Así es la nueva sede de Apple, el sueño de Steve Jobs
La compañía abrirá mañana las puertas del campus creado por Norman Foster
Faltan apenas 24 horas para la presentación del nuevo iPhone. Algunos fotógrafos y cámaras todavía no saben si podrán entrar al evento porque Apple cuida con gran celo todos los detalles de esta presentación, que abrirá al público por primera vez las puertas de un edificio esencial para su futuro, cuya construcción se ha espiado con drones mes a mes y cuyo acabado todavía está en curso.
En abril comenzó la mudanza de los primeros empleados de la compañía a Apple Park, su nueva sede, en Cupertino (California). Los primeros empleados fueron tomando posesión de su escritorio en un peculiar edificio circular al que popularmente se conoce como el platillo volante.
Tim Cook estrenará el teatro que lleva el nombre de su antecesor, Steve Jobs. En Apple, la sombra del fundador sigue presente. Este martes desvelará un nuevo iPhone, la invención más célebre de un personaje lleno de aristas, deificado y venerado por gran parte de la comunidad de Silicon Valley. La última aparición pública de Jobs fue en el Ayuntamiento de Cupertino, visiblemente deteriorado, pero lleno de ímpetu. Atendió a un pleno para defender el edificio donde se cocinará el futuro de la compañía que fundó en 1977.
Jobs confío a Norman Foster la creación de su espacio soñado, una gran nave circular de 2,8 millones de pies cuadrados dedicados a oficinas para más de 12.000 empleados. Cuando Jobs tuvo los primeros encuentros con Foster y sus creativos, dejó clara su forma de actuar y la impronta que pensaba dejar: “No piensen en mi como un cliente, sino como parte de vuestro equipo”. La inspiración viene, en parte, del Stanford, la universidad con entidad de ciudad en las afueras de Palo Alto, el gran faro intelectual y mecha de nuevas startups en la zona.
Jobs confío a Norman Foster la creación de su espacio soñado, una gran nave circular de 2,8 millones de pies cuadrados dedicados a oficinas para más de 12.000 empleados
El propio Jony Ive, el único empleado de Apple que Jobs trataba de tú a tú por el respeto que profesaba por su concepción del diseño, galardonado como Sir por la corona británica, ha supervisado los interiores.
Se calcula que el coste de este edificio singular supera los 5.000 millones de dólares.
El auditorio donde tendrá lugar la presentación tiene aforo para mil asistentes. Servirá para este tipo de lanzamientos, pero también para formación interna y conciertos con los que Apple agasaja a sus trabajadores. No es extraño si se tiene en cuenta el poder que ejerce sobre las discográficas y artistas desde el lanzamiento del iPod e iTunes. Apple es, de facto, una discográfica. Pronto será también una productora de series. Por ahora ha creado un concurso de creadores de aplicaciones con la mecánica propia de Masterchef y un show de karaoke en coche con famosos.
El sistema de ventilación es ya objeto de estudio: pretende prescindir de aire acondicionado o calefacción la mayor parte del año gracias a la ingeniería empleada para su autorregulación
El auditorio cuenta con dos ascensores giratorios y una sala a la que se accede por el interior para la prueba de productos. Una manera discreta de poner las manos por primera vez en sus novedades.
La localización coincide con uno de los primeros grandes campus de Silicon Valley, la sede del grupo de productos avanzados de Hewlett Packard. Apple lo tiró abajo por completo en 2013. En 2014 no quedaba más que un descampado. Las obras comenzaron a tomar forma durante 2015. En abril de 2017 los primeros empleados se sorprendieron con el cristal. Apple terminó por comprar al proveedor de vidrio curvado escogido. También hizo las puertas y paredes de vidrio de la tienda de Union Square en San Francisco, icónica e integrada en uno de los espacios más concurridos de la ciudad. En total son más de 6 kilómetros de vidrio los usados. El interior tiene mínimos pilares. Al igual que en la gran nave de Facebook, de Frank Gehry, se ha intentado minimizar la separación entre espacios.
Las mesas llevan el sello de Arco, la firma holandesa de muebles. Han optado por modelos de 18 pies de largo y cuatro de ancho hechas en madera de roble. El precio es acorde al de los productos de Apple, el modelo comercial, la mitad de largo, cuesta 2.500 dólares.
El sistema de ventilación es ya objeto de estudio: pretende prescindir de aire acondicionado o calefacción la mayor parte del año gracias a la ingeniería empleada para su autorregulación. El techo es solar y parte de su plan de eficiencia energética.
Para Apple el interior es tan importante como el exterior, el 80% del campus es un jardín en el que comienzan a crecer los árboles. Muchos han sido trasplantados para comenzar con cierto paisaje y también sombra. Los árboles del interior del anillo serán, por indicación del fundador, frutales. Jobs creció muy cerca de campos de albaricoques, aunque su empresa se llamase Apple. Antes de que se cultivasen los chips, Silicon Valley era un terreno frutal. Apple pretende que sirva para que sus empleados se ejerciten.
A pesar de los alardes de innovación y tecnología, algunos de los empleados han comenzado a quejarse por detalles no pensados a priori. En primer lugar, la distancia entre el párking y el puesto del empleado, de más de un kilómetro y media en algunos casos. También de los atascos que auguran se formarán cuando el grueso de la plantilla se mude. El campus renovado está a solo una salida de autopista del anterior, el de 1 Infinite Loop, que seguirá siendo propiedad de Apple. Al mismo tiempo, ha sorprendido que carezcan de una guardería para que la conciliación de la vida personal y laboral sea algo más que una frase hecha.
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