AirBnb cierra 2.000 alojamientos de Nueva York
La web de hospedaje entre particulares afronta su primera batalla legal
AirBnb nació para aprovechar el espacio. Inflaron unas colchonetas en un apartamento y lo alquilaron a través de Internet. Se promocionan como una de las compañías que mejor ha entendido la economía colaborativa y su valoración es superior a la de la cadena de hoteles Marriott. Su crecimiento está acompañado de polémica.
Funcionan tanto en España como en América. Nueva York es una de las ciudades que más interés despierta, pero también la primera en llevarlos a los tribunales. El fiscal general del Estado los acusa de ser una tapadera para hoteles de bajo coste que ofrece sus habitaciones como si fueran particulares, también de saltarse la norma que impide un alquiler inferior a 29 días.
AirBnb se defiende a través de su servicio legal. Culpan tanto al lobby hotelero como a la administración. Los primeros, por ver cómo su demanda baja, los segundos porque estiman que dejan de ingresar hasta 21 millones de dólares anuales.
El primer paso antes del juicio ha sido la eliminación de más de 2.000 alojamientos. En el último mes han revisado y descubierto que no todas habitaciones o apartamentos que mostraban eran de particulares. Matt Mittenthal, portavoz de la corte, insiste en que este servicio se salta las normas mínimas de calidad y seguridad.
Otro de los aspectos que molestan al invento de Brian Chesky es tener que dar los nombres de aquellos que ofrecen sus hogares. En AirBnb no se desvela el nombre del anfitrión hasta casi el final del proceso de alquiler. Tan solo el nombre de pila y los amigos que se tienen en común en Facebook, de modo que se puede contrastar si alguien es fiable consultando con los contactos compartidos.
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