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Argentina cambia el etiquetado frontal de los alimentos procesados para combatir la obesidad

La nueva ley de promoción de la alimentación saludable obliga a incluir octógonos negros en los productos con exceso de sal, azúcar y grasas y prohíbe que se publiciten al público infantil

Obesidad infantil en Argentina: Un pasillo de un supermercado de Buenos Aires
Argentinos hacen compras en un supermercado de Buenos Aires.

En un plazo máximo de seis meses, en Argentina los alimentos procesados con exceso de sal, azúcar y grasas deberán advertirlo con octógonos negros bien visibles para el consumidor. Esos alimentos no podrán incluir dibujos ni otros elementos que llamen la atención de niños y adolescentes ni será posible venderlos en centros educativos. Estas medidas están contempladas en la ley de promoción de la alimentación saludable que aprobó el Congreso de Argentina el martes por la noche por 200 votos a favor, 22 en contra y 16 abstenciones. El objetivo de la nueva normativa, que contó con una dura oposición por parte de la industria, es favorecer el combate de la obesidad, la hipertensión y los riesgos cardíacos derivados de una mala alimentación.

Las etiquetas actuales de los alimentos “son engañosas y a veces ilegibles”, señaló la diputada del gobernante Frente de Todos Cecilia Moreau. “No estamos legislando, por más lobby que haya habido, sobre ninguna industria, no queremos prohibir la comercialización de ningún alimento. Solo queremos asegurarle al consumidor que le estamos dando información concisa de lo que consumimos”, agregó.

Según datos expuestos en el debate parlamentario, el 66% de los 45 millones de habitantes de Argentina tiene sobrepeso, el 32%, obesidad, y el 42% sufre de presión arterial alta. El cambio de etiquetado busca mejorar la alimentación de niños y adolescentes, ya que, según cifras de 2019, Argentina era el país sudamericano con mayor número de menores de cinco años con exceso de peso, el 13,6%. La cifra se disparaba hasta el 41% en aquellos entre cinco y 17 años.

El problema se ha agravado desde entonces, según han advertido desde la Sociedad Argentina de Pediatría. En el año y medio de pandemia de covid-19 ha sido mucho más difícil para las familias comer sano por el aumento del precio de los alimentos —un 53,6% en el último año— por encima del de los salarios —47,4%— y por el cierre de las escuelas. La restricción de espacios para realizar actividad física también repercutió en un aumento del sobrepeso de la población infantil y adolescente.

“Esta ley es necesaria porque estamos frente a una gran epidemia: la del sobrepeso”, dijo la diputada de la coalición opositora Juntos por el Cambio Brenda Austin. Aunque su bloque fue el que aportó un mayor número de votos negativos, Austin aplaudió el triunfo de la defensa del derecho a la salud sobre la grieta política.

La nueva legislación establece también que los productos que contengan edulcorantes o cafeína deberán informar que su consumo no se recomienda en niñas y niños. Ante igualdad de condiciones, el Estado deberá priorizar la compra de alimentos sin sellos de advertencia, una medida significativa en el país sudamericano dada la gran asistencia alimenticia a la población más vulnerable.

La ministra de Salud, Carla Vizzotti, celebró la aprobación de una ley que supone “una herramienta vital para tomar decisiones informadas, prevenir enfermedades crónicas y mejorar la alimentación de cada argentina y cada argentino”.

La nueva legislación sigue los pasos dados en otros países de la región, como Chile, Uruguay y México.

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