Este dron se come. Y puede salvar vidas
El dron Pouncer está construido con madera y con alimentos deshidratados suficientes para 100 raciones de comida
El uso de drones desechables es una idea que ya se ha explorado, y el objetivo es hacer llegar provisiones y medicamentos, u otro tipo de ayuda, a regiones en conflicto, zonas aisladas por cuarentena o lugares que han sufrido algún tipo de catástrofe y a las que resulta difícil acceder.
La premisa para este tipo de drones es que sean baratos, que puedan llevar carga útil y que sean capaces de llegar a su destino con precisión. También lo es que el dron esté fabricado con cartón o con cualquier otro material que facilite que una vez se ha utilizado se desvanezca de forma natural en un periodo de tiempo relativamente corto, para que no suponga un problema medioambiental ni tampoco puedan reutilizarse convertidos en armas.
Nigel Gifford es el diseñador del dron Pouncer que está desarrollando con la compañía Windhorse Aerospace. Pouncer cumple con lo que se le puede pedir a un dron de un solo uso: a 300 dólares la unidad es relativamente asequible y puede volar hasta donde es necesaria la ayuda. Pero Gifford no se conforma con que una vez completada su misión su dron desaparezca sin dejar rastro en el entorno. En cambio, ha desarrollado un dron que es en sí mismo un recurso útil: casi toda la estructura del aparato de 75 Kg de peso está construida de tal modo que proporciona combustible, agua y raciones de alimentos.
Para que esto sea posible la aeronave está fabricada con madera que puede romperse y emplearse como combustible, para cocina y calentar, y con fibras vegetales que sirven como alimento. Pero, además, el interior de las alas y de parte del fuselaje del aparato contienen raciones de comida deshidratada para reducir el peso y el volumen. Según Gifford, con los 50 kg de alimentos contenidos en cada dron se pueden preparar 100 raciones de comida, y el tipo de comida puede adaptarse según la región en la que se utilice el dron.
En lo que al desarrollo de drones con un propósito Nigel Gifford tiene cierta experiencia. Este ingeniero de 70 años está detrás del desarrollo del Águila, el dron propulsado con energía solar y financiado por Facebook para proporcionar conexión a internet a zonas remotas. Un proyecto que recientemente quedó en el aire debido al combinado de conflictos originado por a las normativas en cuanto al uso de drones y de los canales de radio.
El dron Pouncer no tiene que despegar ni recorrer grandes distancias, por lo que las baterías que alimentan la electrónica y un pequeño propulsor de hélice son pequeñas y ligeras, y reutilizables. En cambio, el dron se lanza desde un avión de carga y emplea un sistema de navegación relativamente sencillo basado en GPS para recorrer los últimos kilómetros hasta su destino: en un descenso desde una altitud de 30 kilómetross, el dron puede desplazarse 20 o 30 km en cualquier dirección y todavía alcanzar su objetivo con 10 metros de precisión. Esto supone una mayor exactitud que el que se consigue con lanzamientos con paracaídas y también una mayor seguridad para los pilotos de los aviones cuando sobrevuelan zonas en guerra, por ejemplo.
El interior de las alas y de parte del fuselaje del aparato contienen raciones de comida deshidratada para reducir el peso y el volumen
Los drones ya se utilizan por ejemplo en Ruanda, donde lo complicado del terreno y las precarias infraestructuras de transporte dificultan la entrega de medicamentos o de sangre a los hospitales del país africano, lo que prueba su utilidad con estos fines.
Pero aunque la idea de Nigel Gifford es sin duda ingeniosa y podría llegar a materializarse no todo el mundo se lo puede tomar en serio. Según Seeker, en declaraciones al Financial Times Kevin Watkins, de la organización Save the Children, se ha mostrado bastante crítico con la idea de un dron comestible porque “se basa en la suposición de que la tecnología puede resolver todos los problemas.” En su defensa Windhorse Aerospac,e asegura que otras organizaciones humanitarias como Médicos sin Fronteras y Oxfam ya han mostrado interés por el dron Pouncer.
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