La lentitud en las campañas de vacunación obliga a Europa a mantener las restricciones en los viajes
Bruselas considera prematuro y contraproducente el debate sobre el “pasaporte sanitario” con una tasa de vacunación que solo llega de media al 2,3% de la población europea
La segunda cumbre de la Unión Europea sobre la pandemia de covid-19 desde comienzos de año se saldará este jueves con una prolongación de las restricciones a todos los viajes considerados no esenciales, tanto desde un país comunitario a otro como los procedentes de un país tercero. El lento ritmo de vacunación y el temor a las nuevas variantes del virus obliga a los 27 socios de la Unión a restringir los viajes trasnfronterizos, y está multiplicando los roces por la desconfianza entre unos y otros. Los 27 también debatirán la demanda de los socios meridionales, como España o Grecia, de introducir un “certificado de vacunación” que permita reactivar las rutas turísticas. De momento, Alemania y Francia se niegan a su aprobación y prefieren esperar a que la tasa de vacunación avance de manera significativa antes de plantearse ese tipo de pasaporte sanitario.
Desde el pasado 1 de febrero, la UE recomienda el aislamiento de las zonas con más de 500 casos de coronavirus por cada 100.000 habitantes, y medidas preventivas, como test previo o cuarentena, para las zonas con más de 150 casos. Esos criterios han llevado a importantes limitaciones de movimiento dentro de la UE y la cumbre de este jueves aboga por mantener un estricto control de los desplazamientos.
“La situación epidemiológica continúa siendo grave y las nuevas variantes suponen un desafío adicional”, señala el borrador de la declaración que espera aprobar este jueves un Consejo Europeo que, al igual que el de enero, deberá celebrarse por videoconferencia entre los líderes de los 27 países de la Unión. El texto añade que “por el momento, es necesario que se restrinjan los viajes no esenciales”. Se reafirman en su intención de mantener fuertes restricciones al tiempo que redoblan los esfuerzos para acelerar la entrega de vacunas.
La cumbre ha sido convocada por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en un momento delicado de la epidemia en Europa por la aparición de nuevas variantes del virus y por el escaso nivel de vacunación alcanzado hasta ahora. A la falta de inmunización se une el descontrol en la vigilancia de la propagación de unas variantes que cada vez son más dominantes y cuya presencia provoca desconfianza entre los socios comunitarios. Casi toda Europa se encuentra por encima del límite de 150 casos por cada 100.000 habitantes y solo algunas partes de Alemania, Finlandia, Rumanía o Grecia han logrado bajar de 50 casos.
Alemania, Francia, España, Portugal o Bélgica, entre otros países, han introducido controles fronterizos para intentar contener los contagios. En algunos casos, como el de Bélgica, la prohibición de entrar al país y salir de él es prácticamente generalizada, salvo en caso de viajes considerados imprescindibles. La Comisión Europea ha pedido explicaciones esta semana por escrito a seis países (Alemania, Bélgica, Suecia, Hungría, Finlandia y Dinamarca) por considerar que imponen restricciones desproporcionadas que pueden afectar a la libre circulación, sobre todo de mercancías, y dañar al mercado interior.
Acelerar la vacunación
Pero la Comisión se encuentra prácticamente inerme ante las trabas fronterizas, y la falta de rastreo de las nuevas variantes hace difícil recuperar la normalidad. La Comisión Europea recomienda que se secuencie al menos el 5% de los test positivos y, preferiblemente, hasta el 10%, para rastrear las variantes del virus. Pero según los últimos datos del Centro Europeo de Pevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) solo un país de la UE, Dinamarca, llega al 10%. Sin secuenciación y con tasa de vacunación muy baja, la vuelta del continente a la normalidad parece todavía lejana.
“Nuestra prioridad continúa siendo acelerar la vacunación en toda Europa”, afirma Michel en la carta de convocatoria de la cumbre dirigida a los 27 Gobiernos de la Unión. De media, solo el 2,3% de la población de la UE ha recibido las dos dosis de alguna de las vacunas autorizadas hasta ahora (BioNTech y Pfizer, Moderna y AstraZeneca), según los datos del ECDC. Malta, con 4,5%, encabeza una clasificación en la que España figura en cuarto lugar con el 3,1%.
Las cifras europeas están lejos de las de EE UU, que ya ha vacunado con dos dosis al 6% de la población y administra a diario un millón y medio de vacunas, el doble que la UE (778.000), según los datos recopilados por la agencia Bloomberg. El Reino Unido, que ha optado por dar prioridad a la primera dosis, ya ha administrado un pinchazo a un 26,8% de la población, pero solo el 1% ha recibido las dos, según las cifras de Bloomberg.
Los Gobiernos europeos atribuyeron en un primer momento la lentitud de las campañas a la supuesta tardanza de la Agencia Europea del Medicamento en autorizar las vacunas. Y después a la falta de garantías de suministro en los contratos de reserva firmados por la Comisión Europea con las farmacéuticas. Pero a medida que se normaliza la cadena de producción y de suministro, las autoridades nacionales de los países más retrasados se enfrentan a su propia responsabilidad en el lento despegue de las campañas.
“En algún momento, en las próximas semanas, dispondremos de una avalancha de dosis y entonces la cuestión pasará a ser si hay capacidad para distribuirlas con rapidez”, pronostica una fuente europea. La Comisión calcula que durante el segundo trimestre se recibirán unos 300 millones de dosis, lo que sumado a los 100 millones del primer trimestre ya cubriría a unos 200 millones de habitantes (para una población de 450 millones).
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus homólogos de Polonia, Bélgica, Dinamarca y Lituania, se han dirigido por escrito a Michel en vísperas de la cumbre para reclamar un esfuerzo conjunto “para potenciar” la capacidad de producción de vacunas en Europa. Los cinco jefes de Gobierno abogan por otorgar las ayudas necesarias a los fabricantes europeos “en caso de que emerjan problemas inesperados en el proceso de producción” y por adaptar las fábricas existentes y construir otras nuevas.
A las dificultades logísticas de una campaña de inmunización sin precedentes, se une la desconfianza de la población en algunos Estados miembros. El resultado de todas las dificultades de fabricación, distribución y percepción de la opinión pública es que la tasa de vacunación está por debajo de la media europea (2,3%) en 10 países de la UE (Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos, Rumanía y Eslovaquia), según los datos del ECDC.
La lenta inmunización tampoco permite, según fuentes comunitarias, abordar el debate sobre los llamados pasaportes o certificados de vacunación que permitirían viajar sin someterse a test ni cuarentenas. “Es un debate prematuro”, descartan esas fuentes, a pesar de que países como Grecia o España insisten en la conveniencia de desarrollar cuanto antes esos documentos. “Es comprensible que los países turísticos no quieran arriesgarse a otra temporada muerta este año, pero hay todavía demasiadas incógnitas como para introducir un certificado”, rematan esas fuentes.
España defiende la necesidad de “definir ya los parámetros del certificado en previsión de que la situación mejore aunque no se concreten todavía sus efectos”, según fuentes oficiales españolas. Las mismas fuentes subrayan que “el objetivo del certificado no es impedir al paso nadie, sino todo lo contrario, facilitar la movilidad”. La intención de la UE es que el certificado, si llega a aplicarse, conviva con sistemas alternativos que franqueen el paso, como la presentación de test negativos.
Los países donde hay grupos importantes de resistencia a la vacunación, como Alemania o Francia, temen que el llamado pasaporte sea contraproducente en estos momentos, porque podría dar la impresión de que es una vía para forzar a las personas a inmunizarse.
Bruselas además quiere resolver antes algunas dudas, como la capacidad de transmisión del virus de las personas vacunadas o la resistencia del antídoto a las nuevas variantes. Las instituciones comunitarias quieren también coordinar el diseño del pasaporte con la Organización Mundial de la Salud para que el futuro salvoconducto sea utilizable dentro y fuera de la UE.
Pero los países más dependientes del turismo, como Grecia o Chipre, han empezado a negociar sus propios corredores teóricamente seguros. Atenas y Nicosia alcanzaban a principios de mes un acuerdo con Israel para permitir la visita de ciudadanos israelíes ya vacunados, aprovechando que el país presenta la tasa de vacunación más elevada del mundo (el 34,7% de la población ha recibido las dos dosis). La apertura es potencialmente arriesgada porque el grueso de la población en Grecia y Chipre sigue sin estar vacunada (poco más del 2,5% ha recibido los dos pinchazos). Otros países, como Dinamarca, han anunciado que introducirán un pasaporte para facilitar la salida al extranjero de su ciudadanía.
El Consejo Europeo, de momento, acordará este jueves que prosigan los trabajos técnicos sobre la estandarización de un certificado que los países más turísticos están deseando estrenar.
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