Utilidad de una pirámide azteca

A Madrid le venía faltando una pirámide azteca y ha venido Nacho Cano, el de Mecano, a solucionar el asunto. El músico ha propuesto al Ayuntamiento erigir una de casi 30 metros —unos ocho pisos— en una parcela municipal vacía del distrito de Hortaleza, en la avenida de Machupichu. Levantada la pirámide (y excavado un aparcamiento subterráneo de 400 plazas) el complejo servirá para alojar un musical sobre Hernán Cortés escrito por el mismo Cano. El municipio, en principio, está de acuerdo. El autor de Maquíllate, amigo de Isabel Díaz-Ayuso, pagará 450.000 euros al año por el alquiler del terreno. Pero la pirámide deberá ser, por así decir, de quita y pon, porque a los cuatro años, según se desprende de las informaciones publicadas, la parcela tendrá que volver a su estado actual (esto es: abandonada) sin nada encima. Supongo que para amortizar la inversión, Cano se llevará de gira el musical, la pirámide desmontable y el aparcamiento y hará galas por provincias como los circos ambulantes de hace unos años.

Hay parcelas a las que parece que les ha mirado un tuerto. Esta de Hortaleza es un ejemplo. No es el primer uso paranormal para la que ha sido destinada, ya que estuvo muchos años, por medio de un convenio municipal, en manos del mismísimo José Luis Moreno

Hay parcelas a las que parece que les ha mirado un tuerto. Esta de Hortaleza es un ejemplo. No es el primer uso paranormal para la que ha sido destinada, ya que estuvo muchos años, por medio de un convenio municipal, en manos del mismísimo José Luis Moreno, que tenía pensado construir en ella el denominado Mausoleo de las Tres Culturas (sic), que a saber qué sería eso. Su arresto por su presunta relación con el crimen organizado evitó que el proyecto se llevara a cabo, para alivio del vecindario y satisfacción de Cano, que se apresuró a presentar una alternativa a la altura.

Los vecinos, tan faltos de imaginación, tan pegados a la calle y a los problemas de aquí y ahora, llevan años reclamando que la parcela sirva para construir un centro de Formación Profesional. Seguro que hay muchos hijos de estos vecinos que, tal vez, en un centro así, se formarían cerca de casa para ejercer un oficio que les permitiera en un futuro encontrar un empleo que nos sea el de cantante pop y que les librara de los contratos saltimbanqui de un día tengo trabajo y otro no. Pero al Ayuntamiento le parece más útil una pirámide azteca.

Todo es tan disparatado que acabo de apostarme una cena en un restaurante mexicano con un compañero del periódico a que, después de darle mil vueltas burocráticas, de enseñar planos aquí y allá, de conseguir unos y otros su buena dosis de publicidad, la pirámide no se construirá. Lo malo —me apuesto otra cena con quien sea— es que el centro de FP tampoco.

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