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China declara la guerra al plástico

El Gobierno anuncia un plan a cinco años para librarse de los plásticos de un solo uso

Restos de bolsas de plástico en la costa de Shánghai, en 2018.
Restos de bolsas de plástico en la costa de Shánghai, en 2018. JOHANNES EISELE (AFP)

La fórmula tiene precisión matemática: a más gente, más basura. China ha sufrido durante años para lidiar con los desperdicios producidos por sus 1.368 millones de habitantes. El gigante asiático es, de hecho, el primer generador de desechos plásticos del mundo: 60 millones de toneladas anuales en 2010, frente a los 38 millones de Estados Unidos, según cifras de la publicación Our World in Data, de la Universidad de Oxford. El Gobierno chino ha dado un nuevo paso a la hora de combatir este problema, por medio de una campaña que pretende limitar los plásticos de un solo uso en el país.

La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma anunció el domingo esta nueva iniciativa, la cual cubre los próximos cinco años. Según se desprende de su comunicado, la institución aspira a reducir de manera significativa el uso de plásticos desechables en los envíos de comercio electrónico y comida a domicilio para 2022. Un segundo frente pasa por establecer un mecanismo de producción, distribución y consumo de productos plásticos biodegradables para 2025. La administración ya ha comenzado a experimentar con proyectos piloto que buscan fomentar el reciclaje en grandes ciudades como Shanghái. Solo en 2017 los hogares urbanos chinos generaron 215 millones de toneladas de basura, pero las cifras de reciclaje, con muy poco arraigo, no son públicas.

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Las medidas concretas anunciadas prohibirán todas las bolsas plásticas no biodegradables en las principales urbes del país para finales de 2020 y en todas las poblaciones para 2022, aunque los mercados que comercialicen productos frescos estarán exentos hasta 2025. También este año será el último en el que podrán emplearse pajitas en el sector hostelero, el cual deberá reducir su consumo de plásticos de un solo uso en un 30%. Este tipo de productos también estarán vedados para los hoteles después de 2025.

“Es una medida política muy importante, que trata de lidiar con uno de los retos medioambientales más urgentes, no solo en China , sino también a nivel global. El desproporcionado consumo de productos plásticos tiene un enorme impacto medioambiental”, señala por teléfono Ma Jun, director del Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales en Pekín. En la misma línea se expresa Tang Damin, activista en Greenpeace Asia Oriental, quien describe la campaña como “alentadora”. “El Gobierno está enfocando el problema de manera seria y centrándose en el reciclaje como el camino adecuado, pero la política todavía adolece de incentivos regulatorios”, añade.

No es la primera vez que China actúa contra los plásticos. En 2008, las autoridades públicas prohibieron la producción de bolsas ultrafinas y conminaron a los puntos de venta a empezar a cobrar a sus clientes por cada una de ellas. “A diferencia de entonces, la medida es más comprehensiva”, apunta Ma. “El Gobierno ha extraído lecciones valiosas del éxito de esa primera campaña: por ejemplo, que una de las claves es responsabilizar a los grandes negocios”.

El estallido del comercio electrónico en China, del que participaron unas 600 millones de personas en el último año, ha supuesto la apertura de un nuevo campo de batalla en la lucha medioambiental. “El comercio electrónico y los pedidos de comida a domicilio han despegado en China gracias a la utilización de plásticos de un solo uso y a una cultura general de despreocupación. Es hora de que Alibaba, JD y Meituan [las grandes empresas del sector] dejen de eludir su papel en esta crisis, renuncien a los plásticos de un solo uso y pongan a la industria a buscar alternativas reutilizables”, sentencia Tang.

La comisión también ha anunciado que China dejará de importar desechos plásticos de terceros países —un campo en el que hasta hace poco había sido líder mundial—, una medida adelantada en 2018. Su decisión se une a la acción climática de otros países de la región. Malasia también ha anunciado un veto similar a la importación de dichos productos; mientras que en Tailandia y partes de Indonesia se han puesto en marcha iniciativas para restringir el empleo de plásticos de un solo uso. Asia se ha propuesto romper viejas costumbres: incluso la matemática.

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