La verdadera revolución del iPhone X: el desbloqueo facial
Apple ha logrado, a través de la necesidad de encontrar una solución al problema que plantea la ausencia de botón, varias funciones exclusivas que lo diferencian del resto de terminales de gama alta
El nuevo iPhone X fue la estrella de la presentación que hospedó Apple en su recién estrenado Steve Jobs Theater. Su One more thing. Es el teléfono con las mejores especificaciones de la marca y su pantalla se extiende por todo el frontal; ya no cabe el botón de inicio que se ha utilizado hasta ahora para desbloquear el terminal.
Esta decisión no es trivial: al prescindir del botón central se elimina la posibilidad de autenticación por huella dactilar, función que introdujo el iPhone 5S y que pronto se replicó en la práctica totalidad de smartphones de gama media y alta como la serie Galaxy S de Samsung. Otros fabricantes decidieron emplazar el lector de huellas en la parte trasera del terminal, pero para muchos consumidores dificulta su acceso y puede arruinar el aspecto del teléfono con elementos que no son al cien por cien necesarios. Apple cree que la cámara es suficiente para autentificar a sus usuarios.
La tecnología Face ID
Sin el Touch ID, el nuevo sistema de acceso verificado es Face ID, que emplea una cámara frontal, un sensor de luz ambiental, un sistema de iluminación infrarroja y un proyector puntos infrarrojos junto a un software de reconocimiento facial. El sistema ilumina la escena, detecta la cara del usuario y proyecta 30.000 puntos infrarrojos para elaborar un modelo de patrones matemáticos entre las diferentes distancias y profundidades para crear una especie de identificación de la cara. Al ser un sistema de luz infrarroja, la identificación se puede realizar en un cuarto a oscuras sin ningún problema.
Este mapa en tres dimensiones de 30.000 puntos, transformados a un modelo matemático y guardado de forma cifrada en el chip de forma independiente al procesador del teléfono, se compara en tiempo real infinidad de veces con capturas de puntos del rostro. Cuando Face ID detecta que la práctica totalidad de los modelos matemáticos coinciden, desbloquea el terminal. Apple asegura que gracias a las redes neuronales de aprendizaje automático que operan en el nuevo chip A11 el iPhone X es capaz de detectar los cambios en la cara del usuario con el paso del tiempo y modificar el primer modelo acordemente. Llevar gafas, dejarte barba o ponerte un gorro no son impedimentos para que Face ID no te reconozca, asegura la compañía.
Apple asegura que Face ID es más seguro que Touch ID. "La probabilidad de que alguien coja tu teléfono y lo pueda desbloquear es de una entre 50.000 con Touch ID", dijo Phil Schiller, vicepresidente de márketing mundial de productos, durante la presentación. "Con Face ID es una entre 1.000.000". El iPhone X es capaz de detectar las caras aunque esté posado encima de la mesa, asegura la compañía, pero el usuario debe prestar atención y mirar al dispositivo para que se eviten desbloqueos no intencionados. Puede que sea más seguro, pero no puede ofrecer la versatilidad de Touch ID, que siempre funcionará con solo posar el dedo. No obstante, Apple quería una pantalla sin nada que se interponga entre el contenido y el usuario.
Diseñar con la goma de borrar es un acierto
La carencia de un recurso físico podría plantear problemas de accesibilidad para algunos usuarios. La compañía también tendrá que educar a través su equipo de márketing cómo se usa ahora el teléfono, ya que todo está gobernado por gestos. Un paso más allá en eso de Espiritualizar la materia, materializar el espíritu.
"Prescindir de botones físicos es un gran acierto, y la posibilidad de sustituir su función con gestos hacían fácil esta decisión", dice Xavi Calvo, diseñador en Estudio Menta, a EL PAÍS. "Diseñar con la goma de borrar es un acierto. De hecho, es más complicado que ir añadiendo". Pero la compañía no ha logrado "borrar" ese cajetín en la parte superior donde se encuentran todos los sensores que hacen posible que Face ID funcione, algo que Calvo considera "un bocado a la pantalla nada discreto ni sutil, que se opone frontalmente a una visión limpia del diseño como ha tenido históricamente Apple".
Hacer de la necesidad virtud
Apple ha logrado, a través de la necesidad de encontrar una solución al problema que plantea la ausencia de botón, varias funciones exclusivas que lo diferencian del resto de terminales de gama alta como el Note 8 de Samsung. Para desarrollar un sistema de reconocimiento fácil seguro se necesita una cámara de profundidad. Con esta cámara, Apple ha podido introducir un nuevo modo que replica diferentes tipos de luces ambientales usadas en estudios de fotografía profesional y ofrecer herramientas de desarrollo de aplicaciones de realidad aumentada. También necesita algoritmos de aprendizaje automático para detectar los cambios. Los ha empleado en el desarrollo de los curiosos Animoji, entes virtuales que replican los gestos de la cara del usuario y que son enviados a través de iMessage. Al fin y al cabo, en una función, que será invisible al usuario, están encapsulados años de desarrollo en diferentes áreas y departamentos de la empresa.
Apple no estaba tan detrás del resto de tecnológicas en realidad aumentada, diseño de vanguardia e inteligencia artificial. Tal vez, solo estaba esperando el momento adecuado: el décimo aniversario del iPhone en el teatro que lleva el nombre de su referente filosófico: Steve Jobs.
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