Con morgues y hospitales desbordados, la segunda ola de coronavirus golpea a las regiones rusas
El incesante aumento de casos de la covid amenaza con romper las costuras del frágil y desigual sistema de salud de Rusia, mientras aumentan las dudas sobre las cifras oficiales de la pandemia
La imagen de cadáveres en bolsas de plástico en el suelo se ha repetido en varios hospitales de Rusia. En uno de los centros de referencia de la ciudad siberiana de Barnaul, con la morgue desbordada, los tuvieron que apilar en el sótano. En la localidad minera de Novokuznetsk, un vídeo publicado en la Red por un sanitario mostró los pasillos de un hospital tan llenos de cuerpos pendientes de autopsia que era casi imposible pasar. En la región de Ivánovo, las autoridades han pedido apoyo para comprar cámaras de refrigeración. Y no son pocos los centros que tienen a enfermos apiñados en salas de espera o en sillas hasta que se libera una cama, debido a la pandemia de coronavirus, según denuncian los profesionales sanitarios.
El virus, que en primavera golpeó sobre todo en Moscú y San Petersburgo, afecta ahora con fuerza a las remotas provincias del país más grande del mundo ―con 11 husos horarios―. Allí, avisan los sindicatos de sanitarios, la saturación y la alarmante falta de medios está provocando situaciones inhumanas. En la mitad de sus 84 regiones los casos superan la media nacional; en seis, la ocupación hospitalaria supera el 90%.
Pese a la presión asistencial y a que las infecciones no dejan de aumentar, el Kremlin descarta por ahora medidas de confinamiento como las que en primavera supusieron un golpe a su ya lastrada economía. Solo una de sus 84 regiones ha confinado. Rusia (145 millones de habitantes) es el quinto país del mundo con más contagios registrados, tras Estados Unidos, India, Brasil y Francia, con 2,2 millones de casos y más de 38.000 muertes, según datos oficiales. Cada día se suman unos 27.500 nuevos infectados al registro oficial y, en las últimas 24 horas, 496 fallecidos, ambas cifras récord.
Sin embargo, numerosos expertos creen que estas cifras están por debajo de la realidad, debido a los problemas en la realización de los test ―hasta un 40% dan negativo porque no se realizan correctamente, según han reconocido las autoridades― y al mecanismo de contabilizar las muertes: los protocolos sanitarios dejan fuera a un buen número de quienes tenían patologías previas, que son identificadas como la causa del deceso.
El número de fallecidos “debería multiplicarse por cinco o por seis”, advierte el demógrafo Alekséi Raksa, empleado hasta este verano de la agencia de estadísticas oficial. Raksa ha analizado a fondo los datos de los registros civiles de las regiones rusas, que desde la pandemia se han vuelto todavía más opacos.
La covid ha evidenciado las deficiencias del sistema sanitario público y sus abismales diferencias entre la capital u otras ciudades ricas y las provincias. En ellas se concentran este otoño las tres cuartas partes de los casos. La región siberiana de Altai (cuyo centro administrativo es Barnaul) es una de las “críticas”, según las estadísticas oficiales, que el propio ministro de salud del territorio, Dmitri Popov, cree subestimadas. Las autoridades estudian cómo convertir en hospitales de campaña dos centros comerciales.
En Murmansk (noroeste del país), donde se han detectado unos 25.000 casos oficialmente y registrado alrededor de 500 muertes por la covid, varios centros están al límite, reclama la enfermera Natalia Seligerskaya. “Faltan medicamentos y sobre todo carecemos de las instalaciones adecuadas”, señala la sanitaria, que trabaja desde hace una década en uno de los hospitales de Murmansk y es líder regional del sindicato Alianza de Médicos.
Seligerskaya denuncia que en su región, como en otras, se toman medidas “irracionales” o solo por salir del paso y atajar la crítica, que perjudican la estrategia de abordaje de la pandemia. Como la apertura de un hospital de campaña para enfermos de coronavirus a finales de primavera que no llegó a acoger a ningún paciente. Costó mil millones de rublos (unos 11 millones de euros). Hoy que la región (303.000 habitantes) lidia con al menos 300 casos nuevos al día ―el 20% de ellos graves, según las autoridades― solo queda el armazón. Se ha desmantelado. Mientras, en Moscú se han abierto cinco instalaciones especiales para enfermos de covid este otoño. La última, esta semana: una pista de patinaje sobre hielo transformada un hospital de campaña.
En Kemérovo (530.000 habitantes), con unos 180 casos nuevos diarios detectados, todavía quedan camas, dice la sanitaria Elisaveta Plotnikova. Aunque reconoce que el tiempo de espera es “muy alto”. “Si los casos siguen creciendo a buen ritmo y no se ponen más medios y otras medidas podemos llegar a saturarnos”, comenta por teléfono.
Los servicios de emergencia están llevando una carga todavía más pesada, avisa Andrei Konoval, del sindicato médico Acción, donde la mitad de sus miembros son sanitarios de urgencias y ambulancias. En la región de Moscú la media para ser trasladado a un hospital en un vehículo sanitario está ahora en 24 horas. Y la situación en las regiones es todavía peor. En algunas ocasiones, además, puede pasar todavía más tiempo hasta que se encuentra un hospital con una cama libre.
Tras semanas dando vueltas sobre el tema y negando la grave crisis sanitaria pese a los vídeos que circulan por las redes y las denuncias de sus propios trabajadores sanitarios, las autoridades reconocen poco a poco el problema. Aunque culpan a otros factores. El departamento de Salud de Novokuznetsk afirmó en un comunicado que la morgue estaba desbordada debido a que muchos de los familiares de los fallecidos también estaban enfermos o en cuarentena y no pudieron reclamar los cuerpos para el entierro.
En Barnául (625.000 habitantes) las autoridades regionales culparon a su proveedor de coches fúnebres del “retraso” en la “retirada” de los pacientes fallecidos. En la región de Ivánovo argumentan que sus morgues son muy pequeñas.
El Kremlin ha definido la situación como “alarmante”, y hace unos días, el presidente ruso, Vladímir Putin, echó un pequeño rapapolvo a los gobernadores regionales sobre la situación en sus territorios y les recalcó que tenían las competencias para abordar el problema y tomar medidas. Aunque hasta la llegada de la pandemia escasas decisiones se tomaban a nivel territorial.
Algunas sí han tomado medidas, como la prohibición a sus médicos de hablar con los medios o grabar con teléfonos móviles en los hospitales para evitar los vídeos de sus instalaciones saturadas que les abochornan en Internet. Un 20% de los parlamentarios rusos y gobernadores regionales se ha contagiado de coronavirus, según datos de la Duma, al igual que cinco de los 31 miembros del Gobierno ruso. También aquí se evidencian las brechas entre clases en Rusia. Como en el caso de Vladímir Sipjagin, gobernador de la región también llamada Vladímir (cercana a Moscú), que acudió a una clínica privada de la capital rusa a tratarse la infección. Tras las críticas, aseguró que lo hizo por no ocupar una cama en su región que podría usar otro enfermo.
Rusia lanza la campaña de vacunación del Ejército
El Ministerio de Defensa ruso ha anunciado este viernes el inicio de la campaña de vacunación del Ejército con la Sputnik V, la inmunización en la que trabaja el instituto público Gamaleya, aprobada en agosto pero que aún está en la tercera fase de investigación. El titular de Defensa, Serguéi Shoigu, ha explicado que ya se han vacunado unos 2.500 militares y que para fin de año serán unos 80.000; en total se inmunizará a unos 400.000 miembros del Ejército.
Rusia tiene grandes esperanzas en esta vacuna que tiene, según sus investigadores un 92% de eficacia (y hasta el 95% 42 días después de la primera de las dos dosis necesarias). Un producto que será gratuito para los rusos y que se venderá a unos 10 dólares por dosis para el mercado exterior; un precio más barato que el de sus principales competidores, Pfizer y Moderna. Gamaleya y el financiador de la vacuna, el Fondo Ruso de Inversión Directa (el fondo de riqueza soberana del país, que cuenta con un capital reservado de unos 10.000 millones de dólares) aseguran que al menos 20 países, entre ellos Egipto, Brasil o México han llegado a acuerdos preliminares para adquirir el fármaco. No es la única inmunización contra el coronavirus en la que trabaja Rusia. Una segunda vacuna, que desarrolla el centro Vector, entrará en circulación también en las próximas semanas, según han asegurado sus responsables este viernes.
Información sobre el coronavirus
- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia
- Así evoluciona la curva del coronavirus en el mundo
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.