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Kenneth Castro: “En la covid no se han escatimado recursos; en tuberculosis hemos sido tacaños en la inversión y en prestarle atención”

El epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública de Rollins de la Universidad de Emory (Atlanta) alerta de la urgencia de recuperar la detección precoz y el tratamiento de pacientes que se perdió durante la pandemia

Kenneth Castro, epidemiólogo de la Rollins School of Public Health de la Universidad de Emory (Atlanta), en Barcelona.
Kenneth Castro, epidemiólogo de la Rollins School of Public Health de la Universidad de Emory (Atlanta), en Barcelona.©Consuelo Bautista
Jessica Mouzo

La pandemia de coronavirus ha absorbido todas las fuerzas y recursos del sistema sanitario para combatirla. Tanto, que incluso ha lastrado la lucha contra otras dolencias infecciosas que hasta entonces habían ocupado y preocupado a infectólogos y epidemiólogos. La más mortífera hasta la llegada de la covid era la tuberculosis, pero tanto su diagnóstico como su tratamiento se han visto mermados por la crisis sanitaria, explica Kenneth Castro (San Juan de Puerto Rico, 68 años), epidemiólogo de Escuela de Salud Pública de Rollins de la Universidad de Emory (Atlanta).

El médico, experto en enfermedades infecciosas y calificado en un artículo de la revista The Lancet como un “héroe de la salud pública”, alertaba del impacto social que tendrá el parón en la atención a la tuberculosis. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2020, las muertes por tuberculosis aumentaron por primera vez en una década —1,3 millones de víctimas, un 5,6% más que en 2019—.

Pregunta. ¿Qué ha significado la pandemia en la tuberculosis?

Respuesta. La pandemia ha tenido un impacto sobre la tuberculosis bastante devastador a en el ámbito mundial. Las razones para esto son múltiples: se reasignaron recursos de tuberculosis para responder a la pandemia de la covid, se redistribuyó el personal sanitario que trabajaba en tuberculosis y en muchos lugares hubo cierre de servicios de atención médica para disminuir el contagio. Hemos perdido terreno y ahora nos corresponde recuperarlo y acelerar para lograr los objetivos de la ONU.

P. ¿Qué es lo más grave de todo ello?

R. Hay una condición paradógica porque el aislamiento pudo haber contribuido a disminuir el contagio de tuberculosis. Sin embargo, estas personas que se mantenían en su domicilio y tenían tuberculosis activa, no estaban siendo tratadas y estaban contagiando a sus contactos domésticos. Todavía queda por ver el impacto de esto y hay cierta incertidumbre.

A corto plazo hay que aumentar el seguimiento de personas de alto riesgo, ofrecerles tratamiento. Hay una interrupción en la cadena de suministro y muchas veces no tenemos medicamentos disponibles. Tenemos que sobreponernos a esto. Hay que aprovechar el auge que ha tenido la pandemia y reconocer que, como consecuencia de ella, la infraestructura de salud pública es importantísima. Hay que revertir esa infraestructura que hemos descuidado.

P. ¿Cuánto tiempo se tardará en revertir todo lo que se ha perdido con la pandemia?

R. Depende de lo que ocurra con la pandemia, porque si seguimos viendo olas de covid, a medida que reabrimos servicios, es posible que tengamos que volver a cerrarlos. Existe incertidumbre sobre lo que va a pasar, pero lo que hay que hacer está claro y no debemos descuidarlo.

P. ¿Puede convivir una buena atención a la tuberculosis con la gestión de la covid?

R. Definitivamente, sí. Son dos enfermedades de carácter respiratorio, que se transmiten por aerosoles. Hacen falta métodos diagnósticos y un ejército de personal sanitario capacitado para hacer la investigación de contactos. Todo eso son cosas que tienen en común y que podríamos compartir para mejorar la respuesta de ambas. No tiene que ser una a costa de la otra.

P. Las comparaciones son odiosas, pero la covid fue declarada una emergencia por la OMS en 2020 y ya tiene vacuna y fármacos en marcha. La tuberculosis fue declarada una emergencia en 1993 y todavía no está controlada. ¿Por qué no se ha podido controlar?

En muchos países desarrollados, la tuberculosis se observa como algo del pasado y es un concepto errado”
Kenneth Castro

R. Los que hemos trabajado en tuberculosis decimos que nos da envidia sana porque en el caso de la covid no hemos escatimado en invertir y movilizar, mientras que para la tuberculosis hemos sido sumamente tacaños en la inversión y en prestarle la atención.

P. ¿Por qué?

R. La tuberculosis se ve como una enfermedad del pasado. Muchas personas creen erróneamente que ya no es un mal y no reconocen que antes de que llegara la pandemia de covid era el agente infeccioso que más muertes causaba en el mundo. En muchos países desarrollados, la tuberculosis se observa como algo del pasado y es un concepto errado.

También hay un componente social: se ha visto que la tuberculosis tiende a afectar a inmigrantes, marginados, personas sin domicilio, encarcelados, quienes carecen de voz y voto en muchas sociedades y no tienen el apoyo necesario. Tenemos que convertirnos en los abogados de estas personas para ayudar a lograr los servicios necesarios y ayudar al paciente tanto económica como psicosocialmente.

P. ¿La pandemia también ha agravado las resistencias a los fármacos contra la tuberculosis?

R. Esto es importantísimo y todavía está por ver si ha existido un auge en la tuberculosis multidrogorresistente. Pero en cualquier momento que un paciente con tuberculosis activa interrumpa el tratamiento, corre un riesgo de desarrollar cepas resistentes y eso nos preocupa mucho y tenemos que atenderlo inmediatamente.

P. A propósito del arsenal terapéutico, tampoco se ha avanzado mucho en lograr un fármaco extremadamente eficaz y que evite períodos tan largos de terapia. ¿En qué punto están y qué falta?

R. En la tuberculosis ha habido retrasos en la investigación y hemos visto una serie de fármacos sumamente buenos y, sin embargo, no han sido aprobados en muchos países. Eso muestra la falta de atención y también, de forma autocrítica, digo que muchos de los que trabajamos en la tuberculosis nos hemos acostumbrado a trabajar en la pobreza y vivimos en la pobreza de ambición. Hay que aprovechar el empuje de la covid y decir que esto no tiene por qué ser así: hemos visto que en 18 meses se ha logrado mucho porque hubo la decisión política de invertir contra la covid. ¿Por qué dejar rezagada a la tuberculosis? No se justifica.

P. ¿Temen que este desvío de recursos y atención a la covid persista en detrimento de otras infecciones?

La tuberculosis afecta a personas que carecen de voz y voto en muchas sociedades. Tenemos que convertirnos en sus abogados para ayudarlos”
Kenneth Castro

R. Yo soy más optimista. Es importantísimo poder hacerle frente a una nueva pandemia sin descuidar las condiciones preexistentes. Esa es la lección importante. Como sociedad, tenemos que ser capaces de abordar varios problemas a la vez.

P. ¿Una vacuna contra la tuberculosis es la solución o es más realista conseguir fármacos mejores?

R. Los fármacos son más realistas a corto plazo, pero a largo plazo esperamos tener una vacuna segura y efectiva para la tuberculosis. Haré fiesta el día que tengamos una.

P. ¿Es factible la erradicación de la tuberculosis en 2050 como pide la OMS?

R. Con el retraso que ha habido, necesitaremos más tiempo. A menos que se nos dé un momento de eureka y logremos algo nuevo que nos permita poner el pie en el acelerador para lograr retomar el terreno perdido. Ese terreno hay que recuperarlo de forma inmediata. Mientras más lo retrasemos, menos probable es que se logre la eliminación de la tuberculosis para el año 2050.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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