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Televisión en Nochebuena
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tu programación navideña me suena

En una recta final de año en la que tantos planes se han desbaratado a última hora, las cadenas han apostado por lo seguro y repetido fórmula en una noche en la que ha reinado el legado de Mecano, y Alaska y Mario han sido omnipresentes

Ana Torroja y Alaska, en el especial de Nochebuena de La 1.
Ana Torroja y Alaska, en el especial de Nochebuena de La 1.Javier Herraez (RTVE)
Eva Güimil

Este año nos prometíamos una Navidad sin sobresaltos, y la virulencia de la ómicron nos ha deparado una noche en la que, esperando el bullicio de La gran familia, nos hemos acabado viendo como el solitario Theodore Twombly de Her. Lo que no ha sido una sorpresa es que la programación de la noche haya seguido la línea insulsa y descafeinada a la que nos tiene acostumbrados en los últimos años y a la que solo prestamos atención porque lanzarse a las plataformas no es manera de honrar las fiestas como es debido.

TVE volvió a confiar en ese Telepasión que en 1990 triunfó por su capacidad para sorprendernos mostrándonos una cara inédita de rostros tan familiares como desconocidos. De ahí que cuando, en su primera edición, Pedro Piqueras se arrancó con Cambalache nos quedáramos con la misma cara que Hugh Grant cuando su chófer en Love Actually entona Good King Wenceslas con voz de bajo barítono.

El mejor invento de la televisión navideña funcionó por el shock que suponía ver a presentadoras tan circunspectas como María Escario cantando Ay, Tani, mi Tani o a Elisenda Roca cambiando las cifras y letras por Piensa en mí. Pero desde que los géneros se han difuminado y hasta los informativos tienen su parte de show, que sus caras visibles se cimbreen al son de Gloria Trevi sorprende lo justo, y más cuando sin el rótulo cuesta identificar al intérprete e incluso el programa al que representa. Aunque siempre hay momentos que lo justifican, como ver a la imprescindible Paloma del Río, de la que nos despedimos este año, cantando y bailando al ritmo de Mon Amour. Un momento tan gozoso que casi se perdona que antes hayamos visto cantar a casi la totalidad de los 6.537 empleados del ente.

Boris Izaguirre y Ana García Obregón, en 'Telepasión'.
Boris Izaguirre y Ana García Obregón, en 'Telepasión'.

El hilo conductor de este año era un viaje en avión de esos que hemos hecho tan poquitos últimamente y tenía como maestros de ceremonias a Boris Izaguirre y Ana García Obregón. Tirando de oficio y entusiasmo contagioso, lidiaron con un guion flojo que, agarrado a alguno de los gags más manidos de Aterriza como puedas, pretendió abarcar tanto que acabó pareciendo un publirreportaje de RTVE.

Tras Telepasión, al que después de 31 ediciones le urge un paso por el taller, TVE mantuvo un año más la fórmula “a mí me daban dos” que empezó con Ana Torroja cantando todos los éxitos de su carrera. Tener como contenido la música de Mecano es como jugar una partida de tute con todas las cartas del palo que pinta. Las canciones del trío son hitos que trascienden generaciones y el alborozo con el que Ana fue recibida en las redes sociales dejó claro que al legado de Mecano no le pesan las polémicas: ni las haciendas, ni las “mariconeces”, ni las pirámides aztecas. Marineros, soldados, solteros, casados y amantes y andantes se rindieron a sus dúos con Raphael, Malú o Alaska y su inseparable Mario Vaquerizo. Si, como decía Debussy, la música es el espacio entre las notas, la programación televisiva española es el espacio entre una aparición de la pareja y otra. Ayer, transversales como son, se pasearon por las tres cadenas.

Aitana, otra de las invitadas de Torroja, fue la segunda estrella de la noche. Pasó de cantar Mujer contra mujer en karaokes a hacerlo a dúo con Ana en un momento que pareció la versión cañí, pacata y para todos los públicos de Me Against The Music, de Madonna y Britney Spears.

Aitana y David Bisbal, en el especial de Nochebuena.
Aitana y David Bisbal, en el especial de Nochebuena.Manu_Carmona

Si TVE no se molestó en renovarse, La 2 directamente metió en el reproductor la misma cinta TDK de 240 minutos grabada en 1993 con gags de Tony Leblanc, Chiquito o Tip y Coll, su Cachitos humorístico de cada fiesta de guardar. Tan previsible como infalible porque ¿puede cansarse alguien de escuchar chistes de Eugenio?

Telecinco es la que más se ha diferenciado respecto al año pasado. Se quitó los ruedines que supone el Universo Sálvame y, con Joaquín Prat y Lara Álvarez a la cabeza, recuperó una de esas galas que son carne de zapeo y en las que lo mismo te encuentras a Omar Montes que a Café Quijano o a —y esto sí fue desconcertante— una ventrílocua. Una propuesta tan sorprendente como ver a Sofía Cristo en Mediaset sin que nadie le haga un polideluxe ni haya llantos o confesiones grandilocuentes.

Después del derroche de medios de Telepasión con su vestuario despampanante y una realización que recordaba a los tiempos más delirantes de Valerio Lazarov, la gala de Telecinco pareció una función escolar bienintencionada pero humilde como la casita de paja del cerdito más vago.

Lara Álvarez y Joaquín Prat, presentadores de la gala de Nochebuena de Telecinco.
Lara Álvarez y Joaquín Prat, presentadores de la gala de Nochebuena de Telecinco.

Antena 3, que durante todo el año le ha peleado la audiencia a Telecinco con movimientos estratégicos que habrían emocionado al general Rommel a base de encajar en su parrilla pacatos dramones turcos y programas de famosos haciendo cosas, dio por perdido de antemano el share de la Nochebuena y se abonó a los refritos de los momentos más divertidos del año y al enésimo remontaje de Tu cara me suena. Solo el hashtag en pantalla nos recordaba la noche que era. Sorprende que Atresmedia sea incapaz de pergeñar un programa original y competitivo para la fecha, mientras en su casa Ibai Llanos, al que la ómicron también le torció los planes a última hora, se puso un gorro de Papá Noel, echó unas partidas de Clash Royale y consiguió que más de 80.000 espectadores le acompañasen en Twitch.

Siguiendo su propia tradición, Cuatro se decantó por el cine familiar con El viaje de Arlo y Ice Age: el gran cataclismo. Cabe recordar que esta es la misma película que emitió en la Nochebuena de 2019 mientras el mundo tal como lo conocíamos se empezaba a descomponer ante nuestros ojos. No vamos a echarle la culpa a Scrat del apocalipsis a cámara lenta que vivimos desde entonces, pero por si acaso hay puertas que sería mejor no volver a abrir. Si en marzo estamos nuevamente peleándonos por el último saquito de masa madre y suscribiéndonos al reto de las 400 sentadillas de Patry Jordán, ya sabemos a quién echarle la culpa.

La Sexta también se tomó la noche como otro viernes cualquiera y no nos sustrajo nuestra ración de Gloria Serra enfrentándose a terrores cotidianos como las falsas croquetas caseras con la misma gravedad que Oriana Fallaci al Ayatolá Jomeini.

Una imagen del documental 'Crock of Gold: bebiendo con Shane MacGowan'.
Una imagen del documental 'Crock of Gold: bebiendo con Shane MacGowan'.

Hubo que esperar a la madrugada para encontrar la propuesta navideña más original y fascinante. Movistar Estrenos celebró el cumpleaños del etílico Shane MacGowan, cantante de The Pogues, con la emisión de Crock of Gold: bebiendo con Shane MacGowan. Para disfrutarlo da igual no ser un fan del grupo, ni siquiera saber quién es MacGowan. Desde el momento en el que arranca el documental de Julian Temple es imposible sustraerse al magnetismo de una vida marcada por el talento y la adicción. Una oda a la destrucción física y la reconstrucción dental de un genio que con Fairytale in New York compuso un villancico laico incontestable. Está disponible en Movistar+ y en Filmin. Si las propuestas de las televisiones generalistas le han sabido a poco, regálenselo, será el único contenido de esta noche que recordarán el año que viene.

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Sobre la firma

Eva Güimil
Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y 'Vanity Fair'. Ha publicado la biografía de Mecano 'En tu fiesta me colé'.

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