Atlantic II: así es el prototipo de tren superrápido que llega de Valencia
Un grupo de estudiantes de la Politécnica de Valencia expone el único modelo español de Hyperloop
En 2015, cinco estudiantes valencianos soñaron con un tren que puede alcanzar los 1.000 kilómetros de velocidad por hora y viajar de Madrid a Barcelona en unos 30 minutos. Los jóvenes desarrollaron el diseño conceptual de un Hyperloop, un medio de transporte que levita en un tubo al vacío y se mueve por propulsión, gasta poca energía y no contamina. Al poco tiempo, presentaron el proyecto en un concurso organizado en Los Ángeles por Space X, la empresa aeroespacial del millonario Elon Musk, el primero en lanzar la idea de construir un tren con esas características. Los cinco universitarios no estaban de broma: en la competición se llevaron dos premios. Después, empezaron a trabajar en Atlantic II, un prototipo real de Hyperloop, junto a otros 29 chicos y chicas. Este miércoles, el grupo presentó su modelo por primera vez en España.
Uno de los miembros del equipo es Federico Lluesma, de 23 años, estudiante de ingeniería aeronáutica en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Lo han invitado con unos compañeros a la feria de robótica Global Robot Expo, en Madrid. Lluesma muestra con entusiasmo el prototipo de tren superrápido en el que han trabajado. Explica que su modelo de Hyperloop es una cápsula de tres metros de largo, con un motor parecido al de un avión. En la parte de arriba, un compresor captura el aire. Tras comprimirse y pasar por unas válvulas, el aire circula hasta el fondo de la cápsula, donde está instalada una turbina que lo expulsa hacia al exterior. Así se genera la propulsión necesaria para arrancar. Si se cierran las válvulas, “normalmente se genera la suficiente resistencia como para frenar el tren”, asegura Lluesma.
El modelo tiene instalados unos imanes que impiden el rozamiento con las paredes de acero del tubo en el que viaja. El conducto casi no tiene aire, gracias al trabajo de unas bombas de vacío conectadas a una fuente de energía. Lluesma explica por qué el jurado del concurso de Space X premió este diseño: "La mayoría de los modelos se repelen por la parte de abajo. Hay unos electroimanes que generan la fuerza electromagnética necesaria y se alimentan por corriente eléctrica. En el nuestro, en cambio, hay imanes instalados en la parte de arriba". Un pequeño electroimán alrededor permite controlar la fuerza de atracción para ajustar la distancia y no dejar la cápsula bloqueada. "Solo ese se alimenta, por lo que el consumo de energía es mínimo con respecto al resto de medios de transporte", agrega el joven.
Lluesma y sus compañeros, todos alumnos de la UPV, se ilusionan con la idea de que el Hyperloop conecte de verdad las ciudades. Afirman que el conducto del tren podría ser subterráneo o pasar por fuera, según las condiciones de cada tramo. Las estaciones serían circulares. Cada cápsula pararía, esperaría a los siguientes pasajeros y se pondría otra vez en marcha al cumplir un semicírculo, explica Lluesma, “como las barcas de los parques de atracciones”. Todavía ningún Hyperloop viaja en la realidad, aseguran sus compañeros. Se hacen experimentos, tanto en Estados Unidos como en Europa, y se piensa que al principio será más fácil aplicar este medio tecnológico al transporte de mercancías.
De momento, los universitarios valencianos siguen con el desarrollo de su proyecto. En el pasado verano volvieron a Los Ángeles donde testaron su prototipo en la segunda edición del concurso de Space X. El suyo fue considerado por el jurado uno de los 10 mejores modelos, entre los más de 400 que participaron en la competición. En EE UU los jóvenes emprendedores pudieron probar la cápsula que construyeron en un tubo de un kilómetro de largo. Cuando volvieron a España, consiguieron la instalación de un tubo de 12 metros en la UPV para poder trabajar mejor y actualmente están desarrollando un nuevo prototipo. Quieren presentarlo en agosto de este año en la próxima edición de la competición de Hyperloop en Los Ángeles
Lluesma indica algunas de las cualidades que atribuyen a la nueva tecnología de transporte. “Es rápido como un avión, pero permite limitar los tiempos de espera, ahorra energía, no produce emisiones y favorece el respeto del medioambiente”, dice el joven. La media de edad del grupo es de entre 23 y 24 años y el entusiasmo no les falta. Con este espíritu se preparan para el próximo viaje a Norteamérica. Saben que vivirán mucha tensión durante la competición, pero cuando termine, aprovecharán para quedarse unos días más y pasar unas vacaciones todos juntos.
Trabajar en España no es fácil
Los 34 estudiantes del Hyperloop UPV —así se llama el equipo valenciano— están apuntados en distintas carreras de la Politécnica. No todos son de aeronáutica. "Yo, por ejemplo, curso ingeniería química", afirma Javier Arroyo, el jefe del grupo. Para todos ellos, no es fácil encontrar tiempo y energías para dedicar a su tren superrápido.
El proyecto no cuenta como trabajo de fin de carrera y solo en algunos planes de estudio la universidad les convalida un número muy limitado de créditos. "Trabajamos en el Hyperloop en nuestro tiempo libre, entre clase y clase", comenta Fernando Galtier, alumno de ingeniería civil y administración de empresas.
No hay profesores tutores y obtener la financiación necesaria es complicado. Los chicos de Hyperloop UPV aseguran que las ayudas públicas son muy limitadas, pese a que la universidad trate de apoyarles. Para conseguir el dinero, buscan patrocinadores. Participan en ferias y exposiciones, como Global Robot Expo, que se inauguró este miércoles en Madrid y estará abierta hasta el día 20, pero solo si les invitan. "El dinero no podemos gastarlos en alquilar puestos en ferias", dice Galtier.
El joven y sus amigos están convencidos de que el Hyperloop podría funcionar en España dentro de pocos años, porque es barato y más eficiente que otros medios de transporte. "Depende de si hay voluntad política", afirman.
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