Franz Hinkelammert: economía y teología de la liberación
El teólogo alemán llegó en 1963 a Chile y participó del clima revolucionario, pero tras el golpe de estado de 1973 se exilió
Con el fallecimiento de Franz Hinkelammert el 16 de julio a los 92 años en San José de Costa Rica, he perdido a un entrañable amigo y la teología de la liberación pierde a una de las voces más lúcidas y autorizadas del pensamiento crítico latinoamericano. Fue capaz de articular armónicamente cuatro campos de reflexión y análisis no siempre bien avenidos: la filosofía política, la economía, la sociología y la teología.
Nacido en Emsdetter (Alemania) en 1931, inició su actividad intelectual primero como estudiante de Economía y luego como asistente de investigación en la Universidad Libre de Berlín. Sus primeros análisis se centraron en el contenido ideológico de la teoría económica. Tomó también cursos de filosofía y de teología, estos últimos siguiendo las enseñanzas del teólogo Helmut Golwitzer. Llegó a Chile en 1963 invitado por la Fundación Konrad Adenauer y fungió como profesor de la Universidad Católica de Chile. Participó en el clima revolucionario chileno que generó grandes expectativas para la región latinoamericana y para el mundo entero. Pronto entró en conflicto con la democracia cristiana, lo que le obligó a abandonar la Fundación Adenauer. Colaboró activamente con la Unidad Popular y, tras el golpe de estado de Pinochet en 1973, se exilió y volvió a Alemania, donde fue profesor visitante en el Instituto Latinoamericano de la Universidad de Berlín hasta 1976, en que retornó a América Latina, donde ha vivido ininterrumpidamente hasta su muerte.
El Departamento Ecuménico de Investigaciones: lugar de diálogo y encuentro
Estuvo vinculado a sectores intelectuales de pensamiento alternativo y a la teología de la liberación, en cuyo horizonte se ubica su creativa reflexión sobre las relaciones entre teología y economía. En 1976 fundó junto con el teólogo brasileño Hugo Assmann el Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), espacio privilegiado de diálogo y encuentro entre teólogas, teólogos, biblistas, filósofos, filósofas, científicos y activistas sociales, en los que participé a partir del 1999 de manera asidua. Allí compartí apasionantes y creativos debates, entre otras personas, como el filósofo argentino Enrique Dussel, Raúl Fornet Bentacourt, Wim Dierckxsens, Maryse Bresson, José Duque, Loida Sardiñas. Además de otros tantos como Carlos Molina, Henry Mora, Germán Gutiérrez, Silvia Regina da Silva, Pablo Richard, Elsa Tamez, Jung Mo Sung, Yohanka León, Estela Fernández, Maruja González, Lilia Solano, Yatmandú Acosta…
Generalmente, los teólogos y las teólogas de la liberación descubrimos la relevancia de la economía a través de la teología. Hinkelammert hizo el camino inverso: fue a partir de la economía como descubrió la teología. Cultivando el análisis de la economía política, le surgieron sospechas que solo pudo verificar recurriendo a la teología. Esta es la sospecha que guía Las armas ideológicas de la muerte (Sígueme, 1978), una de sus obras más emblemáticas y de mayor influencia en el pensamiento político, económico y teológico latinoamericano.
Hinkelammert elabora una teología económica de la liberación como alternativa a la teología neoliberal del mercado y propone una cultura de la esperanza y una sociedad sin exclusión. Su categoría central es la vida, referida a las condiciones reales e históricas de la existencia humana: alimento, vivienda, trabajo, bienestar social, salud, educación, etc. La opción por la vida le lleva derechamente a la opción por los pueblos oprimidos y por las clases sociales explotadas. El referente teológico es el Dios de la vida, que es el Dios de las posibilidades humanas concretas de vivir en lucha contra las armas ideológicas de la muerte. De aquí surge la teología de la vida en lucha con los ídolos de muerte que exigen sacrificios humanos de las mayorías populares y de la naturaleza, depredada por el capitalismo voraz.
Razones que matan
La muerte de Hinkelammert no cierra su producción bibliográfica. Nos queda su reciente obra de sangrante título Razones que matan, escrita en colaboración con Henry Mora. Es una introducción al “pensamiento emancipatorio”, en la tradición iniciada por Marx, con su “imperativo categórico de echar por tierra todas las relaciones en que el hombre sea un ser humillado, sojuzgado, abandonado y despreciable” y con antecedentes importantes ya en Pablo de Tarso y su crítica de la ley”. Invito a leerla.
Hinkelammert, Brecht y Francisco
Franz está en plena sintonía con el papa Francisco, que en su encíclica La alegría del Evangelio dice “no a la economía de la exclusión y de la inequidad, que mata”. Franz y Francisco nos marcan el camino a seguir: frente a las razones necrófilas, las razones que liberan y se traducen en una economía en defensa de la vida y del bien común. La sintonía es también con Bertold Brecht, quien afirma: “Hay muchas maneras de matar. Se puede pinchar la guata de alguien con un cuchillo, se puede quitar a alguien el pan, se puede a alguien no ayudar en el caso de una enfermedad, se puede a alguien poner en una vivienda mala, se le puede matar por medio de un trabajo malo e insoportable, se puede a alguien amenazar hasta que se suicide, se puede hacer una guerra, etcétera. Muy poco de eso está prohibido en nuestro Estado”.
Considero a Franz Hinkelammert un luminoso ejemplo del “amor políticamente eficaz” del que hablaba y puso en práctica Camilo Torres.
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