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España prepara los ‘vacunódromos’ para la inmunización masiva

Inmunizar al 70% de la población en verano resultará crucial. Este objetivo se podría alcanzar en julio si se inyectan las dosis a buen ritmo, según las previsiones de la UE

Varias personas esperan para ser inmunizadas en el 'vacunódronomo' del Bilbao Exhibition Centre, este sábado, En vídeo, varios puntos de vacunación masiva en el País Vasco.Vídeo: FERNANDO DOMINGO-ALDAMA / L. RICO, efe
Pablo Linde

Esta semana han llegado a España más vacunas que en todo el mes de enero: dos millones de dosis, casi una quinta parte de las que el país ha recibido desde el inicio de la campaña. Y el ritmo, si se cumplen las previsiones, no parará de crecer en las próximas semanas. Para administrarlas según arriban, la mayoría de comunidades autónomas que no habían puesto en marcha recintos de vacunación masiva están ultimando su apertura. Se trata de desplegar todos los medios para cumplir el objetivo de inmunizar al 70% de la población en verano y volver cuanto antes a una vida normal. La capacidad asistencial no debería ser un obstáculo para acelerar el ritmo de un proceso que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha tachado de “inaceptablemente lento” en Europa.

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Madrid anunció este sábado que pondrá en marcha el pabellón Wizink Center para vacunar la próxima semana a población general de entre 60 y 65 años. En la comunidad ya funciona el hospital Isabel Zendal y el estadio Wanda Metropolitano, donde estos días hay personas que han tenido que esperar colas de horas para recibir su dosis de AstraZeneca. En el País Vasco han comenzado a operar dos vacunódromos este mismo fin de semana, que se suman a otros tantos que arrancaron a principios de semana y a la plaza de toros de San Sebastián, donde se administran dosis desde principios de marzo a profesores y policías; Galicia tiene preparados 14 centros, como recintos feriales, repartidos por la comunidad para la llegada masiva; en Canarias pondrán en marcha dos, uno en cada capital, en la segunda quincena del mes; Cataluña está esperando a que lleguen 200.000 dosis semanales para abrir seis grandes infraestructuras; Aragón cuenta con cuatro, que también usará en cuanto la llegada sea “masiva”; la Comunidad Valenciana esperará a disponer de 57.000 diarias para multiplicar su capacidad con infraestructuras como la Ciudad de las Artes; en La Rioja instalarán desde la semana que entra infraestructuras de vacunación móvil para acelerar el proceso; Baleares instauró lo que denomina puntos covid-exprés el 24 de marzo. Otras autonomías, como Andalucía o Murcia, que empezaron casi desde el principio con pabellones deportivos, aseguran que irán habilitando más y más grandes en función de la llegada. Lo mismo explican portavoces de las consejerías de Sanidad de Castilla-La Mancha, Navarra y Asturias.

Estos vacunódromos son un complemento a los centros de salud y una alternativa para no congestionarlos en una inmunización masiva. Según las previsiones de la Unión Europea, España recibirá al menos 30 millones de dosis en el segundo trimestre que ahora empieza. Sumadas a las que ya se han administrado y a las que hay sin poner, serían suficientes para completar la inmunización de casi 24 millones de personas a finales de junio, teniendo en cuenta que las 5,5 millones de Janssen incluidas en esa cifra son de una dosis y que los menores de 65 con un diagnóstico positivo en los seis meses previos reciben un solo pinchazo. 24 millones supone el 61,3% de la población adulta. Con estas cuentas, se podría alcanzar el objetivo del 70% con la pauta completa al principio del verano. El primer hito de esta hoja de ruta, sin embargo, no se logró: inmunizar al 80% de los mayores de 80 años en marzo. De hecho, ningún país de Europa lo consiguió. España, que se sitúa en la parte alta de la tabla en cuanto a porcentaje de población inmunizada y de dosis inoculadas en proporción a las recibidas, llevaba este sábado el 44% de los ancianos con la pauta completa.

Para lograr la meta del 70% de la población adulta han de ocurrir dos cosas: la primera, que se cumplan las previsiones de llegada de vacunas, algo que no sucedió en el primer trimestre. La segunda, que haya capacidad asistencial suficiente para administrarlas. La opinión de varios expertos consultados es que este no debería ser un problema en España. Aunque la llegada de esas 30 millones de dosis no serán uniformes en todo el trimestre, la media es de 330.000 al día. Esta misma semana se han inoculado más de 300.000 en una sola jornada, muchas de ellas ya en recintos no sanitarios. Y esto antes de la apertura de las infraestructuras ya preparadas.

La lucha contra el virus es ahora también una lucha contra el reloj. Cada inyección puede convertirse en una vida salvada cuando la cuarta ola va tomando forma. La incidencia acumulada comenzó a subir el 17 de marzo. Este sábado estaba en 151 casos por 100.000 habitantes en 14 días, un leve descenso probablemente provocado por la infranotificación de los festivos. Con la movilidad de la Semana Santa es previsible que siga subiendo de forma más pronunciada, con una situación hospitalaria que está lejos de ser buena. El porcentaje de pacientes de covid en las UCI era según el último informe del 19,1%, lo que supone un riesgo “alto”, según el semáforo de Sanidad. Pero esta nueva onda pandémica cuenta con una diferencia con respecto a las anteriores: por primera vez habrá un porcentaje significativo de la población vulnerable inmunizada. Esto, según ha manifestado en más de una ocasión Fernando Simón, portavoz de Sanidad en la pandemia, puede significar una ola menos letal.

Cientos de personas hacen cola para ponerse la vacuna contra la covid en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid.
Cientos de personas hacen cola para ponerse la vacuna contra la covid en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid. Olmo Calvo

En sendas entrevistas a EL PAÍS, tanto la ministra de Sanidad, Carolina Darias, como el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, eran tajantes al afirmar que la capacidad asistencial no va a lastrar el proceso. “El sistema está totalmente preparado. No tengo ninguna duda. El músculo del sistema son los profesionales, pero para que funcione necesitamos las vacunas”, aseguraba García Rojas. Lo mismo piensa José Martínez Olmos, que fue director de Sanidad: “Si ahora vamos con retraso es porque la Unión Europea y los gobiernos pecaron de cierta ingenuidad y pensaron que sería fácil disponer de los millones de dosis necesarias. Pero una cosa es la investigación y otra la producción. Ahora se empiezan a producir más y las previsiones que plantean no parecen tan descabelladas. De no tener ninguna sorpresa, somos capaces de aplicarlas, ya se está viendo”.

“Vamos justos de tiempo”

Alberto Infante, profesor de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad, duda de si habrá personal suficiente para este reto, ya que la llegada no será uniforme, por lo que en mayo, y sobre todo junio, habrá que poner más inyecciones que en abril. “Vamos justos de tiempo porque, además en julio empiezan las vacaciones y hay menos sanitarios disponibles, así que este segundo trimestre es clave”, sintetiza.

La mayoría de comunidades, según explica la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunitaria y de Atención Primaria (FAECAP), están usando sobre todo enfermeras de hospitales y de atención primaria para los centros de vacunación que se están poniendo en marcha. Algunas suman al personal estructural el que contrataron durante la primera ola y, en ocasiones, se están ampliando turnos con remuneración extra para esta labor. Todavía queda margen de maniobra. El sindicato Satse insiste en que hay unas 2.000 enfermeras en paro, a lo que se podría sumar el refuerzo de las mutuas, la enfermería militar y personal jubilado, algo a lo que por el momento se está recurriendo esporádicamente, según FAECAP.

Más allá del personal extra y de las infraestructuras habilitadas para la campaña, varios expertos consultados inciden en que los centros de salud tienen que seguir siendo el eje de la vacunación, aunque la apertura de vacunódromos pueda ser útil. “Creo que la pertinencia del uso de grandes recintos radica, principalmente, en tres aspectos: logísticos, capacidad de la población de transportarse con facilidad y baja reticencia a la vacunación”, enumera Javier Padilla, médico de primaria y autor de varios libros sobre el sistema sanitario. “Creo que pueden ser útiles en contextos de poblaciones móviles y que pueden llegar bien a cualquier lado y en un contexto de baja o nula reticencia. Genial para vacunar a personas jóvenes, pero con gran capacidad para dejar fuera a quienes tengan alguna dificultad”, añade. A Padilla le genera dudas la población en riesgo de exclusión, más difícil de localizar y para los que la atención primaria deberá tener un papel “central”.

Con información de Margot Molina, Isabel Valdés, Lucía Bohórquez, Elisa Tasca, Pedro Gorospe, Silvia R. Pontevedra, Sonia Vizoso, Bernat Coll, Juan Navarro y Guillermo Vega.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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