Profesionales sanitarios piden que las personas con cáncer sean prioritarias para vacunarse contra la covid
Hasta el 16% de los afectados por tumores podría beneficiarse de la medicina personalizada actualmente, pero en España no hay un plan nacional
El oncólogo Luis Paz-Ares, representante de a RED-C, una plataforma de sociedades científicas dedicadas al cáncer con casi 60.000 asociados, defiende que la medida más urgente para las personas con este grupo de enfermedades es que “sean un grupo prioritario en la vacunación contra la covid”. Es la primera medida, y la de más a corto plazo, que se le ocurre para intentar reducir en lo posible el impacto de la pandemia en estos enfermos. “Sabemos que son un grupo con alto riesgo de complicaciones, de un mal desenlace”, afirma Paz-Ares.
Además, la mayoría sigue tratamientos largos con revisiones periódicas, lo que les obliga a ir a los hospitales. Eso siempre supone un riesgo, aunque “se han establecido circuitos para personas con covid y para personas sin el coronavirus”, dice el oncólogo, quien señala que parte del impacto de la pandemia en sus servicios es que se hayan buscado fórmulas para evitar esta exposición y sus riesgos. “Si se podía dar la quimioterapia cada seis semanas en vez de cada seis días se ha hecho”, pone como ejemplo.
Pero eso solo ha pasado con quien ya estaba en tratamiento. Un estudio conjunto de organizaciones de profesionales y de pacientes concluyó que en la primera ola los diagnósticos de cáncer bajaron un 21%, “y en determinadas zonas con mucha afectación por la covid fueron menos de la mitad”, añade el médico. Para poder paliar este efecto y los que se hayan ido acumulando durante la segunda y tercera ola —más las que vengan—, el grupo Red-C [C de cáncer] cree que lo siguiente que habrá que hacer será evaluar la situación y buscar medidas para recuperar el tiempo perdido. “Este año tenemos que afrontar la pandemia, los casos de este año y los del año pasado”, dice Paz-Ares.
De alguna manera, el coronavirus va a ser “el banco de pruebas” para el comienzo de la actividad de la red, dice Paz-Ares. Esta plataforma, en el fondo, trabaja más a medio plazo (sus objetivos están más referidos a 2030), y busca que todo lo que se sabe que hay que hacer, desde llevar un registro mejor de los afectados a las estrategias de cribado y prevención, por ejemplo, “esta vez se hagan”. También quieren formar parte del equipo asesor del Ministerio de Sanidad. Este trabajo lo empezaron con una reunión hace dos semanas con el entonces titular del departamento, Salvador Illa. “Habrá que repetir”, sanciona el oncólogo. También esperan abrir la red a las asociaciones de pacientes.
OncoRetos, otro grupo de especialistas, apunta, aprovechando el Día Mundial contra el Cáncer que se conmemora este jueves, a otra carencia del sistema: la falta de una estrategia nacional que regule y fije la calidad, el acceso y el tiempo a la medicina de precisión. Esta se llama así porque se basa en detectar biomarcadores (genes, proteínas) específicas de un tipo de tumor o común a muchos y diseñar fármacos específicos para ello. El caso paradigmático es el receptor HER2 del cáncer de mama, cuyo descubrimiento más el posterior desarrollo de un medicamento específico cambió el pronóstico de este tipo de tumores de mortal a curable. Tras ese gen han venido otros (RAF, ALK, EGFR, BRAC1, BRAC2.... etcétera) que han permitido avanzar en el tratamiento. Pero su aprovechamiento en España es irregular y depende del tipo de marcador, la comunidad autónoma e incluso el hospital, afirma la oncóloga Pilar Garrido, portavoz de OncoRetos.
En España se diagnostican cada año cerca de 180.000 cánceres. Garrido calcula que para más del 15% ya hay un biomarcador específico (en EE UU han estimado que se trata de exactamente el 16%, aunque solo se aplica a un 7% de los pacientes). Pero qué test, cuándo, con qué garantías, en qué tiempo se hace no está regulado. Por eso el propósito del grupo es que la medicina personalizada se incorpore a la cartera de servicios, pero que sea flexible, ya que se espera que ese 15% crezca cada año. OncoRetos, que está promovido por la consultora sanitaria Luzán 5, aplaude que en septiembre de 2020 el Ministerio de Sanidad aprobara una convocatoria para poner en marcha la infraestructura de Medicina de Precisión asociada a la Ciencia y Tecnología (IMPaCT), que supone un primer paso hacia la Estrategia Española de Medicina Personalizada. Pero, como se ve, el objetivo final aún queda lejos. “Y no podemos permitirnos que haya pacientes que no se benefician de lo que ya está probado”, concluye Garrido.
182 tratamientos con células CAR-T
El ejemplo más reciente y extremo de medicina personalizada es el uso de las llamadas células CAR-T. Estas son linfocitos del paciente manipulados genéticamente para que se adhieran y destruyan el tumor concreto que tiene el afectado. Desde marzo de 2019 a diciembre de 2020 se habían tratado 182 pacientes en la sanidad pública, dice José María Moraleda, de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), la mayoría con linfomas y el resto con otros cánceres de la sangre (leucemias, mielomas).
Como se trata de medicamentos que hay que fabricar uno a uno para cada paciente, son muy caros (hasta 300.000 euros por paciente), pero han permitido tratar casos hasta ahora sin remedio. Ya hay ensayos en tumores sólidos, dice Moraleda, pero aún en fase preclínica y 1 (la de seguridad en humanos), sobre todo en canceres del sistema nervioso central (gliobastoma, neuroblastoma), próstata, pulmón, ovario, colon y páncreas. “Son muy iniciales. Los principales problemas son encontrar antígenos específicos del tumor y que el CAR-T infiltre el tumor con la suficiente eficacia”, dice el oncólogo, quien confía en ver pronto resultados de terapias combinadas con CAR-T y medicina personalizada.
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