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Estados Unidos aprueba por primera vez la venta sin receta de una píldora anticonceptiva

La autorización de la agencia del medicamento supone un triunfo para el movimiento en favor de la libertad reproductiva en mitad de una ola regresiva sin precedentes contra el aborto

Activistas por el derecho al aborto participan en una marcha en Washington, el pasado 24 de junio.
Activistas por el derecho al aborto participan en una marcha en Washington, el pasado 24 de junio.CRAIG HUDSON (Getty Images)
Iker Seisdedos

En un hito para el movimiento en favor de la libertad reproductiva de las mujeres, la agencia del medicamento de Estados Unidos (FDA son sus siglas en inglés) hizo historia al autorizar este jueves por primera vez la venta sin receta de una píldora anticonceptiva.

Opill, que así se llamará comercialmente, estará disponible en farmacias, comercios y supermercados, establecimientos separados por fronteras difusas en este país, así como para su venta en internet, según anunció la FDA. La compañía que la fábrica, Perrigo, con base en Dublín, prometió que empezará a distribuirse por las citadas vías a principios de 2024.

“Hoy es un día verdaderamente trascendental”, dijo el presidente y director ejecutivo de Perrigo, Patrick Lockwood-Taylor, en un comunicado. La firma no ha especificado cuál será el precio de la píldora, más allá de expresar su compromiso de mantener “el método anticonceptivo sin receta más eficaz” del mercado “accesible y asequible para mujeres y personas de todas las edades”.

Patrizia Cavazzonni, directora del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos, dependiente de la FDA, declaró, por su parte, que “los anticonceptivos orales diarios son seguros” y “más eficaces que los métodos sin receta disponibles en la actualidad para prevenir embarazos no deseados”. Cavazzoni se refería a condones, espermicidas y otras alternativas populares sobre todo entre los jóvenes con dificultades para obtener la receta de un médico.

La aprobación viene respaldada por la votación unánime de un panel de 17 asesores científicos (de ginecólogos a oncólogos) independientes de la FDA, que consideraron que los beneficios de hacer de Opill un fármaco de venta libre superan ampliamente los riesgos. En Estados Unidos, casi la mitad de los 6,1 millones de embarazos anuales no son deseados, según la FDA.

La decisión supone un triunfo para los defensores de la libertad reproductiva de las mujeres en Estados Unidos. Tras la sentencia del Tribunal Supremo en junio de 2022 que tumbó el precedente de medio siglo de Roe contra Wade, un fallo que convirtió en federal el derecho al aborto, pasó a ser una prioridad asegurar nuevos métodos anticonceptivos.

El punto de mira del Supremo

Aquella sentencia, que devolvió a los Estados la facultad para legislar sobre el tema (hasta ahora, al menos 25 han prohibido o restringido severamente ese derecho), incluía una opinión concurrente de Clarence Thomas, el magistrado más conservador del Supremo en ocho décadas, en la que dejaba abierta la puerta para revisar otros precedentes basados en la decimocuarta enmienda, que protege, entre otros derechos, el de la intimidad. Uno de ellos es Griswold contra Connecticut, el fallo que legalizó en 1965 el uso de anticonceptivos a las parejas casadas. Los otros dos son Obergefell contra Hodges (2015), que legalizó el matrimonio homosexual, y Lawrence contra Texas (2003), que acabó con la prohibición de las relaciones entre personas del mismo sexo.

birth control pill
Diseño propuesto por la farmacéutica Perrigo del medicamento Opill.AP

En otro de los frentes abiertos en la guerra de los sectores más conservadores contra la libertad reproductiva está implicada también la FDA, que aprobó hace 23 años otro medicamento, la mifepristona. Es el más popular para interrumpir un embarazo en su combinación con otra pastilla: el misoprostol. El primero interrumpe la gestación; el segundo, vacía el útero. La mezcla se emplea en alrededor de la mitad de los abortos que se practican en el país.

En enero, un cambio en las reglas de la FDA permitió la venta de esas pastillas en las farmacias minoristas. Matthew Kacsmaryk, juez federal nombrado por Trump, paralizó en abril provisionalmente la administración de la primera. En la práctica, esa decisión nunca llegó a entrar en efecto. Los mismos nueve jueces del Supremo que en junio pasado derogaron Roe corrigieron la opinión de un tribunal de apelaciones de Nueva Orleans, cuyos magistrados fijaron restricciones para la administración de la mifepristona mientras revisaban la sentencia del ultraconservador Kacsmaryk. Aún no está claro qué suerte correrá finalmente la mifepristona. El dictamen del Supremo no ha ahuyentado la posibilidad de que esas píldoras acaben prohibidas en todo Estados Unidos.

Alexis McGill Johnson, presidenta y directora ejecutiva de Planned Parenthood Federation of America, principal organización abortista de Estados Unidos, que controla cerca d ella mitad de clínicas del país, declaró tras conocer la noticia de la aprobación de Opill: “Estamos encantados de ver que la FDA atiende a la ciencia y elimina una barrera innecesaria para acceder a la atención médica básica. Sabemos que aumentar el acceso a los métodos anticonceptivos no es una solución a los continuos ataques al acceso al aborto y la salud sexual y reproductiva. Pero es fundamental, especialmente conforme estados a través del país continúan redoblando sus impopulares prohibiciones y restricciones del aborto”.

En su comunicado de este jueves, la FDA recuerda la forma en que la pastilla debe tomarse (cada día a la misma hora) para que sea efectiva.

Según calcula la Academia Estadounidense de Médicos de Familia, unos 100 países ofrecen pastillas orales anticonceptivas sin receta. España, donde sí se puede dispensar sin intervención médica la píldora del día después, no se encuentra entre ellos.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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