El gran brote en una empresa cárnica en Alemania obliga a imponer restricciones a 640.000 personas
Al menos 1.553 trabajadores han dado positivo. Las autoridades ordenan el cierre de bares, museos y gimnasios en el distrito de Gütersloh y en el de Warendorf
Las autoridades alemanas en Renania del Norte-Westfalia han impuesto el cierre parcial de la vida pública en la zona en la que se encuentra el matadero en el que se ha registrado más de un millar de casos de coronavirus. Cerca de 7.000 trabajadores de la gran empresa cárnica alemana se encuentran en cuarentena desde hace casi una semana y, al menos, 1.553 empleados, muchos de ellos procedentes de países del este de Europa, han dado positivo.
Las nuevas restricciones, anunciadas por el jefe del Gobierno regional, Armin Laschet, se decretaron inicialmente para todo el distrito de Gütersloh, donde viven unas 360.000 personas. Horas más tarde, se ampliaron al distrito vecino, Warendorf, con unos 280.000 habitantes, donde a partir de mañana se cerrarán también las escuelas, como ya sucedió anteriormente en Gütersloh. Las restricciones implican el cierre de los bares, cines, museos y gimnasios, entre otros locales. Quedan suspendidos los viajes en autobús y los picnics. Los restaurantes y las tiendas pueden permanecer abiertos. Las restricciones obligan además a reducir los contactos entre personas, que quedan limitados a un máximo de dos si no pertenecen a la misma unidad familiar. Las medidas estarán vigentes, en principio, hasta el 30 de junio.
La policía y efectivos del ejército se han desplazado a la zona para apoyar en los trabajos de rastreo de infecciones y para acudir a los domicilios a hacer pruebas diagnósticas a los empleados que están en cuarentena. De momento, las autoridades regionales consideran que el brote está localizado entre los empleados de la empresa cárnica Tönnies y que no se ha propagado al resto de la población, donde se han registrado un total de 24 contagios. Laschet, que desde el principio de la epidemia se ha mostrado reticente a imponer restricciones, frente a políticas más restrictivas como la que ha defendido la canciller, Angela Merkel, anunció que se trataba de una “medida preventiva” que se levantará lo antes posible. Aun así, la aplicación de nuevas limitaciones en la vida pública supone un golpe para la moral de los vecinos de la zona, que después de haber logrado gradualmente la reapertura de su economía, se ven obligados a dar marcha atrás, justo antes del inicio de la temporada de verano.
El brote de Gütersloh ha generado un intenso debate en Alemania sobre las condiciones de trabajo en las grandes industrias cárnicas, en las que trabajan y en cuyas inmediaciones se alojan miles de empleados de países del este de Europa. La temporalidad mediante contratos por obra y las cadenas de subcontratas de servicios, con las que las empresas tratan de maximizar los beneficios, contribuyen además a diluir las responsabilidades en casos de crisis como la actual.
Junto al gran brote de Renania del Norte-Westfalia, hay cuarentenas decretadas en edificios de viviendas en al menos dos distritos del sur y el este de la capital y en Gotinga. En Alemania, la vida pública y la economía hace semanas que volvieron a funcionar ante la fuerte disminución del número de contagios. La irrupción de brotes en los últimos días han provocado un notable incremento de los contagios diarios —503 casos más del lunes al martes, según los datos publicados por el instituto Robert Koch— y han disparado la tasa de reproducción del virus. El martes por la tarde, se situaba en 2,02, muy por encima del umbral de uno, considerado crítico por las autoridades sanitarias y políticas para contener los contagios. Los epidemiólogos advierten, sin embargo, que los brotes localizados en casos de números reducidos como el actual pueden dar una impresión distorsionada de la situación. El número total de muertos asciende a 8.895 desde el inicio de la epidemia.
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