El Gobierno anuncia 20 millones de vacunas para primavera a una ciudadanía recelosa
La mayoría de la población prefiere esperar a conocer los efectos del fármaco, pero aceptaría de inmediato la vacunación si se lo recomienda el médico, según el CIS
Si las autoridades pretenden generar confianza en los españoles con los anuncios de las vacunas contra la covid, no lo están consiguiendo. Los ciudadanos parecen mirar con cierta precaución el avance de las vacunas. En una encuesta del CIS publicada el viernes, la mayoría eran partidarios de esperar a conocer los efectos antes de ponérsela, aunque solo un 16% la rechaza de forma cerrada, incluso si se la recomienda el médico. Prácticamente al mismo tiempo que se hacía pública, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba que entre 15 y 20 millones de españoles estarán inmunizados entre mayo y junio.
¿Quiénes serán los primeros? ¿Cuáles serán los fármacos empleados? ¿A qué ritmo llegarán? Solo hay informaciones muy superficiales para responder a estas preguntas. No en vano, hoy por hoy, no hay ninguna vacuna aprobada por las autoridades europeas, pese a que Reino Unido sí está a dos días de comenzar las inmunizaciones a su población tras una autorización de urgencia.
El Ministerio de Sanidad anunció que los primeros 2,5 millones de personas en vacunarse serán los ingresados en residencias, el personal que los atiende, el resto de los sanitarios y las personas con gran discapacidad. Luego hay otros 11 grupos cuyo orden no está claro. Dependerá, entre otras cosas, de las especificaciones de las primeras vacunas que se aprueben. Por los criterios anunciados —primar a los más vulnerables a la enfermedad—, previsiblemente los siguientes serán los mayores de 65 años —algo más de nueve millones, pero que incluyen también a buena parte del primer grupo— y las personas con condiciones crónicas como diabetes o hipertensión —de nuevo, un porcentaje significativo ya está incluido entre los mayores—.
Aunque no existe un censo que permita saber exactamente cuántas personas están contabilizadas en esos grupos de mayor riesgo en caso de infección, el margen hasta los 20 millones es suficiente para pronosticar, si los augurios del presidente se cumplen, que ya en primavera se puede empezar a inmunizar a menores de 65 años sanos.
Pero, ¿cómo calcula el Gobierno esta cifra cuando todavía no hay ninguna vacuna aprobada? Los acuerdos con las farmacéuticas permanecen en la confidencialidad. En ellos hay anticipos de dinero para que las compañías comiencen la producción incluso antes de que se aprueben. Así que inmediatamente después de la luz verde —las dos primeras en Europa están previstas para el 29 de diciembre (Pfizer) y el 12 de enero (Moderna)— podrán comenzar a llegar. Pero lo harán a un ritmo paulatino, y luego se irán incorporando más, para que se vayan repartiendo entre todos los países que han aportado estos anticipos.
España, a través de la UE, tiene comprometidas con seis laboratorios 140 millones de dosis que permiten inmunizar a 80 millones de personas (la mayoría requiere doble dosis). Pfizer anunció este viernes que su producción inicial sufrirá retrasos, pero una portavoz de esa firma asegura a EL PAÍS que no interferirá con la distribución que estaba prevista en España. Fuentes del Ministerio de Sanidad añaden que no tienen noticia de retrasos, algo que tendría que notificarles la empresa.
El cálculo de esos 15 o 20 millones de personas vacunadas procede de los compromisos que han adquirido las compañías, siempre que sus ensayos acaben de forma satisfactoria y reciban la aprobación de las autoridades en el momento previsto por las farmacéuticas. Es decir, el presidente ha anunciado algo que, pese a ser previsible, hoy por hoy nadie puede garantizar.
Quizás esta es una de las razones por las que la población muestra cierto recelo al hablar de vacunas. En opinión de Josep Lobera, profesor de Sociología en la Universidad Autónoma de Madrid, “las reticencias son muy razonables”, ya que todavía no hay ninguna vacuna aprobada y lo que se conoce de ellas es todavía escaso.
Plan de comunicación
En la encuesta del CIS, un tercio de los consultados se muestra dispuesto a vacunarse en cuanto sea posible y, aunque la mayoría (un 55,2%) preferiría conocer sus efectos antes de que le pinchasen la inmunización, de ellos un 59,6% lo haría inmediatamente si se la recomendara su médico por su historia clínica o por el riesgo de contagiar a algún familiar. En un barómetro previo de octubre, el porcentaje de personas que se mostraba dispuesto a inmunizarse era mayor (40,2%), pero es difícilmente comparable, porque solo había dos opciones de respuesta, mientras que en la de este viernes hay tres.
Lobera cree que las personas que no se quieren vacunar de inmediato no son antivacunas, sino que miran con prudencia la situación. “De hecho es bueno que no se quieran vacunar de inmediato, porque la mayoría no lo podrá hacer, tendrá que esperar. Y es muy esperable que en los próximos meses se reduzcan esas reticencias, porque la vacuna se habrá aprobado con una serie de criterios y habrá más información disponible”, explica.
No obstante, con los resultados de la encuesta del CIS, la vacuna, que en principio será voluntaria, llegaría a cubrir aproximadamente a la cantidad de personas que se consideran necesarias para alcanzar la inmunidad de rebaño, que los científicos cifran entre un 60% y un 70%. El Gobierno ya ha anunciado un plan de comunicación para ampliar el porcentaje de personas que se vacunen, aunque no se conocen detalles.
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