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La psicosis del aislamiento se apodera de Italia

El país suma ya siete muertos y 276 contagios. Los ciudadanos de Milán agotan las existencias en supermercados

Personal del aeropuerto de Debrecen (Hungría) toman la temperatura de los viajeros procedentes de Milán, este martes. En vídeo, las escenas que deja el coronavirus en Italia.Vídeo: EFE / REUTERS-QUALITY
Daniel Verdú

El lunes, primer día laborable desde el estallido de contagios en el norte de Italia, ha puesto a prueba la resistencia de un país ante la oleada de restricciones impuestas por el Gobierno. Ciudades como Milán o Turín amanecieron en estado de semiparálisis. Tiendas cerradas o agotando existencias, escuelas, universidades, gimnasios y bares cerrados. Las 50.000 personas confinadas en los dos focos de contagio —los 10 municipios lombardos y uno de Véneto— pudieron comprobar cómo sus pueblos tenían ya controles de acceso custodiados por la policía y el ejército. Nadie pudo entrar y salir. Se confirmó, además, una séptima víctima, la Bolsa cayó un 6% y la prima de riesgo volvió a subir. Lombardía y Véneto representan un tercio del PIB italiano y la crisis sanitaria, temen los economistas, pronto podría derivar en una recesión de la frágil economía italiana.

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Italia es el país europeo con mayor número de contagiados por coronavirus y el tercero del mundo detrás de China y Corea del Sur. Los positivos ascienden ya a 276. Los trenes que unen el norte y el sur del país lo hacían este lunes con algunos vagones vacíos y obligados de vez en cuando a interrumpir su trayecto por alguna falsa alarma. El contagio sigue circunscrito a cinco regiones (Emilia-Romaña, Piamonte, Lombardía, Véneto y Lacio) y las autoridades creen que, localizados los focos, podrían llegar a contenerlo. Angelo Borrelli, comisario extraordinario de Protección Civil de Italia, se ha convertido en el rostro de esta crisis. Con extrema tranquilidad que contrasta con cierto histerismo en la calle transmite dos veces al día los datos y el nivel de expansión de la situación. La transparencia, hasta la fecha, es total. En su última comparecencia del lunes intentó tranquilizar a la gente que piense viajar a Italia, pero medidas como la suspensión del carnaval de Venecia han provocado la cancelación de miles de reservas por toda Italia.

Las principales incógnitas de esta crisis, confirmó Borrelli, siguen sin resolverse. Es decir, quién es el paciente cero y qué vínculo hay entre los dos focos de contagio en Lombardía y Véneto. Las primeras hipótesis señalan a un agricultor del pueblo véneto de Vo'Euganeo, que habría estado en Codogno. Pero no hubo respuesta oficial. “No tengo confirmación del vínculo entre los dos focos. Pero sí puedo decir que no hay ningún otro foco ahora mismo”, señaló Borrelli durante su comparecencia de las seis de la tarde este lunes.

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Los hospitales de Milán (tres casos) y Turín (dos casos) han instalado tiendas de campaña fuera del recinto para seleccionar a los pacientes de coronavirus y separarlos del resto. La idea es que la gente con la sospecha de haber contraído el virus no llegue a entrar en el centro hospitalario. Un plan que pretende evitar que vuelva a repetirse la negligencia que provocó el contagio múltiple en el hospital de Codogno. Además, Lombardía, la región con mayor número de contagios (más de 170), ha comenzado a hacer pruebas a cualquier persona que tenga síntomas: ya sea en su casa o en el centro sanitario.

El circuito económico se resentirá a corto plazo, opinan los expertos. El cierre de supermercados, oficinas, grandes teatros y empresas se amplió a las cinco regiones afectadas. Instituciones bancarias como Intesa Sanpaolo han interrumpido las actividades en las sucursales en los municipios afectados y han dispuesto que sus empleados trabajen desde casa, iniciativa que también han adoptado otras como el grupo audiovisual Mediaset. Preocupa sobremanera el impacto económico de la crisis. Por eso el Gobierno está valorando decretar también medidas económicas especiales, como las que se utilizan en las catástrofes naturales, que suspenderán el pago de determinados recibos básicos y proporcionarán ayudas.

El temor a que el foco originado a unos 60 kilómetros al sur de Milán pueda seguir extendiéndose inquieta en los países fronterizos, que empiezan a extremar las precauciones. El miedo ahora es que Italia pudiese comenzar a quedarse aislada a través de medidas unilaterales de otros Estados como Francia, donde la oposición presiona para un cierre de fronteras. Las advertencias llegan desde distintos puntos. Austria bloqueó la noche del domingo dos trenes procedentes de Venecia con destino a Múnich ante la sospecha de dos posibles casos a bordo que resultaron negativos y ya se habían apeado en Verona. Además, el lunes los pasajeros de un vuelo de la compañía Alitalia fueron retenidos en el aeropuerto de la isla Mauricio. Las autoridades locales prohibieron el desembarco de unos 70 turistas de Véneto y Lombardía a bordo del avión. En Francia, un autobús procedente de Milán fue bloqueado en Lyon, al sur del país, al advertir los pasajeros que el conductor tenía una fuerte tos.

Una cierta psicosis se apoderó también de los milaneses. Las escenas de gente corriendo a los supermercados liquidando todas las existencias de las estanterías inquietan al Gobierno. El alcalde de Milán, Giuseppe Sala, pidió tranquilidad y afeó que se combata así la emergencia. “En lugar de perder el tiempo corriendo a supermercados para aprovisionarlos, por favor, quedaos en casa cuidando de los más ancianos y vulnerables. Eso es lo que hace una sociedad madura”. El gobernador de Lombardía, Attilio Fontana, ahondó en esa idea y recordó que la vida no ha cambiado en ese sentido y está garantizada la distribución comercial normal.

El confinamiento doméstico en ciudades como Milán, sin embargo, ha sido voluntario. Pero muchos vecinos han tenido que renunciar a acudir a su puesto de trabajo al verse obligados a cuidar de sus hijos, que no fueron a las escuelas. Alessandra Pangrazio es profesora del colegio Matteo Ricci y pasó el día en casa con sus hijos. “Ayer llegó la comunicación de la dirección y nos dijo que nos quedásemos en casa. Pero aún así era una semana corta, teníamos fiesta jueves y viernes de carnaval. ¿Hasta cuándo? No tenemos ni la menor idea”, señala al teléfono. “Estamos tranquilos, pero como nos han dicho que nos quedemos en casa, solo he salido a comprar leche y a la farmacia. En los supermercados faltan un montón de cosas”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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