El coronavirus desata el miedo en Italia
La falta de cifras oficiales desde el Gobierno en las primeras horas alimenta el nerviosismo entre la población
Las autoridades llaman a mantener la calma y evitar el histerismo colectivo ante la inesperada escalada de afectados por el coronavirus de Wuhan (Covid-19) en Italia. Pero el pánico se está propagando más rápido que el propio virus en el país transalpino y la lógica preocupación se está transformando en fatalismo en algunos casos. Este sábado ya eran dos los muertos y 76 las personas infectadas en cuatro regiones del norte del país: Lombardía, Véneto, Piamonte y Emilia Romaña.
Una concatenación de sucesos ha creado un caldo de cultivo perfecto para alimentar un clima de alarmismo. Por un lado, las informaciones se suceden a un ritmo vertiginoso, algunas son incluso contradictorias o incompletas. Además, se desconoce cómo se produjo el primer contagio, ya que el que había sido considerado paciente cero, un italiano que ha regresado recientemente de China y no había presentado síntomas de la enfermedad ha sido descartado como el portador. Por otro lado, los casos han aumentado de forma exponencial en poco tiempo y no se han realizado suficientes controles a todas las personas que han regresado a Italia procedentes de China. En las primeras horas, el Gobierno ha admitido la gravedad de la situación, pero no ha ofrecido aclaraciones precisas y la web del Ministerio de Sanidad, que no ha aportado por el momento cifras oficiales, ha estado fuera de servicio la mañana del sábado. Todo ello está creando la tormenta perfecta para avivar el nerviosismo.
Aunque hay más motivos para mantener el sosiego que para dejarse llevar por el pánico. Dos de los tres primeros casos registrados en Italia hace unas semanas —una pareja de turistas chinos y un italiano llegado de Wuhan— han dado negativo en las últimas pruebas del sábado, lo que significa que su organismo ha batido al virus y han superado la enfermedad. "El coronavirus de Wuhan no es una enfermedad mortal y tiene curación", se han afanado en decir los responsables sanitarios del hospital Spallanzani de Roma, el centro de referencia especializado en enfermedades infecciosas en Italia y en el que están ingresados los primeros desde hace semanas. En las televisiones se suceden las intervenciones de epidemiólogos y expertos que ofrecen consejos de prevención y repiten un mensaje al unísono: "La letalidad del virus es baja, no hay motivos para el pánico". Pero el miedo ha hecho mella en algunos lugares.
Entre el viernes y el sábado, dos trenes, uno en Milán y otro en Lecce, quedaron detenidos durante al menos una hora porque en ellos viajaban casos sospechosos de coronavirus. En uno de los convoyes, un pasajero llamó a los números de emergencia para señalar que conocía a alguien de la localidad de Codogno, uno de los lugares con mayor número de contagiados y que podía haber contraído la enfermedad. En otro, una mujer alertó de la presencia de un pasajero procedente de China con posibles síntomas. En ambas ocasiones se trataba de una falsa alarma, y después de la intervención de la policía ferroviaria para tranquilizar a los viajeros, los trenes retomaron la marcha con normalidad.
En algunos casos, el clima de sobresalto ha ido más allá. En Turín, una mujer italiana de origen chino ha sido insultada y agredida en plena calle. Una pareja de italianos de mediana edad le gritó: "Virus, vete de aquí", mientras le propinaba puñetazos y patadas. "No debe suceder más", ha dicho la mujer de 40 años y que vive en Turín desde 1997, al diario La Stampa, entre llantos y con un collarín al cuello.
El coronavirus ha llegado en Italia a las grandes ciudades de Milán y Turín, con un caso en cada localidad. Las autoridades han decretado, además, el aislamiento en once municipios, diez en Lombardía y uno en Véneto, un encierro que afecta a más de 50.000 personas.
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