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“Si estás perdiendo la batalla contra el virus debes confinar rápidamente”

David Nabarro, enviado para la covid-19 en Europa de la Organización Mundial de la Salud, pide el refuerzo de la salud pública para evitar una tercera ola

David Nabarro, enviado para la covid-19 en Europa de la OMS, en una rueda de prensa.
David Nabarro, enviado para la covid-19 en Europa de la OMS, en una rueda de prensa.Pacific Press (LightRocket via Getty Images)
Pablo Linde

Da la impresión de que David Nabarro (Londres, 1949), enviado para la covid-19 en Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), está pensando más en la tercera ola del coronavirus que en esta segunda. Le preocupa entrar en una especie de ciclo de confinamientos y subida de casos que cree que hay que frenar con salud pública, disciplina ciudadana y liderazgo político. En marzo, cuando España llevaba apenas unos días en estado de alarma, auguraba en una entrevista en EL PAÍS que la pandemia no había hecho más que empezar, aunque a muchos ya se les empezaba a hacer larga.

Pregunta. El tiempo le dio la razón: aquello era apenas el principio de la pandemia. ¿Dónde estamos ahora?

Respuesta. No puedo decir en qué punto estamos. Pero todavía queda un largo camino por recorrer. Ahora estamos experimentando un segundo gran aumento en Europa, y es grande. Y seguiremos teniendo más oleadas a menos que podamos aprender a mantener alejado el virus con la forma en que nos comportamos. Y también mediante la salud pública y otros servicios sanitarios. Mucho depende de lo que hagamos durante las próximas semanas y meses. Y eso determinará cuánto seguimos luchando con esta enfermedad, digamos en 2021 y 2022. No voy a decirle a nadie que creo que una vacuna o un tratamiento cambiarán completamente nuestra situación. Esto alteraría el patrón de nuestra respuesta y todavía tendremos que cambiar nuestro comportamiento para que el virus no se propague tan fácilmente. Y establecer los sistemas de salud pública, en cada comunidad, tal como está sucediendo ahora en el este de Asia, en países como Vietnam, como Tailandia, como China, y también lo que está sucediendo en Nueva Zelanda. Pero todavía queda un largo camino por recorrer en Europa Occidental y Norteamérica. Y mi gran compromiso con los Gobiernos en este momento es ayudarles a implementar los sistemas que necesitan para que cuando salgan de los confinamientos actuales no tengan otro gran aumento en los casos, porque nadie quiere eso. Nos podríamos encontrar en una situación en la que tienes un gran aumento de casos, entras en confinamiento, los números bajan, liberas, suben, vuelves a él... como una especie de efecto yo-yo. Ese no es un buen camino para el futuro. Eso no ayudará a la gente pobre en España que necesita desesperadamente empleo para volver a conseguirlo, no ayudará a que funcionen las instalaciones y servicios básicos en otras partes de Europa, sino que creará una terrible inestabilidad. En lugar de seguir así, en modo yo-yo, hay que buscar el camino intermedio, que se basa en defenderte del virus. Y eso significa poner los sistemas necesarios a funcionar.

P. ¿Por qué esos sistemas no se pusieron en marcha tras la primera ola? ¿No aprendimos la lección?

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R. La experiencia en Asia dice que necesitas un sistema de salud local realmente muy bien organizado, lo que llamamos salud pública, necesitas poder detectar a las personas con la enfermedad y aislarlas muy rápido. Debes poder encontrar los contactos y aislarlos también. Y debes ser muy eficaz para hacerlo en todo el país. Requiere un alto nivel de organización y disciplina. Y no estoy seguro de que los países europeos estén ahí todavía, aunque creo que se están acercando. Pero aun así, la calidad y cobertura de los servicios de salud pública locales no es lo suficientemente amplia y efectiva como para evitar que el virus regrese. Esto hay que combinarlo con mucho trabajo con la ciudadanía, respetándola para que siga el tipo de conductas que frenarán la propagación del virus. Pero si estás intentando que las personas cambien su comportamiento a través de restricciones, y multas y cosas por el estilo, eso tiende a ser menos sostenible. En Asia fue posible lograr cambios en el comportamiento de las personas, respetándolas y ayudándolas a hacer lo que se debe hacer porque quieren hacerlo, en lugar de porque sienten que estarán en problemas. Hay que cambiar las cosas para que las personas hagan lo correcto debido a una elección personal. Eso es lo que sucede en la mayoría de los países que están teniendo éxito. Pero no sucede en la mayoría de los países europeos.

P. Usted ha dicho en varias ocasiones que hay que intentar tratar de evitar el confinamiento, pero ante la propagación del virus muchos países están recurriendo a esta medida extrema. ¿Cree que ahora es la opción correcta?

R. Para muchos países europeos existía la sensación de que no había otra opción. Debido a que el número de casos estaba aumentando muy, muy rápido durante las últimas cuatro semanas. Y creo que muchos líderes europeos sintieron que tenían que volver al confinamiento, aunque no quisieran. Y la pregunta para ellos no es tanto si lo están haciendo bien con el confinamiento, porque todos sabemos que esto reducirá los casos, lo que importa son los pasos que se están implementando para que cuando salgan no vuelva a subir la curva. Porque nadie quiere volver al confinamiento. Así que lo realmente importante ahora, en toda Europa, es cómo podemos poner en marcha los pasos necesarios para mantener los números bajos. Y ahí es donde la salud pública a nivel local es tan importante, junto a la generalización de los comportamientos poblacionales que se asocian con la reducción de la propagación. Y en tercer lugar, un liderazgo político muy fuerte, donde los políticos proporcionen un modelo a seguir realmente bueno y realmente hagan lo que se debe. Me entristece cuando veo que hay debates políticos profundos sobre cómo lidiar con este virus. Es un problema porque en lugar de trabajar unidos lo que hay es discusión, y así es difícil luchar contra la enfermedad. Si la gente está peleando todo el tiempo es difícil compartir información, trabajar juntos, invertir. Y el resultado es que el esfuerzo de contención se debilita. Sé que España ha tenido bastantes problemas como este y me entristece.

Es mejor actuar con rapidez y firmeza que pasar mucho tiempo con la incertidumbre

P. En España ahora mismo existe ese debate. El Gobierno quiere esperar para comprobar si las últimas medidas funcionan, pero algunas comunidades piden un confinamiento ya. ¿Corremos el riesgo de volver a llegar tarde?

R. Nadie quiere llegar tarde en una medida así. Este es un virus que es capaz de propagarse exponencialmente. Y estoy mirando las cifras globales y las cifras europeas, están aumentando muy rápido. Ahora, con estos grandes aumentos en los números, es mejor actuar con rapidez y firmeza que pasar mucho tiempo con la incertidumbre. Eso es porque cuanto más espere, mayor será el problema. Entonces, si sabes que estás perdiendo la batalla para contener este virus, creo que tienes que hacerlo, tendrás que confinar, hacerlo rápido. No conviene demorarse. Así que es una especie de mensaje extraño, pero es así: intenta evitar el confinamiento. Si no se puede, hágalo, hágalo rápidamente. Hágalo con firmeza. No espere.

P. ¿Cree que en España se ha llegado a ese punto?

R. Un encierro es algo muy extremo. Es un concepto muy autoritario y bastante agresivo. Y supongo que prefiero hablar sobre las limitaciones de movimiento. Dado que los números están aumentando bastante rápido en la mayor parte de Europa, serán necesarias fuertes restricciones de movimiento, mientras los países implementan los servicios de salud pública necesarios para evitar que el virus vuelva a crecer. Ahora bien, no quiero decir que este sea mi consejo, porque creo que cada Gobierno tiene que actuar por sí mismo. Pero cada vez más naciones europeas se mueven en esta dirección. Y no es estúpido. De hecho, probablemente sea lo correcto. Porque quieres evitar que los números se acumulen, suban, suban, suban y suban. Cuando los servicios de salud se saturan y hay problemas en los hospitales, intentar ralentizar las cosas es una buena idea. Mi única preocupación es que España ya ha tenido momentos realmente difíciles en el verano. Aumentó el desempleo, el sector del turismo está en dificultades, el sector de la hostelería tiene problemas. Por eso en España se quiere evitar este tipo de respuesta y buscar otro camino.

P. ¿Por qué España ha liderado la expansión del virus en las dos olas?

R. No lo sé. Creemos que probablemente tenga que ver con el movimiento que tuvo lugar en agosto y septiembre, lo que ha provocado que los casos aumenten ahora. Pero estoy de acuerdo en que España parece estar por delante de los demás. Y eso solo nos recuerda que este virus puede volver a aparecer con mucha fuerza.

P. El Gobierno español confía en que una vacuna nos lleve a una relativa normalidad antes de la mitad del año que viene. Usted no es tan optimista.

R. Lo único que digo es que esperemos hasta que tengamos una vacuna que haya pasado por sus ensayos de fase tres. Tienen que pasar por esa prueba, luego llevar todos los datos para que sean revisados por la autoridad, que después deciden cuáles serán las indicaciones de la vacuna si se va a utilizar. Tiene que fabricarse. Y despúes hay que administrarla. No estamos hablando de algo que se haga de la noche a la mañana. Es un proceso bastante largo. Y es muy importante que la seguridad tenga una alta prioridad, porque si hay efectos secundarios graves, aunque sea en uno de cada mil casos, puede afectar al programa de vacunación. Las autoridades no van a tomar atajos en esto, todos querrán tener cuidado. Por eso anticipo que las cosas no van a cambiar repentinamente en los próximos meses, creo que será más largo. Y creo que al principio, la vacuna será una actividad extra que podremos incorporar con todas las demás. Pero no va a cambiar todo de repente. No pensemos que habrá un momento el próximo año en que la vida volverá a la normalidad de repente.

No habrá un momento del próximo año en el que la vida vuelva a la normalidad de repente

P. ¿Cree que el número de muertos de la segunda ola quizás sea incluso mayor que el de la primera en Europa?

R. Yo no puedo predecir ese tipo de cosas. No soy lo suficientemente inteligente para saber a dónde va esto. Como todo el mundo, tengo que reconocer que este es un virus nuevo, lo aprendemos todo el tiempo. Estoy nervioso porque muchas personas que se recuperan de su covid todavía tienen síntomas: cansancio, dificultad para respirar, o dolor en el pecho durante bastante tiempo después, aproximadamente uno de cada 20, o uno de cada 30, la frecuencia aún está en duda. Eso nos recuerda que este no es un virus trivial. Este es un virus muy complejo que puede tener muchos impactos. Estamos comenzando a aprender.

P. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido del virus desde febrero?

R. El resurgimiento en Europa es feroz. Y la intensidad del resurgimiento me ha sorprendido y todavía me sorprende. No pensé que aumentaría tan rápido. Ahora estoy esperando a ver si las restricciones que se han implementado recientemente marcarán la diferencia. Espero que lo hagan. Afortunadamente, las tasas de mortalidad están aumentando más lentamente. Pero están llegando. Y eso tampoco es una buena señal.

P. La OMS siempre ha minimizado la transmisión por aerosoles del coronavirus, mientras cada vez más científicos se suman a la hipótesis de que son una importante fuente de contagio. ¿Se ha equivocado la OMS al restarle importancia?

R. Una vez más, tengo que admitir mi falta de conocimiento. No sé en diferentes lugares la importancia relativa que ha tenido la transmisión a través de superficies, por gotitas y por aerosoles. Pero al estudiar los patrones de las agrupaciones en todo el mundo, sigo creyendo que la transmisión por gotitas es la ruta de transmisión más importante. Al mismo tiempo, he visto estudios que muestran que puede darse la transmisión por aerosoles y que puede haber transmisión superficial. No sé la importancia relativa en diferentes lugares. Todavía estamos reuniendo pruebas. Y mis colegas, quiero ser claro, principalmente dicen que miraron la evidencia, y piensan que las gotitas son más importantes que el aerosol. Pero nunca han dicho que el aerosol no es importante. Por supuesto, diferentes científicos tienen diferentes puntos de vista, lo que es normal. La OMS tiene la responsabilidad de tratar de clasificar las posiciones de diferentes científicos, no sobre la base de los que más hablan, sino sobre la base de lo que dice la evidencia. Y eso es lo que están tratando de hacer. Y los respeto por eso. No es un trabajo fácil.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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