Deshumanización o fortaleza a través de los datos
Los algoritmos imperfectos dejarán de lado a algunas personas inteligentes y válidas.
Vivimos en la era de los algoritmos. Los ordenadores procesan datos para determinar automáticamente la probabilidad de que nos guste un libro o una película determinada o si nos gustaría salir con una determinada persona. Y ahora los algoritmos están empezando a dictaminar cuál es nuestra aptitud para un empleo, ya que los ordenadores analizan los currículos y las redes sociales para determinar la cualificación de los aspirantes a una oferta de trabajo.
La principal causa de que todo esto esté sucediendo ahora es que hoy en día tenemos muchos más datos gracias a los Social Media, los teléfonos móviles y el comercio electrónico. Mucha gente llama Big Data a este enorme crecimiento de los datos.
Cada actualización de estado que escribimos y cada foto que publicamos lleva asociados un conjunto de datos: cuándo se publicó, dónde estábamos cuando la publicamos y cuánta gente indicó que le gustaba o la volvió a publicar. Las empresas pueden analizar los datos de las redes sociales para tener una percepción sobre los temas que interesan a la gente y sobre quiénes son las personas más influyentes en cada tema específico. Al menos en la teoría.
Por ejemplo, el servicio Klout clasifica la influencia de algunas personas en diferentes asuntos analizando datos de Facebook y Twitter. Pero Klout no es propiedad de Facebook ni de Twitter. La empresa recupera datos públicos de la web, automáticamente. Si tenemos una cuenta de Twitter, Klout tiene una opinión sobre nuestro nivel de influencia que es fruto de un algoritmo.
Klout, y servicios similares, van a empezar a ser determinantes en nuestras probabilidades de obtener un empleo. Si afirmamos que somos expertos en nuestro sector, un contratante potencial podría analizar nuestro perfil de Klout y ver si tenemos influencia en ese tema. Hoy en día, los profesionales saben que deben tener cuidado y no publicar mensajes o fotografías poco profesionales o inadecuadas en las redes sociales. Pero eso ya no va a ser suficiente: vamos a tener que pensar en lo que publicamos y no sólo en lo que no publicamos.
Las clasificaciones de influencia no son la única manera en la que el Big Data afectará a nuestra carrera profesional. Una empresa llamada Evolv ha desarrollado un sistema algorítmico para examinar currículos. El software puede procesar automáticamente el CV y decidir si encaja bien en un puesto particular analizando diversos factores, como la distancia entre nuestra casa y el lugar de trabajo.
Y cuando ya estemos trabajando, Evolv puede analizar otros datos sobre nosotros y sobre nuestros compañeros que la empresa puede recopilar para hacer recomendaciones a los responsables para mejorar la productividad.
Aunque Evolv y otras empresas similares anonimizan los datos que proporcionan a las empresas, no es difícil imaginar que en el futuro habrá empresas que ofrezcan análisis muy detallados y clasificaciones de trabajadores concretos.
El problema es que esas clasificaciones algorítimicas de las personas no serán justas. Por ejemplo, un algoritmo decidió una vez que yo tenía influencia en Big Data. Esa es, en parte, la causa de la invitación a escribir este artículo. No creo que sea modesto si afirmo que hay otras personas que lo merecen más, que son más influyentes. Pero cuando un algoritmo te selecciona, se puede convertir en una profecía de autocumplimiento. Los algoritmos imperfectos dejarán de lado a algunas personas inteligentes y válidas.
Pero hay otra manera en la que el análisis de datos podría cambiar nuestra manera de trabajar. En vez de usar los datos para vigilarnos y clasificarnos, se podrían utilizar para proporcionarnos comentarios significativos.
Edward L. Deci y Richard M. Ryan, psicólogos de la Universidad de Rochester, han determinado los tres factores más importantes de motivación para un empleado: la autonomía, el propósito del trabajo y el perfeccionamiento. Una vigilancia constante es una amenaza a la autonomía del empleado. Pero los comentarios pueden ayudar a que los empleados consigan perfeccionar su trabajo.
Por ejemplo, yo uso una aplicación llamada RescueTime que registra lo que hago en mi ordenador. Después puedo ver si he pasado suficiente tiempo escribiendo cada día o si he pasado demasiado tiempo en Twitter. También utilizo un programa llamado ThinkUp para analizar lo que hago en las redes sociales y cuál es la reacción de las personas.
Mi jefe no me obliga a hacer esas cosas, sino que las hago porque quiero mejorar la calidad de mi trabajo. Las empresas podrían ofrecer herramientas de autoservicio como esas a los empleados que quieran mejorar en su trabajo.
Los datos pueden utilizarse para deshumanizarnos o para fortalecernos. Es la hora de que nosotros, empleados y empresas, tomemos algunas decisiones sobre cómo queremos que se usen nuestros datos.
Klint Finley es experto en Big Data.
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