a cobrar, y estuvo tres capítulos sin cobrar porque decía que nos lo debía”, rememora Daniel Écija.
Curiosamente, dos décadas después, Los Serrano ha tenido una nueva vida entre el público joven, que ha descubierto la serie a través de vídeos virales en TikTok. “La trama de la pandilla, desde los libros de Los Cinco hasta Verano azul, funciona siempre. La adolescencia y preadolescencia es la misma, con la amistad, saltarse las normas, la educación, los profesores… La preadolescencia la tenemos muy abandonada en las series. Les hacemos desaparecer, pero no viven nada. Hay un montón de niñas desaparecidas, pero no hay manera de verles montar en bici. Stranger Things es maravillosa, pero se va a unos sitios muy oscuros. Hay algo en poner un petardo a la profesora que es universal”, reflexiona Arantxa Écija.
Y al final…
Luego llegó el final. Pocos finales de series han dado tanto que hablar y han provocado tantos chistes. “Recuerdo estar en Tres Cantos con mi hija jugando al fútbol y por teléfono tuve una inspiración. Creo que tenía que haberlo pensado un poco más”, ríe Daniel Écija. “En mi vida había pasado cosas que no quería que hubieran pasado, y este es un trabajo que tiene mucho que ver con tus sentimientos y tus emociones. Hubo un momento en el que, si hubiera podido dar marcha atrás, lo habría hecho. Y no medí… Desde luego, hizo ruido”, repasa el guionista y productor.
“Es un final con unas incongruencias… No caí en que los críos habían crecido. Salvo ese pequeño detalle, todo iba bien”, bromea Écija. “Debo ser la única persona que todavía cree que fue una buena elección. Igual la ejecución la teníamos que haber pensado un poco más, pero la elección teórica de que te puedas permitir el lujo de decir que todo lo que hemos visto no ha ocurrido… La serie estaba en un sitio muy difícil, habíamos girado mucho…”, justifica Écija. Su hermana concuerda en la dificultad de terminar una serie como Los Serrano. “Las series de largo recorrido viven de los personajes y las emociones, no de las tramas. ¿Cómo haces para que termine cuando vas con ellos de la mano y les ves crecer? No había final posible, estoy convencida. Hubiera sido mejor un fundido a negro”, remata.
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