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La mayoría de infecciones siguen escapando al radar

Sanidad calcula que se detectan alrededor de un tercio de las infecciones. De ellas, un 40% no tiene vínculo conocido con otro contagiado. Esta transmisión silenciosa es uno de los miedos de los expertos

Vista general de los transeúntes en el centro comercial de Valencia el pasado 22 de junio.
Vista general de los transeúntes en el centro comercial de Valencia el pasado 22 de junio.Kai Försterling (EFE)
Pablo Linde

Si el coronavirus fuera un mago, tendría todo preparado para ejecutar un nuevo truco. Mientras todo el mundo mira lo más vistoso, los brotes que surgen con unas decenas de positivos aquí y allá, el foco no señala la otra mano, los lugares donde se está transmitiendo soterradamente. No son pocos. Sanidad calcula que solo detecta alrededor un tercio de los casos y, entre ellos, cuatro de cada diez no tienen vínculo conocido con otro contagiado. Aunque el control es mucho mayor que hace unos meses, la transmisión continúa silenciosa y algunos expertos alertan de que puede dar un susto en cualquier momento.

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Personal sanitario traslada desde el Centro de Acogida, Emergencia y Derivación de Cruz Roja de Málaga a una de las personas afectadas por la covid-19 al hospital Clínico malagueño. Ayer, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía detectó en este centro un foco de coronavirus en más de ochenta personas que dieron positivo.
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El vaso se puede ver medio lleno o medio vacío. Fernando Simón, director del Centro de Control de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), trata de ser optimista en sus comparecencias. En la última, el pasado jueves, destacaba la mejora con respecto al inicio de la epidemia, cuando solo se detectaron alrededor de un 10% de las infecciones. Este cálculo se obtiene cruzando los datos oficiales de los informes diarios con los que arroja la encuesta de seroprevalencia.

En la segunda oleada ya se comprobó que si se extrapolaban sus resultados, la conclusión era que la detección era del 20% de promedio, un porcentaje que llegaba “al menos a 30% o 35%” en las últimas semanas. Falta la tercera y última oleada, en la que Sanidad prevé que este porcentaje suba. Simón, además, advierte de que al basarse en una encuesta, hay que tomar los datos con cierta cautela y que no se sabe exactamente cuántos se escapan al radar. En cualquier caso, parece improbable que, margen de error y mejora incluida, el sistema esté detectando más de la mitad de los contagios que realmente se producen.

Una de las claves es la amplia porción de asintomáticos. En la encuesta, un tercio de las personas que presentan anticuerpos del SARS-CoV-2 no mostraron signos de la enfermedad. Y el porcentaje es aún mayor entre los nuevos casos detectados: 6 de cada 10 eran asintomáticos. Es decir, se llega a ellos a través del rastreo de los positivos que sí tuvieron síntomas. Es lo que sucede en el mayor brote activo, el de Aragón, en el que el 95% no presentaba signo alguno de enfermedad. Esto, también, es parte de la visión más esperanzadora de la situación actual: el sistema comienza a funcionar.

Las cifras de los casos detectados

Positivos. En la última semana se han diagnosticado 1.862 casos. En promedio, cada uno tenía cuatro casos estrechos.

Sospechosos. En la última semana se han detectado más de 51.000 personas con síntomas sospechosos. Se les ha hecho prueba PCR al 91%.

Asintomáticos. De los positivos, en torno a un 60% son asintomáticos.

Importados. Al menos 54 de las 315 personas con inicio de síntomas en la última semana provienen del extranjero.

Y hay más datos para que este amplio porcentaje de transmisión soterrada no nos tenga, por el momento, encerrados de nuevo en nuestras casas: la detección es rápida. Entre el desarrollo de los síntomas y la notificación pasan entre 24 y 48 horas, cuando al principio de la epidemia eran hasta 15 días. Así que un aumento rápido y agrupado se debería detectar velozmente. Además, los asintomáticos transmiten menos la enfermedad, por lo que todo lo que se queda fuera de los informes puede ser una bomba de relojería, pero no es seguro que explote.

Joan Ramón Villalbí, presidente de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), enfatiza que los sistemas de detección, sin ser perfectos, han aumentado mucho su capacidad. “Es una gran mejora con respecto a lo que teníamos. Hemos de asumir que el virus está circulando entre nosotros. Hay gente que es muy prudente y que seguramente es improbable que se contagie, y otra que lo es menos y es más probable que se infecte”, explica. En su opinión, “vamos bastante bien”. “Los casos detectados precozmente no son graves, sino leves, incluso asintomáticos, se escarba en los convivientes, los contactos, se detectan más y creo que estaremos así durante tiempo. Si en algún punto se descontrola esperemos que sea muy local y se puedan limitar las medidas más extremas a una zona, municipio o comarca”, continúa.

Pero el vaso también se puede ver medio vacío. “Me parece peligroso que haya un 40% de casos a los que no le encontramos vínculos, es la otra cara de la moneda”, afirma Rafael M. Ortí Lucas, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. “Eso es lo que pasó al principio, no me extrañaría que el virus ya circulara por enero o febrero. Mientras sigamos localizando los brotes, estará bien, el problema es si de repente aflora una transmisión comunitaria por varios sitios con cada vez más casos sin vínculos”.

Esta es la verdadera amenaza y lo que preocupa a los expertos. Cuando llega un positivo, el seguir la cadena de transmisión es lo que da tranquilidad a los epidemiólogos. En el momento que quedan cabos sueltos y no hay sospechas de quién las pudo contagiar, aparece la amenaza. Por eso, Simón asegura que mientras hablemos de brotes será una buena noticia, porque querrá decir que están agrupados. “Gran parte sabemos de dónde proviene. Es cierto que se nos puede escapar alguno [en referencia a los casos], esperemos que no como se nos escapaban al principio. La mala noticia es que alguno se nos puede escapar y uno que se nos escape podría generar transmisión comunitaria que no hayamos identificado a tiempo, esperemos que no, pero podría pasar”, dijo el jueves.

¿Cómo evitar que se escape? Por un lado hay que asumir que es imposible detectar el 100% de los casos. Si una persona es asintomática y nunca da signos, pasará desapercibida al sistema. Pero en opinión de Ortí Lucas, se podría hacer más. El problema es que los servicios de salud pública de las comunidades autónomas, que son los encargados de detectar y prevenir los casos, son insuficientes, buena parte de los refuerzos que tuvieron en el peor momento de la crisis ya se retiraron y sus profesionales siguen a menudo en jornadas maratonianas haciendo su trabajo en condiciones que no les permiten completarlo de la mejor forma posible.

“Estamos exhaustos”

Media docena de trabajadores de estos servicios, que prefieren mantenerse en el anonimato, relatan a este periódico que los “parches” que se pusieron son insuficientes. “Se pueden estar quedando muchos casos fuera porque a la hora de rellenar los cuestionarios, de hacer las preguntas, no podemos hacerlo de la forma tan exhaustiva como sería necesario. Con el personal que tenemos, podemos rastrearlos todos o rastrear algunos bien, pero no las dos cosas”, señala uno de ellos, que también se muestra preocupado por todo lo que se queda fuera del radar. “Puede darnos sustos. Habría que monitorizar esa cifra [la de positivos sin vínculos] mejor y para eso es aconsejable devolverle la importancia que tiene”, continúa.

Y para monitorizarla hace falta más personal. “Estamos exhaustos”, confiesa otro de estos trabajadores que lleva más de tres meses sin descansar por completo prácticamente ningún día. Ortí Lucas pone el ejemplo del ejército: “Tenemos uno enorme con muchos medios preparado para actuar, pero parece que invertir en funcionarios que estén delante de un ordenador es tirar el dinero. Tenemos que intentar evitar las enfermedades antes de que se produzcan”. Su propuesta es que el presupuesto en prevención suba del 10% al 25% de la inversión en sanidad. Y termina con otro símil: “Si tienes un barranco por el que no paran de caerse personas, puedes gastarte un dineral en atenderlas en la UCI o mucho menos en poner una valla”.

Los brotes cambian la tendencia positiva de los datos

Los brotes del coronavirus se van trasladando a los informes que cada día publica Sanidad, que tras semanas de abrupta bajada primero, una más suave y un estancamiento después, presenta en las últimas una ligera subida. No solo aumentan ya los casos diarios, que llevan varias jornadas acercándose a los 200 (el sábado fueron 191 nuevos), sino que también en otros indicadores más sólidos se contempla un incremento. Los casos diagnosticados en los últimos siete días han subido a 315, lo que supone 100 más que hace una semana.

Esto podría explicarse por una sensibilidad del sistema cada vez mayor, pero otros valores, como las atenciones hospitalarias también suben. En la última semana 150 personas fueron ingresadas y 17 requirieron cuidados intensivos. Siete días antes eran 101 y 6, respectivamente. En la última semana fallecieron 13 personas a causa del virus, lo que eleva la cifra total a 28.341.

Uno de los nuevos brotes que Sanidad mira con atención es el de Santander, donde el sábado se detectaron cuatro casos más en el mismo edificio donde ya constaban otros nueve diagnosticados. Los 13 afectados se han conocido mediante PCR y el edificio al completo será aislado durante 10 días para impedir la propagación. También se harán pruebas a los habitantes de inmuebles colindantes para notificar hipotéticos contagios, informa Juan Navarro.

El mayor de los repuntes hasta el momento es uno que comenzó entre trabajadores temporeros de Huesca y que ha obligado a retroceder a la fase 2 a cuatro comarcas de Aragón. Ayer se detectaron 15 nuevos casos asociados a este brote, que ya suma un total de 290 diagnósticos, la gran mayoría de ellos asintomáticos.

La Junta de Andalucía, por su parte, informó el sábado de que actualmente hay nueve brotes de coronavirus en la comunidad, uno más respecto del cómputo del día anterior. El nuevo brote se ha registrado en el área metropolitana de Granada que ya acumula cinco focos. De los nueve brotes dos están controlados, el de Algeciras, en Cádiz, y uno de Granada, y el resto están en investigación. El más grave, el del centro de atención de la Cruz Roja en Málaga, acumula 90 positivos. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, aseguró que ese brote “está controlado y confinado”, sin embargo, según la Consejería de Salud, “aún se están realizando estudios de contactos”. Todos los brotes se han detectado en las provincias costeras, informa Eva Saiz. En total hay 173 positivos entre los nueve focos de infección andaluces.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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