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“Es increíble que en 2023 solo seamos seis mujeres al frente de grandes biofarmacéuticas”

Yvonne Greenstreet, directora ejecutiva de Alnylam Pharmaceuticals, cree que estamos ante una nueva generación de medicamentos que escribirán “nuevos capítulos en los libros de texto de medicina”

Ivonne Greenstreet
Yvonne Greenstreet, CEO de la compañía farmacéutica Alnylam, en Madrid.Jaime Villanueva
Pablo Linde

Yvonne Greenstreet (Londres, 61 años), hija de británico y ghanesa, pasó su infancia en el país de su madre. Allí descubrió su vocación por la medicina. Pronto pasó al mundo de la industria farmacéutica, donde hoy es presidenta y directora ejecutiva de Alnylam Pharmaceuticals, una compañía innovadora con sede en EE UU (y con 33 personas en su oficina de España) que trabaja investigando medicamentos basados en una plataforma tecnológica llamada ARN de interferencia, un abordaje muy distinto al que se usa normalmente para descubrir nuevos fármacos.

Pregunta. Usted se crio en Ghana, ¿desarrolló allí su vocación por la medicina?

Respuesta. Fue una de mis motivaciones, porque cuando creces en un país en desarrollo, ves muy directamente el impacto que tiene la falta de tratamiento médico. Desde muy joven quería ayudar a los pacientes. Así que me formé como médica; pero también quería poder impactar los problemas globales. Decidí ir a Insead [una de las más prestigiosas escuelas de negocios del mundo, con sede en Francia]. Allí hice un máster en administración de empresas y me quedó claro que mi pasión estaba en la intersección de la medicina, la ciencia y los negocios. Así que la industria biofarmacéutica se convirtió en un lugar muy obvio para mí. Ahí tenía la oportunidad de ayudar a más personas que como clínica.

P. La gran mayoría de los líderes de las compañías farmacéuticas son hombres blancos. ¿Cree que ha sido más complicado para usted llegar donde está?

R. Estoy en la posición muy afortunada de liderar la que es, en mi opinión, la compañía de biotecnología más emocionante de la industria. Ha sido un largo viaje. He estado en la industria durante casi tres décadas. Ha habido desafíos en el camino, pero es muy importante que tengamos cada vez más líderes que sean mujeres o personas con antecedentes menos tradicionales. Me parece increíble que en 2023, solo somos seis mujeres directoras ejecutivas de grandes empresas biotecnológicas con una capitalización de mercado de más de 5.000 millones [de dólares]. Así que tenemos mucho trabajo por hacer.

P. Cuénteme en qué consiste la tecnología que usa su empresa: el ARN de interferencia.

R. Es una técnica se basa un descubrimiento ganador del Premio Nobel. Es capaz de silenciar la expresión genética de algunas proteínas, desactivar algunas anormales que causan enfermedades.

P. ¿Y qué hacen en el organismo los medicamentos que se basan en esta tecnología?

R. Podemos dirigirlos a tejidos específicos. Podemos administrar una inyección subcutánea que se dirige a genes diana que causan enfermedades. Donde tenemos más experiencia es en el hígado. Pero potencialmente se puede dirigir a cualquier célula. El siguiente tejido que estamos abordando es el sistema nervioso. Hemos demostrado que podemos introducir el medicamento y derribar objetivos de interés, lo que permitirá abordar enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, la ELA, etc.

P. ¿Están muy lejos de esos objetivos?

R. Hace solo unos meses demostramos que podíamos derribar la proteína precursora amiloide, que es el punto de partida de la cascada amiloide, que resulta en la enfermedad de Alzheimer. Y probamos esto en pacientes con Alzheimer de aparición temprana. Demostramos que podíamos inhibir la proteína de manera robusta y duradera durante un período prolongado de tiempo. Todavía hay mucho camino por recorrer, pero este es un logro realmente innovador porque se podrá detener la producción de esta proteína tóxica en su origen. Así que creemos que tiene un potencial real para brindar eficacia a los pacientes con la enfermedad de Alzheimer.

P. Ahora se centran en enfermedades raras.

R. Comenzamos a probar la tecnología en enfermedades raras. Porque son enfermedades donde los pacientes tienen muy pocas alternativas terapéuticas, no tienen adónde ir. Y pudimos identificar genes específicos que nuestra tecnología podría abordar. En menos de cinco años desde el uso de esta plataforma, nuestra innovación ha resultado en cuatro terapias, que ya están disponibles. Ese es un logro notable para cualquier empresa. Tres de esos medicamentos están disponibles para pacientes en España, y esperamos llevar el cuarto en un futuro muy cercano.

P. ¿Cuántos pacientes están siendo tratados con estos medicamentos?

R. En este momento tratamos a 3.500 pacientes en todo el mundo. Pero a medida que nos adentremos en enfermedades más comunes podremos tratar a millones. Por ejemplo, una oportunidad es la hipertensión. Es la causa prevenible más importante de morbilidad y mortalidad cardiovascular. Y, si bien hay una serie de medicamentos para tratala, los pacientes tienen poca adherencia y no están teniendo buenos resultados. Lo que nuestra tecnología puede hacer es, a través de una pequeña inyección, tal vez una vez al trimestre o una vez cada seis meses, desactivar una proteína relevante para la hipertensión llamada angiotensina. Y esto da como resultado lo que llamamos control tónico. Así que no tienes los altibajos que de otros medicamentos. Ni los problemas de adherencia, porque las inyecciones son poco frecuentes. Esta tecnología tiene la oportunidad de reimaginar cómo se trata la hipertensión.

P. ¿Y los efectos secundarios?

R. Estamos en fase 2 [la fase clínica en la que ya ha demostrado seguridad y tiene que determinar su eficacia] y la seguridad parece muy alentadora. Y en los próximos años, estaremos probando el medicamento en miles de pacientes.

P. ¿Cree que con tecnologías como esta y el ARN mensajero que se hizo popular con las vacunas estamos ante una nueva etapa en la medicina?

R. Sí, estamos en una era de innovación biomédica increíble. Creo que habrá 20 tipos de enfermedades distintas que se podrán tratar con estas tecnologías y que escribiremos nuevos capítulos en los libros de texto de medicina.

P. ¿En 10 años el panorama de la medicina será muy distinto al actual, mucho más que el de hoy con respecto a una década atrás?

R. Rotundamente. Nosotros tenemos más de 10 programas clínicos en nuestra cartera. Hablé de hipertensión y Alzheimer, pero tenemos otro programa para la diabetes. Estamos cerca de ser capaces de proporcionar toda una nueva generación de medicamentos. Esperamos que nuestra plataforma pueda generar tres o cuatro nuevas oportunidades cada año.

P. ¿Es más sencillo encontrar nuevos medicamentos con esta tecnología que descubriendo nuevas moléculas?

R. Sí. Lo difícil es mejorar la plataforma. Transcurrieron alrededor de 18 años desde la fundación de la compañía hasta brindar a los pacientes el primer medicamento. Pero, desde entonces, hemos creado cuatro terapias en menos de cinco años.

P. ¿Le preocupa que estos medicamentos de alta tecnología sean asequibles?

R. La innovación tiene la oportunidad de impactar la equidad en salud. Volviendo al ejemplo del medicamento para la hipertensión: en el futuro podremos abordar las necesidades de las poblaciones desatendidas, porque no necesitarán ver a un médico cada semana o cada mes para recordar tomar sus medicamentos. Habrá una terapia similar a la de una vacuna para ayudar a controlar estas enfermedades. Así que creo que la innovación brinda la oportunidad de cambiar los resultados de salud para todo tipo de personas: ricos, pobres, del mundo occidental o de otros lugares. Pero la innovación es muy cara. Alnylam han conseguido inversiones de 7.000 millones de dólares [unos 6.368 millones de euros] en toda su historia y aún no somos rentables. No podremos continuar invirtiendo en esta tecnología y proporcionar nuevos medicamentos para nuevas enfermedades a menos que tengamos los ingresos que nos permitan hacerlo. Tendrá que haber una inversión razonable para impulsar esa innovación. Pero luego, con el tiempo, envejece y se vuelve menos costosa a medida que los medicamentos se convierten en genéricos.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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