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Los dispositivos inteligentes que siguieron las órdenes de un presentador

Varios aparatos Echo de Amazon piden masivamente casas de muñecas al escuchar al locutor de un telediario

José Mendiola Zuriarrain
Un dispositivo Echo de Amazon.
Un dispositivo Echo de Amazon.David Becker (AFP)

Amazon sabe muy bien que facilitar las cosas a la hora de procesar un pedido desde la perspectiva del cliente dispara las posibilidades de que éste se materialice, y eso se nota, y mucho, en la cuenta de resultados. Hace unos días, los padres de una niña se llevaron un buen susto en Estados Unidos al descubrir que había pedido la friolera de 250 dólares en juguetes sin su conocimiento. En aquel caso, la huella de su madre -que en ese momento estaba echando la siesta- y un par de pasos más le sirvieron para confirmar el cuantioso pedido. Esta semana hemos conocido un suceso todavía más alarmante que abre infinidad de incógnitas sobre el futuro de la compra on-line: varias familias denunciaron que sus Echo pidieron juguetes al escuchar al locutor del telediario hablar precisamente de otro incidente similar.

El suceso se remonta a varios días atrás, cuando otra niña compró sin el conocimiento de sus padres una casa de muñecas utilizando para ello Echo, el peculiar altavoz de la compañía que se encuentra en una escucha permanente y mediante el cual se pueden hacer pedidos en Amazon. Una noticia interesante que no desaprovecharon los medios, y en especial un noticiero local de la ciudad de San Diego. En él, su locutor no dudó en reproducir las palabras de la niña -“Alexa, compra una casa de muñecas”- para explicar de forma más gráfica el incidente.

Echo es el peculiar altavoz de Amazon que se encuentra en una escucha permanente y mediante el cual se pueden hacer pedidos en la web

Hasta aquí, una noticia más de las muchas que ocupaban el telediario, pero lo que sucedió a continuación fue completamente inesperado: los Echo de aquellos hogares que estaban con el telediario puesto en sus televisores entendieron que se trataba de una orden de sus dueños y pidieron sus respectivas casas de muñecas. Conviene aclarar que Amazon tiene prevista esta circunstancia y permite que el usuario impida desde la configuración del producto que efectúe compras, o bien añadir un código PIN que impida que cualquiera efectúe una compra. Evidentemente, los Echo afectados no contaban con esta protección activa.

Este incidente ha puesto en manifiesto la indudable popularidad de Amazon con su Echo, un producto que se ha ganado un hueco en los hogares estadounidenses en tiempo récord, y que tiene a sus rivales completamente a la zaga. En los hogares con el dispositivo sus propietarios se han habituado a conocer la predicción meteorológica o a encender y apagar las luces de viva voz, y esto es en realidad sólo el comienzo.

Pero el suceso ha puesto en evidencia una vez más la lógica preocupación relativa a la privacidad: estos dispositivos se encuentran en escucha permanente, aunque sólo se activan con una orden concreta (en el caso del Echo, ‘Alexa’), y lo peor es que no distinguen la identidad de la voz. Hace unas semanas se produjo otra polémica al conocerse que varios juguetes no sólo escuchaban a los niños, sino que enviaban estas voces a sus servidores.

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Sobre la firma

José Mendiola Zuriarrain
Es colaborador en la sección de Tecnología de EL PAíS. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Deusto, escribe desde 2007 sobre nuevas tendencias y tecnología.

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