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DERECHO AL ABORTO
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Supremo de Estados Unidos destruye un derecho fundamental de las mujeres

Es muy difícil entender que un tribunal con mayoría abrumadora de hombres anule un derecho tan capital para la autonomía y libertad de las mujeres

Sentencia Roe contra Wade
Agentes de seguridad del Tribunal Supremo, durante una protesta en favor del aborto, el 5 de mayo en Washington.LEAH MILLIS (REUTERS)

La noticia, no por esperada, deja de ser desoladora. Como cuestión previa, anotar la extraordinaria politización de la perspectiva hiperconservadora del asunto. El pronunciamiento del Tribunal Supremo de Estados Unidos anula la sentencia Roe contra Wade, que permitía el aborto.

En el fondo de la cuestión, lo que se destruye es un derecho fundamental de las mujeres que nos permite tener el control sobre nuestro cuerpo y la maternidad. Mal, rayando lo imposible, se acompasa poder ser ciudadanas, trabajadoras y madres al mismo tiempo si en el arranque de estas tres circunstancias no está la autonomía de nuestra decisión y de nuestro propio calendario.

Casi todos los asuntos relativos a la integridad de nuestro cuerpo, que es una parte importante de nuestra dignidad y de nuestros derechos humanos, se ven envueltos en debates de índole moral, cuando de lo que se trata es de articular la libertad del uso o no del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, para hacer realidad otra libertad mayor, que es ser madres o no serlo.

No hace falta comentario alguno para identificar todo esto con un retroceso en los derechos y libertades de las mujeres, producto de la ola ultraconservadora que vivimos. Va más allá de una vuelta con claros ribetes machistas y acaba incluyendo algunos otros debates y posiciones de misoginia.

Es muy difícil entender que un tribunal con mayoría abrumadora de hombres anule un derecho tan capital para la autonomía y libertad de las mujeres que, como es sabido, trae como consecuencia la desigualdad que separa a las mujeres ricas de las pobres para resolver estas cuestiones en la clandestinidad y a riesgo de sus propias vidas.

Nuevamente, es el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo el objetivo de la ola ultraconservadora y, con ello, la degradación de la ciudadanía plena de las mujeres, incompatible con las sociedades democráticas actuales.

Carmen Calvo Poyato es diputada y presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados

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