Brasil apuesta por el verano para frenar al coronavirus
El Gobierno brasileño investiga la propagación del virus en un ambiente tropical, situación inédita hasta el momento, y espera que se expanda más despacio en temperaturas elevadas
La identificación del paciente cero con coronavirus en Brasil ha motivado la creación de una red de acciones coordinadas para evitar que el virus se propague rápidamente en el país. Aunque el único caso brasileño confirmado provenga de fuera, las autoridades sanitarias y los investigadores intentan trazar el patrón de comportamiento del coronavirus en un país tropical, algo inédito hasta el momento. Las autoridades también esperan que su posible diseminación en Brasil sea más lenta que en los países del hemisferio norte a causa del verano, época en la que las temperaturas son más elevadas ―un ambiente adverso para el coronavirus― y cuando la gente tiende a estar menos aglutinada en espacios cerrados que en invierno. Si hasta entonces el Gobierno brasileño realizaba controles principalmente a las personas provenientes de China, epicentro de la epidemia, ahora también pasa a considerar el flujo de turistas de Europa, donde la enfermedad ha ido cobrando fuerza los últimos días. También se prepara para poner a disposición mascarillas y otros suministros en los centros sanitarios de todos los Estados para anticiparse al probable aumento de la demanda. De momento, hay al menos 20 posibles casos que se están investigando en el país y el Ministerio de Sanidad promete emitir comunicados diarios para informar sobre el estado del problema.
No es por casualidad que São Paulo, la megalópolis brasileña con un elevado flujo de brasileños y extranjeros, haya sido la puerta de entrada del coronavirus en Brasil. El paciente cero con la enfermedad Covid-19 es un empresario de 61 años que reside en la capital paulista, pero había visitado el norte Italia en un viaje de trabajo de 12 días. El hombre regresó a Brasil el viernes en un vuelo con escala en París. Sin presentar ningún síntoma, el domingo tuvo una comida familiar a la que acudieron unas 30 personas. No fue hasta el lunes cuando se presentó en un hospital particular al presentar síntomas como fiebre y tos, comunes incluso en casos de infección por otros virus respiratorios que circulan actualmente en Brasil. Al comunicarle al médico su paso por Italia, país que había entrado en la lista de diseminación de la enfermedad, le hicieron las pruebas del coronavirus.
El empresario ahora se encuentra en aislamiento domiciliario porque presenta síntomas leves de la enfermedad, y el protocolo internacional señala que solo deben permanecer ingresados quienes presenten un cuadro clínico más grave. En su casa, el paciente cero utiliza mascarilla, evita estar en la misma habitación que su mujer, y la basura que produce se separa del resto. Equipos de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, del Ministerio de Salud y del Ayuntamiento de São Paulo también están en contacto con los 30 parientes que estuvieron con el paciente infectado, además de con los ocho pasajeros que estaban en un radio de hasta dos asientos del empresario en el avión. La indicación es que, si alguno de ellos presenta fiebre o algún síntoma respiratorio (como congestión y secreción nasal, tos o sensación de falta de aire), acuda a un centro de salud. Estas personas no están en cuarentena, pero se les recomienda que eviten aglomeraciones y que tomen los mismos cuidados preventivos que el resto de la población: lavarse las manos frecuentemente, mantenerse hidratados y llevar una alimentación saludable.
La alerta generada por la confirmación del primer caso de coronavirus ha llevado al Gobierno del Estado de São Paulo a formar un comité de emergencia, con expertos preparados para dialogar tanto con autoridades sanitarias federales, estatales y municipales, como con autoridades de otras áreas, en caso de que sea necesario. Aún no hay datos sobre cómo actuará exactamente el grupo en la práctica, pero el infectólogo David Uip, coordinador del comité, afirma que São Paulo está preparada para hacer frente al Covid-19, enfermedad que surge a partir de una modificación genética del coronavirus. “Lo que estamos tratando aquí hoy no es una novedad. Pasamos por el [virus] H1N1 y otras infecciones virales desde hace muchos años”, afirma Uip. El infectólogo también asegura que el sistema paulista de camas, de las cuales 7.000 pertenecen al área de terapia intensiva, es suficiente para atender un posible aumento de la demanda por el coronavirus.
El ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, ha anunciado una licitación para la contratación de 1.000 camas de emergencia para centros de tratamiento intensivo en caso de necesidad, informa desde Brasilia Afonso Benites. El ministro también dijo que, dentro de una semana, todos los Estados brasileños recibirán mascarillas y otros suministros que el Gobierno ya ha adquirido. El ministro también ha asegurado que el momento actual no es de pánico, sino de preparación para notificar los posibles casos en un contexto en el que el verano y el clima tropical puede contribuir a una diseminación más lenta. Aunque puedan confirmarse nuevos casos los próximos días, Mandetta argumenta que el patrón del virus observado en China da pistas sobre la transmisibilidad y la baja letalidad del coronavirus. “La gravedad de la enfermedad es de moderada a leve”, dice el secretario de vigilancia en Salud, Wanderson Kleber de Oliveira.
“No hay motivo para el pánico, pero tenemos que estar alerta porque todo puede cambiar”, añade el secretario de Sanidad de São Paulo, Alberto Kanamura. El funcionario explica que un paciente infectado tiene más posibilidades de transmitir el coronavirus cuando muestra los síntomas, y que diversos estudios demuestran que, durante el invierno, en los países del hemisferio norte, un infectado llega a transmitir la enfermedad a una media de tres personas. Para mitigar el pánico, Kanamura compara esta capacidad de contagio con la del sarampión, donde la media de transmisión de un paciente asciende a 20 personas.
Al virólogo Gúbio Soares ―que integra el Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Federal de Bahía y desarrolló un test rápido que puede identificar el coronavirus en unas tres horas― le parece difícil que el virus se extienda por Brasil a la misma velocidad que en países como Italia. “El clima cálido del país no ayuda a su propagación en pleno verano. La saliva y las gotas respiratorias de las personas también se secan con rapidez. No creo que haya una diseminación descontrolada en Brasil”, sostiene.
Soares dice que el sistema de salud público se está preparando para dar respuestas a una posible propagación de la enfermedad desde enero, pero sugiere que el Gobierno se anticipe y le pida al Parlamento la autorización de más fondos, por si hiciera falta destinar recursos para comprar equipos y suministros ante una situación de emergencia. La experiencia de otros países demuestra que hay un grupo más susceptible al coronavirus, como los mayores de 60 años, los inmunodeprimidos o las personas con comorbilidad (como los trasplantados, los portadores del VIH sin tratamiento y los pacientes con cáncer).
En este contexto, el Gobierno ha decidido anticipar la vacunación contra otros virus respiratorios que circulan por el país, como la Influenza y el H1N1. A partir de marzo, las vacunas vendrán con nuevos componentes para las modificaciones comunes de tales virus, según el Ministerio de Sanidad. El virólogo Soares afirma que esta será una acción importante para evitar coinfecciones, con la contracción de más de un virus que podría agravar cuadros clínicos. El infectólogo David Uip también ve positiva la medida en este momento en el que el país está a punto de padecer el regreso de los virus estacionales. “Con esto, se disminuye la prevalencia de al menos tres virus, dos Influenza A y uno B”, explica.
El ministro Luiz Henrique Mandetta quiso aprovechar también el caso de coronavirus en Brasil para pedirle a la Organización Mundial de la Salud que considere la enfermedad como una pandemia, que se da cuando un virus ya no se concentra en territorios específicos. Esta medida implicaría reconocer que la enfermedad infecta, simultáneamente, a personas de todo el mundo y permitiría ampliar la lista de alerta de países para esta enfermedad.
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