El 95% de los españoles se queda sin saber su plan de vacunación
Sanidad anuncia que los primeros en inmunizarse serán usuarios y empleados de residencias, sanitarios y grandes dependientes, pero oculta los siguientes 14 grupos
Las personas que viven en residencias de mayores o discapacitados y sus cuidadores (personal sanitario y sociosanitario) serán los primeros en recibir las vacunas contra la covid-19. Así lo anunció el martes el ministro de Sanidad, Salvador Illa, tras el Consejo de Ministros, donde presentó el plan para inmunizar a la población española. La previsión es que comience en enero por grupos prioritarios de población: tras los residentes, el segundo grupo será el personal sanitario de primera línea; el tercero, el resto de personal sanitario y sociosanitario. En cuarto lugar se situarán los grandes dependientes que no vivan en residencias, personas con discapacidad que requieren intensas medidas de apoyo. Son en total 2,5 millones personas que recibirán la inmunización entre enero y marzo, si se cumplen los plazos previstos por el Gobierno. Para el resto, el 95% de la población, Illa no quiso desvelar fechas.
El ministerio ha trabajado durante dos meses en este plan, en el que se han establecido 18 grupos poblacionales en función de cuatro criterios de riesgo: morbilidad grave y mortalidad, exposición a la enfermedad, impacto socioeconómico y transmisión de la enfermedad. “Primero irán siempre los más vulnerables”, apuntó Illa. “Se ha establecido un marco ético donde prevalecen los principios de igualdad, dignidad de derechos, necesidad, equidad, protección de la discapacidad y el menor, beneficio social y reciprocidad”, añadió el ministro, que no quiso decir cuáles son los otros 14 grupos de priorización. “Los daremos a conocer oportunamente”, dijo.
Sanidad, a través de la Unión Europea, tiene firmados o ultimados contratos con seis farmacéuticas (AstraZeneca, Sanofi-GSK, Janssen, BioNTech-Pfizer, CureVac y Moderna). A España le corresponden 140 millones de dosis, que equivalen a 80 millones de inmunizaciones (la mayoría requiere doble dosis), casi el doble que de ciudadanos. Este margen está pensado para tener suficientes dosis en caso de que los experimentos de alguna fallen o se retrasen y para potenciar la producción y que se puedan beneficiar países en desarrollo.
La primera etapa (entre enero y marzo) depende de la aprobación definitiva de las vacunas, ya que todavía ninguna ha recibido la luz verde de las autoridades sanitarias, aunque hay tres muy avanzadas que se encuentran ya en fase de revisión. La segunda etapa llegaría hasta junio. En ella se seguiría avanzando en la vacunación de grupos de riesgo, previsiblemente mayores y personas con patologías, aunque el Gobierno lo mantiene en secreto. El resto de la población recibiría la vacuna posteriormente, cuando ya estén inmunizadas las personas más vulnerables. Aunque Sanidad asegura que tiene un plan de vacunación, no ha hecho públicos más detalles al respecto ni ha explicado por qué considera que no es el momento de comunicarlo.
A preguntas de este periódico, las Consejerías de Sanidad que han respondido han asegurado que no cuentan con los detalles del plan, más allá de lo que se presentó en el Consejo de Ministros. La Xunta de Galicia, por ejemplo, admite que participó en los grupos de trabajo que lo han elaborado, pero critica al Gobierno central por aprobarlo sin aportar a las autonomías “ninguna información” sobre su contenido. “Cuando alguien no quiere contar lo que hay que hacer es porque, probablemente, aún no sepa con claridad qué tiene que hacer”, afirmó el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo.
El único país europeo que ha presentado un plan de vacunación hasta la fecha es Alemania. A diferencia de España, donde se administrará en los centros de salud, en el país germano pondrán infraestructuras especiales para que el proceso no interfiera con la prestación sanitaria habitual. La priorización también es distinta. Según explicó el ministro de sanidad alemán, Jens Spahn, allí los primeros serán las personas de riesgo (mayores de 60 años o con patologías crónicas), seguidos de sanitarios y dependientes. En el Reino Unido todavía no se ha hecho público el plan, pero el 13 de noviembre se filtraron detalles del borrador inicial. La mayoría de las dosis se suministrarían entre principios de enero y mediados de marzo, a un ritmo promedio de entre cuatro y cinco millones por semana.
Por un lado, los expertos aseguran que la transparencia es fundamental a la hora de comunicar un plan de vacunación, cuando las encuestas revelan que entre el 30% y el 40% de la población es reacia a recibir los fármacos. Por otro, como señala Pedro Gullón, de la Sociedad Española de Epidemiología, deberían comunicarse medidas con los mínimos flecos para que no haya constantes rectificaciones. En este sentido, a Andrea Burón, de la Sociedad Española de Salud Pública, piensa que tiene lógica no desvelar detalles que pueden cambiar.
“En los países con más incidencia de casos es donde hay peor percepción de la gestión y menos intención de ponerse la vacuna. Esto puede estar relacionado con la gestión de la información que se ha hecho”, sostiene Antonio Sanz, profesor de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona. El psicólogo alerta de que “la confianza en científicos y políticos está menoscabada” y advierte de que abonar los discursos con anuncios o plazos que luego no se cumplen daña la credibilidad de las autoridades: “La gente está bastante quemada porque se construyen expectativas que luego no se cumplen y aquí se pierde credibilidad”.
Con información de Jessica Mouzo, Sonia Vizoso, Isabel Valdés y Rafa de Miguel.
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