La Eurocámara denuncia que solo un 0,3% de las dosis de vacunas administradas en el mundo fueron a los 29 países más pobres
El Parlamento Europeo redobla la presión para exigir un levantamiento de las patentes ante la cumbre del G-7
En un momento clave, al borde de la cumbre del G-7 en Cornualles (Reino Unido), en la que los líderes de las grandes potencias discutirán el modelo para que el mundo entero —y no solo los países ricos— pueda salir del hoyo de la pandemia, el Parlamento Europeo ha adoptado una resolución en la que reclama una suspensión temporal de las patentes con el objetivo de incrementar la producción de vacunas en el mundo. El texto, que recoge el guante lanzado a principios de mayo por el presidente estadounidense, Joe Biden, pide unas “negociaciones proactivas, constructivas y basadas en textos concretos” dirigidas hacia una suspensión temporal del acuerdo que rige los derechos de propiedad intelectual en la Organización Mundial del Comercio. La resolución no es vinculante, pero sí redobla la presión sobre la Comisión Europea —el brazo ejecutivo de la UE— y el Consejo —que representa a los Estados miembros—, que abogan en cambio por un modelo de licencias, transferencia de conocimiento y supresión de las barreras a la exportación de vacunas para incrementar el ritmo de la inmunización en el mundo.
El mundo, recuerda la Eurocámara, necesita 11.000 millones de dosis para lograr inmunizar al 70% de la población. Y hasta ahora, de los 1.600 millones de pinchazos realizados, la mayor parte se ha destinado a los países productores e industrializados; solo un 0,3% se han dirigido hacia los 29 países más pobres del planeta. El hemiciclo enfatiza también la necesidad de apoyar la fabricación en África y la importancia del mecanismo COVAX, la alianza global que tiene el objetivo de garantizar el acceso equitativo a las vacunas, promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). También asevera, citando al FMI, que “una aceleración de la distribución de vacunas podría aportar más de 7 billones de euros al PIB mundial si el virus se mantuviera bajo control”. El texto ha salido adelante con 355 votos a favor, 263 en contra y 71 abstenciones.
“La cuestión sobre los derechos de propiedad intelectual probablemente saldrá en este G-7”, ha dado por hecho Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, en una rueda de prensa virtual celebrada desde Bruselas antes de su partida hacia Cornualles, donde arranca la cumbre este viernes. “Un levantamiento de las patentes puede sonar bien, pero no es una bala mágica”, ha recordado el belga sobre la posición de la UE. También ha defendido que el actual tratado sobre propiedad intelectual “ya ofrece flexibilidad” y que el bloque comunitario “quiere centrarse en propuestas concretas como promover las licencias voluntarias y las transferencias de conocimiento en “términos mutuamente acordados”.
Michel ha subrayado que Europa encabeza la liga de quienes “aseguran un acceso global equitativo a las vacunas”. De los 700 millones de dosis que se han producido en la Unión Europea desde el pasado mes de diciembre, se han exportado en torno a la mitad, unos 350 millones de dosis, a más de 90 países, según la Comisión. Aunque solo un 10% han sido destinadas a los Estados “menos adelantados”, subraya la resolución parlamentaria.
Desde el inicio del debate sobre las patentes, Bruselas ha defendido su estrategia reclamando en cambio una mayor apertura a la exportación por parte de países como Estados Unidos, que lleva un ritmo mayor de inmunización, pero sin embargo apenas ha enviado dosis al resto del mundo. A mediados de mayo, cuando Biden se comprometió a donar 80 millones de dosis antes del final de junio, Washington no había exportado ni un 1% de las 333 millones de dosis producidas en su territorio, según publicó The Wall Street Journal. La mayor parte de esas donaciones comprometidas son pinchazos de AstraZeneca, una vacuna que aún no ha sido aprobada para su uso en Estados Unidos.
La resolución parlamentaria también pide a Estados Unidos y el Reino Unido que “supriman inmediatamente” sus prohibiciones a la exportación de vacunas y materias primas necesarias para fabricarlas, con el fin de acelerar su flujo; y le reclama lo mismo a la Comisión, que aprobó en enero un mecanismo de autorización de las exportaciones para tratar de asegurar que se quedaba en casa la producción; ocurrió durante los renqueantes inicios de la estrategia de vacunación en la UE.
De eso ha pasado casi medio año, y la carrera por mostrar la cara más solidaria de la pandemia ante la gran cita en Cornualles ha puesto a competir a Bruselas con Washington. Así, mientras Biden anunciaba este jueves la compra de 500 millones de vacunas de Pfizer para donarlas a 92 países de ingresos medios y a la Unión Africana, a través del mecanismo COVAX, Michel recordaba en la rueda de prensa que la UE es el mayor contribuyente de este mecanismo, y que se ha propuesto donar un mínimo de 100 millones de dosis a los países de menor renta antes de que acabe el año. También pretende “reforzar la capacidad de producción alrededor del mundo”, ha señalado.
Capacidad de fabricación en África
La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ha bailado al mismo compás que Michel durante la comparecencia de prensa previa al G-7 y ha recordado que la erradicación de la pandemia no tiene que ver solo con compartir vacunas. “También consiste en desarrollar la capacidad de fabricación en África”, ha afirmado. Europa se comprometió en mayo a aportar 1.000 millones de euros para dar un impulso a este potencial de fabricación, a través de la creación de plantas en el continente africano.
El eurodiputado socialista Nicolás González Casares, miembro de la comisión de Industria del Parlamento Europeo, una de las encargadas del seguimiento de la estrategia de vacunas, reconoce que la resolución parlamentaria es sobre todo simbólica, pero añade presión a las instituciones y a las capitales europeas, que han tenido que posicionarse. Según explica, las negociaciones del texto han evidenciado las diferencias entre Berlín (reacia a levantar la propiedad intelectual, como también defiende Bruselas) y Francia (que se mueve más en la línea de Biden). Además, asevera el europarlamentario, coloca mayor presión sobre la industria: “Ahora trata de demostrar que puede ser capaz de ampliar su capacidad de producción sin necesidad de levantar las patentes”.
BioNTech, de hecho, ha anunciado que planea establecer en África plantas de producción de sus vacunas de ARN mensajero, según ha publicado este jueves Financial Times. El fármaco de la compañía alemana, desarrollado junto a la multinacional estadounidense Pfizer, representa en torno al 65% de los pinchazos en la UE y se ha convertido en una de las grandes apuestas industriales de Europa (y cuya propiedad intelectual Bruselas está muy dispuesta a proteger).
El anuncio de la empresa biotecnológica sigue la línea marcada por Bruselas. Von der Leyen, que ha debatido sobre la expansión africana con el cofundador y consejero delegado de BioNTech, Ugur Sahin, antes de la cumbre de líderes mundiales, ha destacado el potencial de la novedosa tecnología de ARN mensajero. Hasta la pandemia nunca había sido aprobada para su uso en humanos. Ahora sus posibilidades se vislumbran incluso más allá de la covid. “Es muy prometedora para otras enfermedades infecciosas, como la tuberculosis o la malaria”, ha apuntado Von der Leyen.
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