“Cuando se pierde el rastreo hay que cerrar”
El virólogo Andrea Crisanti, que logró dominar la curva de contagios en Véneto, cree que España no actuó bien, pero que Italia ha cometido errores que empeorarán pronto la situación
Nadie acertó tanto como él en plena pandemia y muchos se lamentaron de no haberle hecho más caso antes. Las predicciones de Andrea Crisanti, profesor de parasitología molecular del Imperial College de Londres y el virólogo que domesticó la curva de contagios en Véneto, una de las dos regiones donde se asomó primero la pandemia en el mundo occidental, se han ido cumpliendo al milímetro en Italia. Hace solo un mes, cuando las cosas en Italia parecían completamente controladas, alertó de que todo podía complicarse mucho si no aumentaban el número de pruebas y el Gobierno no se tomaba en serio invertir en ello más recursos. Aunque el país ha logrado aguantar hasta ahora mejor que sus vecinos, el notable incremento de contagios (por encima de los 5.000 diarios) se empeña en volver a darle la razón.
Pregunta. ¿Por qué Italia hasta ahora ha tenido mejores números pese a haber sido el gran foco de Europa en la primera ola?
Respuesta. La primera razón es que ha quitado las restricciones más gradualmente que otros países. Los italianos objetivamente han estado más atentos manteniendo el distanciamiento, llevando las mascarillas… Ha habido una adhesión más atenta a las normas. E Italia ha adoptado un sistema distinto y más eficaz para trazar los contactos, pero que exige una gran capacidad de hacer pruebas PCR. Y esa capacidad digamos que ya no va más allá y se nota la presión.
P. ¿Por eso van mal las cosas ahora?
R. Mire, yo había solicitado al Gobierno hace un mes que hiciese una gran inversión para tener esa capacidad. Pensaron que no se daban las condiciones para hacerlo y llegados a este punto no se consigue identificar todos los casos y aumenta la transmisión. No hay otra.
P. ¿Piensa que los test rápidos y los salivares son eficaces?
R. No hay un instrumento que vaya bien para todas las situaciones. Lo importante es entender cuál es la pregunta que nos hacemos. Si uno quiere hacer un screening de una comunidad para entender si hay algunos brotes, los test rápidos van bien, también los de saliva. Pero tienen una baja sensibilidad y no logran limpiar el mapa de personas infectadas. Pero si la pregunta es distinta, y lo que quiere es impedir a una persona infectada entrar en una comunidad de personas frágiles, como una residencia de ancianos, no puede hacer pruebas rápidas.
P. ¿Qué ha fallado en el rastreo?
R. No se buscó bien entre los jóvenes. A medida que aumentan los casos, se ve que esa es la edad que ha provocado el aumento. Durante el verano subió por ellos y ahora sucede en las escuelas, porque estos chicos están menos atentos.
P. ¿Qué cree que ha pasado en España para que se hayan disparado los contagios?
R. España ha reabierto todo de golpe y se ha subestimado el problema. Pero no solo en España.
P. No diría que sea exactamente así... La mascarilla, a diferencia de Italia, por ejemplo, es obligatoria en la calle desde el verano…
R. Yo estoy convencido de que la mascarilla no resuelve el problema. La gran diferencia es el modo como se interceptan los casos. Y claramente en España el rastreo ha sido ineficaz.
P. En Madrid se ha discutido mucho sobre la conveniencia del nuevo confinamiento. ¿Cuándo cree usted que debería cerrarse una zona y bajo qué criterio?
R. Este es un tema muy sensible e importante. Debe hacerse bajo la base de la capacidad de rastreo y contención de los casos. Cuando se pierde el rastro y se supera esa capacidad de contenerlos, hay que cerrar. Cada región debe tener su propio umbral de capacidad de rastreo y cuando se supere, deben cerrar. No sirve un número para todos.
P. Italia hace pruebas a algunos países en los aeropuertos y a otros no. ¿Tiene sentido no hacerlo con todos?
R. Hay que hacerlo con acuerdos de intercambio internacional. Hacérselo a los españoles si los españoles no lo hacen a los italianos no tiene sentido. Conviene unificarlo. Tiene que haber una reciprocidad.
P. ¿Cree que Italia conseguirá tener las escuelas abiertas?
R. No lo sé, pero si cierran de nuevo sería un gran desastre. Hoy el principal problema ahí son lo que hacen los alumnos fuera de las aulas. Tú puedes tener los controles más rigurosos del mundo en los colegios, pero luego salen y esas normas son sistemáticamente ignoradas.
P. Con los datos que tenemos, ¿qué esperanza tiene en las nuevas vacunas?
R. El proceso de desarrollo de la vacuna no debe ser subestimado. El problema de la vacuna es que usted se la da a alguien que está bien. Así que debe estarlo antes y después. Y eso significa que antes de distribuirla estemos seguros de que no tenga efectos colaterales. Y para eso hay que probarla antes con unas 150.000 personas.
P. Según lo que hemos visto respecto a la corta inmunidad, ¿qué fiabilidad le da a una vacuna contra la covid?
R. La inmunidad dura poco tiempo. Y hasta ahora no ha habido ninguna vacuna que proporcione una inmunidad superior en eficacia y duración a la natural. Así que esto nos debe hacer reflexionar. Si la inmunidad dura tres meses, el desafío es enorme.
P. ¿Piensa que debería ser obligatoria la vacuna?
R. No se sabe el nivel de producción ni efectos colaterales, así que no puedo decirle. Respecto a la de la gripe, creo que tiene que hacerse al mayor número de gente posible. Tiene una sintomatología muy similar y gasta muchos recursos de la lucha contra la covid.
Información sobre el coronavirus
- Aquí puede seguir la última hora sobre la evolución de la pandemia
- Así evoluciona la curva del coronavirus en España y en cada autonomía
- Descárguese la aplicación de rastreo para España
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.