La España en fase 2 multiplica por cinco los positivos de las regiones en la tercera etapa
Las comunidades con menos casos abren discotecas y las barras de los bares y permiten viajar entre sus provincias a partir de este lunes
España entra este lunes casi dividida al 50% en la desescalada. En la fase 2, la más retrasada de las que se dan ahora, están Castilla y León, Ceuta, Madrid y Comunidad Valenciana, además de Toledo, Albacete y Ciudad Real en Castilla-La Mancha, y la región sanitaria metropolitana de Barcelona y la de Lleida. El resto está en la fase 3. La diferencia de ritmos, tomada en su totalidad, tiene una explicación clara en el parámetro clave que sirve para medir la evolución de la epidemia: los nuevos diagnósticos de casos activos que las comunidades reportan cada día al Ministerio de Sanidad, confirmados mediante pruebas PCR.
Mientras la tasa para las comunidades más rezagadas es de 218 positivos por 100.000 habitantes acumulados durante los últimos siete días, en las más avanzadas este indicador es la quinta parte, 45. Para hacer el cálculo no se han tenido en cuenta los datos de Castilla-La Mancha, que está dividida, y se han asignado todos los datos de Cataluña a las comarcas que están en la fase 2, que son con diferencia las más pobladas y afectadas.
En este parámetro, uno de los que más claramente retratan la situación de la expansión del coronavirus, la comunidad de entre las más avanzadas en la desescalada que tiene una mayor tasa es Aragón, con 6,14, seguida de Navarra (5,35).
Son datos que reflejan dos situaciones ya conocidas: el brote entre los temporeros de la fruta de Fraga (Huesca) y una comunidad pequeña con una difusión relativamente alta del virus (tres casos en las últimas 24 horas) pero que, en cambio, ofrece dos grandes hospitales y un sistema sanitario fuerte.
En cambio, si se revisan los casos de las comunidades que están en la fase 2, se ve que Madrid y Castilla y León están claramente destacadas, con tasas del 10,6 y 9,67 respectivamente, las más altas entre todas las autonomías. Aun así, la más afectada recientemente —y siempre en proporción a su población— es Ceuta, pero es que en una urbe pequeña (85.000 habitantes) con que haya dos casos, la proporción de contagios se dispara. Es lo que ha ocurrido: Ceuta ha tenido un brote reciente que ha elevado su tasa hasta el 21,23. Esta ciudad autónoma, cuya gestión sanitaria la lleva directamente el Ministerio de Sanidad, decidió esta semana no pedir pasar a la fase 3, aunque ya llevaba 14 días en la anterior, algo que no sucedía con Melilla.
Si en vez de los casos de siete días, se toman los reportados este domingo, con toda su variabilidad porque las comunidades luego los ajustan, la diferencia es de más del doble: el domingo se atribuyeron 31 diagnósticos a las autonomías que este lunes están en fase 3 y 68 a las demás. Sumando los tres de Castilla-La Mancha da 102 (más 240 de otros días), para un total de 241.550 positivos, según este sistema de conteo de Sanidad.
Distintos aforos
Con respeto a las defunciones, el cisma también es destacable, como es lógico. Tomando el dato de las acaecidas en los últimos siete días, las regiones más avanzadas en la desescalada suman 15, mientras que las otras acumulan casi el cuádruple, 57. Claro que en este segundo grupo Madrid suma 39, las dos terceras partes. En total, Sanidad determina que en España ha habido 27.136 fallecimientos (uno más de la cifra que dio este domingo).
Esta diferencia es la que justifica que, a grandes rasgos, las actividades permitidas en la fase 3 sean las mismas que en la 2, pero aumentando los aforos y el tamaño de los grupos, tanto para reuniones (de 15 a 20), locales cerrados, velatorios, bodas, afluencia a corridas de toros, ocupación de transportes públicos... Todo ello siempre y en todas las etapas con una regla que este domingo repitió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez: mantener una distancia de dos metros con las personas que no se convive y, si no, usar mascarilla, algo que se aplica ya a niños de seis años o más.
Entre las diferencias que pueden notar más los habitantes de cada uno de los dos grupos de regiones están las siguientes: en la fase 2 abre el interior de bares y restaurantes, pero solo para consumiciones sentadas. El uso de las barras, siempre a distancia unos de otros, se reserva para la fase 3.
Además, solo en la fase 3 se permite viajar libremente entre las provincias, islas o regiones sanitarias de una comunidad que estén en ese nivel, menos en el caso de Extremadura, que ha decidido mantener la separación entre Cáceres y Badajoz.
Por último, en los territorios que estén más avanzados en la desescalada ya pueden abrir algunos establecimientos que se mantenían completamente cerrados, como bares de noche y discotecas (aunque con la zona de baile inhabilitada para tal fin) y casinos y otros locales de juego. En todos ellos habrá limitaciones de aforo y se exigirá o distancia de seguridad o mascarilla. Esto será de aplicación en Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Extremadura, Galicia, Melilla, Murcia, Navarra, La Rioja y las provincias de Cuenca y Guadalajara, en Castilla-La Mancha.
Además, en Cataluña se unifican a efectos de movilidad las regiones sanitarias de Terres de l’Ebre y Camp de Tarragona y queda otra que de momento está aislada, la de Alt Pirineu i Aran.
La vigilancia de lo que traerá la nueva normalidad
La llamada nueva normalidad, a la que se llegará después de la fase 3 de la desescalada, no será un periodo de relajación, dijo este domingo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que señaló las líneas maestras de la norma que la va a regir.
En ese periodo, y hasta que se haya encontrado la manera de controlar la propagación del virus, se mantendrán las medidas de prevención (distancia y mascarilla) y se evitarán concentraciones de personas en trabajos, centros sanitarios o transportes (los sitios cerrados son los lugares donde el contagio es más fácil).
Dos criterios que ya se usan para evaluar el paso de fase de las comunidades se mantendrán: la capacidad de hacer pruebas a todos los casos sospechosos y los planes de contingencia en atención primaria y hospitalaria por si llegan esos picos.
Por último, para evitar que se repita el desabastecimiento, se podrán conceder licencias especiales para fabricar medicamentos y material sanitario y de protección.
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