“La vacuna para la covid no puede convertirse en una partida de ajedrez entre los países”

El principal desvelo de Amós García Rojas (Santa Cruz de Tenerife, 1954) en las últimas semanas es el comportamiento de buena parte de la población y su negativa a seguir las recomendaciones de las autoridades. “Siento decepción, tristeza y desasosiego”, asegura. El presidente de la Asociación Española de Vacunología, “viejo rockero” autodeclarado, recuerda que esta es una “pandemia global” y que ponerle fin “va a requerir un esfuerzo solidario” hacia los más débiles. Eso sí, descarta que haya vacunas disponibles de forma masiva para la población antes de mitad de 2021.

Pregunta. ¿Cómo ve el aluvión de proyectos de vacunas contra el coronavirus que se ha ido publicando en las últimas semanas?

Respuesta. Yo prefiero estudiar solo aquellos proyectos sobre los que existe documentación, cuyo desarrollo se ha publicado en revistas científicas. Es por eso por lo que no puedo opinar sobre la vacuna rusa, dado que ni la conozco ni ha cubierto todas las fases del ensayo. Sí puedo hablar de la que está desarrollando la farmacéutica china CanSino, las de las estadounidenses Moderna o Pfizer y la que se está desarrollando en Oxford. Todas ellas pintan muy bien, la verdad, están muy bien posicionadas.

P. ¿Ve factible contar con una vacuna a corto o medio plazo?

R. Debemos tener en cuenta dos aspectos diferentes: por un lado, que contemos con un producto perfilado y con la seguridad requerida y, por otro, que se hayan producido las dosis suficientes para la población. Desarrollar una vacuna es un proceso muy complejo, dado que se trata de un producto biológico que ha de garantizar no solo eficacia, sino también seguridad. Y, además, producir millones de dosis. Es por ello por lo que dudo mucho de que antes del primer semestre del próximo año tengamos vacunas en el mercado en cantidades suficientes como para ser administradas a la población. Eso sí, estoy convencido de que cuando llegue una al mercado, las restantes no tardarán en salir. Y esta sería la situación deseable, dado que así se garantizaría el suministro.

P. ¿Qué camino están siguiendo los distintos proyectos para lograr la vacuna?

R. Están siguiendo la misma línea de investigación en lo que respecta al antígeno escogido [un antígeno es una sustancia que al introducirse en el organismo induce en este una respuesta inmunitaria, provocando la formación de anticuerpos]. La de Moderna, por ejemplo, se basa en ARN (no se inocula el virus para estimular la inmunidad como las vacunas tradicionales, sino fragmentos de ARN que contienen instrucciones genéticas), otras, en cambio, usan el ADN del virus. Esta sería la primera fase del desarrollo de una vacuna. La segunda fase es la llamada preclínica. Aquí se llevan a cabo ensayos con animales. Si se dan los resultados buscados, pasamos a la fase clínica, con ensayos en humanos. Cuando concluye esta, se elabora un informe completo del desarrollo para su aprobación por parte de las autoridades [la Organización Mundial de la Salud cifró la semana pasada en 30 los proyectos en el mundo que se encuentran en fase clínica].

P. ¿Cómo se puede garantizar que las vacunas lleguen a toda la población mundial?

R. Debemos tener claro que estamos en una pandemia, es decir, que nos encontramos ante un problema de salud global. No podemos contar con que haya la llamada inmunidad de rebaño, dado que para eso deberíamos convivir con una cantidad muy alta de fallecidos. Por eso, resulta necesario priorizar a qué gente ha de vacunarse. Dado que es un problema global, tenemos que ser conscientes de que la o las futuras vacunas habrán de ser administradas tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos, China, pero también en Sudáfrica. La globalización no se limita únicamente al intercambio de mercancía, sino también al esfuerzo solidario entre los que más tienen y los que menos. En este sentido, me gustaría lanzar una reflexión. Los países poderosos están presentando o escenificando la búsqueda de la vacuna como si se tratase de una partida de ajedrez, más en función de unos intereses geoestratégicos antes que en función del interés de la ciudadanía. Me resulta escandaloso que comparezca el presidente ruso, Vladímir Putin, ante los medios, y luego haga lo propio Donald Trump y después los chinos. Estas no son formas de llegar a la población, dado que lo único que generan es desconfianza entre la ciudadanía hacia el producto que están ofertando. La vacuna se tiene que publicar en las revistas científicas. Ese es su cauce.

P. ¿Qué opina de cómo se está comportando la ciudadanía en las últimas semanas?

R. Pues siento decepción, tristeza y desasosiego, porque veo que no cala el mensaje de que no está todo el pescado vendido, de que la pandemia sigue entre nosotros, de que tenemos que seguir cumpliendo unas pautas determinadas por el bien de todos. La situación de rebrote que estamos experimentando tiene mucho que ver con los comportamientos irresponsables por parte de sectores irresponsables de la ciudadanía. No solo entre los jóvenes, aunque también. Hay irresponsables en todos los sectores de la población. Y la cosa empeora si sumamos las manifestaciones de negacionistas. Tenemos que hacer entender a los ciudadanos que han de abandonar las actitudes irresponsables, porque no solo pueden afectar a su salud y a la de sus seres queridos, sino también a su mismísimo modo de vida, porque pueden terminar perdiendo su trabajo.

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