Freno al acoso, monetización y botón de editar: así podría Elon Musk mejorar Twitter
Especialistas en plataformas digitales y tuiteros de renombre imaginan cómo perfeccionar la red social y los cambios que debería introducir su nuevo dueño
El magnate Elon Musk promete revolucionar la red social más influyente del planeta. Su entrada en la sede de Twitter cargando con un fregadero —rotunda metáfora con juego de palabras— y el fulminante despido de los directivos principales nada más aterrizar sugiere cambios rotundos en la gestión de una plataforma que ha sido trascendental en el modo en que se expresan los líderes mundiales, se comunican las noticias, se venden las marcas y se difunden los memes culturales. Por una vez, Musk abandonó sus habituales troleos y se puso serio para explicar en un comunicado su “motivación” para adquirir la compañía: “No lo hice porque fuera fácil. No lo hice para ganar más dinero. Lo hice por la humanidad, a la que amo”. Y añadió: “Es importante para el futuro de la civilización tener una plaza pública digital común”.
El problema, obviamente, es que no todo el mundo está de acuerdo en cómo debe ser esa plaza pública, ni cómo conseguir que sea beneficiosa para “la civilización”. Mientras el hombre más rico del mundo atiende ya las peticiones de algunos usuarios, EL PAÍS ha contactado a especialistas en distintos ámbitos del mundo digital y también tuiteros de renombre para que imaginen cómo mejorarían esa plaza de la que habla Musk. Desde frenar las amenazas a incentivar económicamente a los creadores de contenidos, estas son sus propuestas:
Mariluz Congosto (@congosto)
La investigadora Mariluz Congosto, especialista en el análisis del comportamiento de los usuarios de Twitter, muestra recelo sobre los planes del nuevo dueño de la compañía. “Soy muy pesimista con la llegada de Elon Musk a Twitter. Creo que la moderación va a ser más laxa, lo que implicará más crispación”, subraya vía correo electrónico. Desde su perspectiva, Twitter modera mal: “Da demasiado peso a las denuncias sin analizar si son organizadas”.
Esta analista de redes sociales de la Universidad Carlos III sostiene que, en España, hay dos grupos en los extremos ideológicos, que son los que suspenden la mayoría de las cuentas, y hace falta transparencia. “Tampoco está claro el criterio para decidir si un tuit viola las normas. Por último, el sistema de apelación es lento y arbitrario”, concluye Congosto.
Borja Adsuara (@adsuara)
El profesor de Derecho Digital Borja Adsuara espera que Musk cumpla con su palabra de no borrar tuits o perfiles: “Él prometía que iba a ser mucho más respetuoso con la libertad de expresión. Y eso es lo que estamos esperando los usuarios. Ya no como experto, sino como tuitero: no estoy de acuerdo con que Twitter y otras plataformas como Instagram y Facebook hayan pasado de ser plataformas neutrales donde no eran responsables de los contenidos de los usuarios a que decidan qué contenidos se admiten o no. ¿Quién es Twitter o cualquier red social para decir qué es verdad y qué es mentira? Para eso está la libertad de expresión y de información, y los medios, con distintas líneas editoriales”.
Con respecto al riesgo que eso puede suponer para la propagación de fake news, Adsuara sostiene que analizar si una noticia es verdadera o falsa una a una es muy complicado. “Lo que hay que hacer es desarticular las campañas artificiales de desinformación que usan cuentas falsas o bots”, opina.
Ana Pastor (@_anapastor_)
La periodista y fundadora de Newtral es frecuente blanco de ataques orquestados en la red social: “Por primera vez en más de 10 años, he tenido que cerrar los comentarios en mi cuenta. Primero fueron las campañas de la ultraderecha y ahora la ultraizquierda. Pero también desde hace años es habitual leer la palabra ‘puta’ o gente que me desea la muerte en mi timeline. Claramente, hemos ido a peor”, lamenta. Y cuenta lo que debería cambiar, por propia experiencia: “He llegado a denunciar ante la Policía a un tipo que lo menos grave que me deseaba era una violación en grupo. Y no pasó nada. No sé si la solución es eliminar el anonimato de las cuentas, porque me consta que el anonimato es una forma de supervivencia en países donde se persigue la libertad de expresión. Quizá para evitar el acoso y la polarización, Twitter debería usar toda la tecnología que posee en la detección y eliminación de aquellas nuevas cuentas creadas para el hostigamiento”.
Qué tristeza. Un abrazo fuerte @ElviraLindo y Antonio Muñoz Muñoz Molina.
— Ana Pastor 🇪🇸 (@_anapastor_) July 23, 2021
Contra el odio y las amenazas. https://t.co/AXSYmFtm02
Y denuncia: “Están haciendo algo, pero desde mi punto de vista es insuficiente y eso me hace pensar que quizá el ruido les interesa para sostener su modelo de negocio”. Además, Pastor cree que la plataforma “debería de tomarse más en serio la lucha contra los bulos y la desinformación”. “Cuando ha tomado alguna decisión, como pasó con Donald Trump [a quien Twitter cerró la cuenta], por poner un ejemplo, lo hace sin un esquema claro, transparente o coherente de los motivos”, lamenta.
Gemma Galdón-Clavell (@gemmagaldon)
La directora de la empresa auditora de algoritmos Eticas Tech sostiene que plataformas como Twitter deberían asegurar que los espacios de opinión global sean libres, pero con responsabilidad. “Hay que invertir recursos para que sea un espacio sano de comunicación, donde no se amplifican contenidos de odio, tóxicos o ilegales. Todas las plataformas han intentado automatizar esos procesos y hemos visto que la automatización no funciona bien”, afirma Gemma Galdón-Clavell. Y añade: “Me temo que las intenciones de Musk van totalmente en contra de esa necesidad, tanto de invertir más como de asegurar que sea un espacio donde la opinión, los datos personales y los usuarios no se comercialicen”.
La experta en asuntos relacionados con ética y tecnologías argumenta que encontrar el equilibrio entre la libertad de expresión y la libertad de cada uno de “no sentirse violentado” es muy complejo. “Quien debería sentar las bases de ese equilibrio es el espacio público, es la política. Y como no lo ha hecho, tenemos un espacio muy anómalo donde son las plataformas las que deciden quién habla y quién no. Eso es terriblemente peligroso para los sistemas democráticos. Entendemos que las decisiones de calado o colectivo se deben tomar desde los parlamentos y no desde los consejos de las empresas privadas”, defiende.
Manuel Bartual (@ManuelBartual)
Como guionista, Bartual logró un éxito sin precedentes al desarrollar una ficción en tiempo real narrada en Twitter, una historia de misterio que mantuvo en vilo a cientos de miles de usuarios. Y sus propuestas se mueven en ese plano, el de incentivar a los creadores de contenidos para que desarrollen su creatividad en la plataforma: “Mucha gente agradecería un programa de monetización al estilo del que ofrece YouTube. Hay muchos usuarios de Twitter creando contenido para la plataforma de forma regular y cuya única forma de sacarle rédito a su trabajo es a través de contenido patrocinado o acciones que desarrollan en paralelo, como la publicación de libros o colaboraciones en medios”, lamenta. “Si Twitter garantizase unos ingresos a todos esos creadores, podrían centrarse en crecer profesionalmente sin alejarse de la plataforma. Y esto es algo que le resultaría beneficioso a todos: a Twitter, a los creadores y a la audiencia”, resume Bartual.
Ando de vacaciones desde hace un par de días, en un hotel cerca de la playa. Iba todo bien hasta que han comenzado a suceder cosas raras. pic.twitter.com/6gd7Rqs6bL
— Manuel Bartual (@ManuelBartual) August 21, 2017
Además, considera que “la verdadera asignatura pendiente no la tiene Twitter, sino nosotros. Estamos en 2022, pero todavía seguimos siendo trogloditas digitales. Las soluciones que leo para mejorar la conversación pública y tratar de evitar los casos de acoso o linchamiento suelen pasar por limitar la libertad de expresión, y esa no creo que sea una puerta que debamos abrir”. Bartual propone otro enfoque: “Hay que ir a la raíz del problema e invertir en educación digital. El día en que todo el mundo comprenda que detrás de cada arroba hay una persona será cuando conseguiremos un Twitter mucho más sano”.
Lucía Taboada (@TaboadaLucia)
Esta periodista de la Cadena SER, muy conocida en Twitter por sus tuits humorísticos ligados a la actualidad, pide más trabajo contra el problema de los bulos: “Lo que me gustaría, que parece que no sucederá, es que Twitter limitase con más fuerza las fake news; que se pusiesen más barreras contra la desinformación. Digo que no tiene pinta de que vaya a suceder porque todos los mensajes de Musk hasta el momento se han referido justo a lo contrario: a ser más indulgentes con las políticas de moderación. De hecho, hace nada tuiteó que el “pájaro ya vuela libre”, una metáfora bastante evidente en ese sentido. Musk no solo ha adquirido Twitter por rentabilidad económica, también para controlar la conversación global”.
the bird is freed
— Elon Musk (@elonmusk) October 28, 2022
Taboada añade otra petición ya mítica entre los usuarios: “Donde sí podría apuntarse un minipunto es estableciendo un botón de edición de los tuits, una reclamación histórica por parte de los tuiteros, especialmente de los communities managers torpes. Creo que aquí tendría bastante consenso porque en erratas de Twitter hemos caído todos”.
Fernando de Córdoba (@gamusino)
El estratega de marcas Fernando de Córdoba haría varios cambios, empezando por facilitar el acceso al personal de la compañía, para que los creadores de contenido puedan resolver sus problemas con la ayuda de humanos: “Lucharía más contra el acoso, el plagio y todo lo relacionado con el acoso y la humillación. También daría mayor apoyo a empresas, anunciantes y a creadores de contenido. Es ridículo que una persona pueda perder su cuenta porque unos cuantos detractores se pongan de acuerdo para tumbarla”. Además, lamenta que “aunque tengas cientos de miles de seguidores o una cuenta verificada, no hay una atención personal” en la plataforma. “Es lo que más falta le hace a Twitter”, opina. “Hay pequeños detalles de funcionalidades importantes, pero lo principal que habría que arreglar son los temas de acoso y de que se puedan tirar cuentas”, insiste.
Álvaro Ortigosa (@a_ortigosa)
El director del Centro de investigación en Ciencias Forenses y de la Seguridad (ICFS-UAM) Álvaro Ortigosa defiende que, como usuario, está contento con Twitter y que tendría “precaución” en hacer cambios. Sin embargo, considera que el gran problema son las cuentas automatizadas que generan contenido sospechoso a gran escala: “Entiendo que debe haber una decisión firme, una voluntad clara de combatir los bots. Es en este punto donde considero que Elon Musk y aquellos que tengan poder de decisión deben intervenir”, explica este especialista en detectar este tipo de cuentas. “Esto no es fácil, porque Twitter considera que gran parte del éxito de la plataforma reside en la posibilidad de implementar bots. Técnicamente, existen varias alternativas que tal vez no los eliminarían por completo, pero sí que harían muy difícil su funcionamiento”, asegura.
- AQUI LO TRAIGO PA APUNTARLO AR KARATE
— MALACARA (@malacarasev) January 18, 2022
- Y ESTE NIÑO??? ES SU PRIMER DIA??
- SI SU PRIMER DIA DILE ARGO MIGUE
- CHI
- MU BIEN PO ER KARATE LOS MARTE Y LOS JUEVE A LA SEI MIGUE VALE???
- MALE
- YA VERA KE BIEN HAY MUCHOS NIÑO Y NIÑA Y SE LO PASAN MU BIEN pic.twitter.com/afWNxREf06
Lucas Melcón, alias MALACARA (@malacarasev)
El sevillano Lucas Melcón, conocido en la red como MALACARA por sus contenidos humorísticos con acento andaluz, coincide en parte con Bartual en que debe protegerse a los creadores que llenan Twitter de contenidos: “La gente que crea cosas con honestidad y se dedica a esto debería tener más respaldo de la plataforma. Que se cuide a los que estamos al pie del cañón, que al final somos nosotros los que generamos el tráfico que les da el trabajo a ellos; eso hay que defenderlo como quien defiende los derechos de los trabajadores, ¿quién crea la riqueza?”, reivindica.
Además, resalta la necesidad de “humanizar la plataforma y perseguir a la gente que dice mentiras”. “Twitter, además de una red social, es un medio de comunicación y debe atenerse a las normas: no puede decir ‘aquí me lavo las manos’. Tiene que haber rigor y el que no cumpla las normas, a la puñetera calle”, demanda.
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