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El 72% de adolescentes prefiere informarse a través de un amigo o un familiar antes que acudir a los medios tradicionales

El 60% de encuestados, mayores de 14 años, se informa mediante redes sociales y en último lugar está la prensa en papel, según un informe de Save The Children

Tres adolescentes usando sus móviles.
Tres adolescentes usando sus móviles.Justin Lambert (Getty Images)
Francesca Raffo

La mayoría de adolescentes prefieren acudir a un amigo o un familiar para informarse sobre lo que sucede a su alrededor, antes que consumir los medios tradicionales. Según el informe Desinformación y discursos de odio en el entorno digital, publicado este jueves por Save The Children, el 72% de los adolescentes mayores de 14 años lo hacen de esta manera y el 60% prefieren informarse en las redes sociales. La radio y la prensa en papel son los últimos en la fila.

Carmela Del Moral, coautora del informe y responsable de Políticas de Infancia de la ONG, explica que acudir a una persona cercana para informarse puede tener efectos positivos o negativos. Si el adolescente acude a alguien “con conocimiento, que contrasta la información y tiene visión crítica, puede ser una buena fuente”, dice. Sin embargo, “si nos encontramos con un entorno que recibe la información de la misma manera [por redes sociales] y con pocas herramientas de contraste, puede ser un problema”, agrega.

Esta última situación puede ser una cadena de desinformación. Por ejemplo, un adolescente que le consulta a un compañero que, a su vez, se informa solo por redes sociales y así sucesivamente. Esto puede suscitar una dificultad, explica Del Moral, teniendo en cuenta que uno de cada cuatro encuestados no contrasta una información aunque sospeche que es falsa. Y, el 68,6% cree que las redes sociales y los creadores de contenido —como YouTubers, tiktokers o streamers— pueden ser confiables.

Para llegar a estas conclusiones, Save The Children hizo se basó en una encuesta a 3.315 adolescentes de a partir de 14 años en España y cinco grupos de discusión formados por 27 niños, niñas y adolescentes, con representación de edades de 10 a 17 años.

“No es que esté mal que se informen por redes, porque es normal, el problema es cuando existe información falsa y los adolescentes no son capaces de contrastarla”, sostiene Del Moral. Internet y las redes sociales se convierten así en un arma de doble filo, ya que abundan los contenidos falsos y los discursos de odio, indica el informe. Precisamente estos contenidos son especialmente preocupantes porque existe una dificultad para contrastarlos y desactivarlos con datos o información real. Un 40% de adolescentes no siempre sabe identificar noticias falsas, por lo que muchas veces, valida este discurso, sostiene la experta.

Los últimos dos informes del Instituto Reuters, Digital News Report, confirman esta tendencia en la audiencia joven: las redes sociales están reemplazando a los medios tradicionales como fuentes primarias de información. La razón es que les resulta difícil entender el lenguaje que usan los medios tradicionales y su forma de contar las historias. Señaló que el 39% de jóvenes entre 18 y 24 años utilizan las redes sociales como su principal fuente de noticias. Además, el público presta más atención a los famosos e influencers que a los periodistas, aunque esté relacionado a una noticia, en las redes sociales como TikTok o Instagram.

Discursos machistas, racistas y sexistas

Los encuestados aseguraron estar inmersos en contenidos que promueven estereotipos relacionados con la raza y la sexualidad. Muchos de los mensajes en las redes tienen un tono agresivo y desafiante, son discursos que refuerzan posiciones machistas, racistas y homófobas.

Con 16 años, uno de los adolescentes encuestados explicó: “Una chica en bikini va a ganar muchísima más repercusión que un chico en bañador, aunque el chico sea muy guapo”. Otro chico, de 15 años, comentó que una compañera publicó una foto y recibió comentarios desagradables como “te comía”. “No es muy agradable que te lo digan, más si es una persona que ni siquiera conoces”, añadió el adolescente. En ese sentido, el informe destaca que son ellas quienes reciben los mensajes de forma más agresiva. Esa interacción afecta a su bienestar emocional y les baja la autoestima y la confianza. Otros de los efectos son que aparecen exigencias sociales en cuanto a belleza y control de la imagen.

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