“El ‘Big Data’ no sirve para atrapar criminales”
Entrevista con el periodista estadounidense Klint Finley, experto en gestión masiva de datos
Klint Finley es un especialista en los sistemas que manipulan grandes conjuntos de datos que pululan por la red. Es un gurú en la materia conocida como Bidg Data. La revista Forbes le sitúa en la tercera posición de las personas más influyentes a nivel mundial sobre la materia. En su conferencia de hoy miércoles en Barcelona, dentro del BDigital Global Congress, expuso cómo la gestión de datos personales de clientes y empleados puede mejorar el negocio de una empresa: “La información responde a preguntas imprescindibles para un negocio”.
El experto estadounidense advierte también del peligro que supone dejar rastros perennes por la red. “Todos los ciudadanos creamos información inconscientemente, sobre todo en las redes sociales, que luego utilizan las empresas”, explica. No solo instituciones privadas se aprovechan de los rastros que dejan los usuarios. Edward Snowden, un ex trabajador del servicio de espionaje de la CIA, reveló que desde hace seis años la Administración de Barack Obama usa programas de vigilancia para recoger datos privados de sus ciudadanos. El Gobierno norteamericano asegura que la medida afecta mínimamente la privacidad de una pequeña parte de la población, y a cambio se mantiene a salvo del terrorismo a toda una nación. Finley califica esta actuación como un “abuso contra la privacidad”, y además rechaza que consiga su fin: “Big Data no sirve para atrapar a criminales”.
“Seguro que si tuviéramos un agente de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos) aquí delante nos diría que alguna vez han atrapado algún criminal gracias a Big Data”, asegura Finley. "Pero la realidad, como los atentados en el maratón de Boston, es muy diferente".
El desarrollo tecnológico y la actuación de la Administración estadounidense han hecho rebrotar el miedo al mundo de control absoluto que describió George Orwell en 1984. “En el Gobierno hay dirigentes que quieren ser un Gran Hermano”, sostiene Finley. Y para evitar estos abusos de la Administraciones públicas y empresas como “Google o Facebook” el periodista apuesta por una “legislación internacional, más allá de intereses particulares”.
El usuario puede controlar sus mensajes, pero no su reputación
Finley no solo advierte sobre el control gubernamental de los datos particulares. La evolución de las redes sociales como buscadores de trabajo han hecho también que el paradigma laboral haya cambiado. Los estudios cursados y la experiencia laboral pierden peso en favor de nuestra identidad en la red. “Todas las redes sociales ya han implementado herramientas como Kloud o Traackr, que han desarrollado algoritmos que permiten gestionar los datos personales y así conocer la influencia de un persona en una materia concreta en base a las interacciones con el resto de usuarios”, explica. “El usuario puede controlar sus mensajes, pero no su reputación”.
Qué hacemos y cómo interactuamos en la red no solo es evaluable a la hora de encontrar trabajo. Varias empresas americanas visualizan los datos que producen sus empleados en sus puestos de trabajo. Con esa información la compañía puede saber la eficiencia de cada uno. Finley asegura que con estas prácticas se mejora la capacidad de cada empleado y se lamenta de que la legislación europea no permita estas prácticas.
Según la consultora IDC, necesitaríamos 250 trillones de DVD para almacenar toda la información digitalizada que hay en el mundo. Se prevé que cada año se duplique hasta alcanzar los 40.000 exabytes en 2020; o lo que es lo mismo: 40 billones de memorias de 1 gigabyte. El abaratamiento de los sistemas de almacenaje ha permitido que se puedan guardar y gestionar estas cantidades de datos. “Es preferible usar muchos ordenadores pequeños conectados con un software de código abierto que un superordenador”.
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