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Personal sanitario en la entrada de urgencias en el hospital de Alcalá de Henares, este domingo
Personal sanitario en la entrada de urgencias en el hospital de Alcalá de Henares, este domingoFernando Villar (EFE)

El nuevo reto hospitalario es atender a los enfermos relegados por el virus

Los centros se preparan para hacer frente a los pacientes que no han recibido hasta el momento la asistencia que necesitaban por la urgencia de la pandemia

Oriol Güell

Los hospitales españoles de las zonas más afectadas por el coronavirus se preparan para hacer frente a una segunda revolución en apenas un mes. Si la llegada de la epidemia les obligó a convertirse de repente en centros dedicados casi en exclusiva a la Covid-19, el descenso de la presión asistencial por la enfermedad registrado en los últimos días les impulsa ahora a “reconstruirse” con el objetivo de tratar a pacientes de otras patologías que no han sido asistidos en las últimas semanas.

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“Hace solo diez días teníamos 1.030 camas dedicadas al virus. Ahora son 550”, detalla Jaime Masjuan, jefe del servicio de Neurología del Ramón y Cajal, de Madrid, que, pese a todo, alerta de que las UCI siguen sobrecargadas. “Pero necesitamos ir recuperando el espacio que quede libre, porque los daños colaterales de la epidemia van a ser importantes. Van a venir pacientes con secuelas porque han sufrido infartos, ictus… y no han venido al hospital ni han recibido la asistencia que requerían”, añade.

Es “el repliegue”, como lo denomina el jefe de servicio de Neumología del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid), José Miguel Rodríguez. “Es más complejo reorganizar un hospital en estas circunstancias que abrir uno de nuevo. Pero tenemos que hacerlo bien, porque de ello dependerá la salud de muchas personas”, incide.

La situación de todos los grandes centros sanitarios madrileños es similar, según fuentes sanitarias de la región más golpeada por la epidemia. Pero otras comunidades como Cataluña se preparan para el mismo reto, aunque con algunos días de retraso por las distintas velocidades a las que el virus ha golpeado a España.

“Será tan importante continuar dando respuesta a la Covid-19 como reemprender la actividad aplazada en los hospitales”, señala el informe diario que la Generalitat elabora sobre la evolución de la enfermedad, en este caso el correspondiente al sábado. “Para lograrlo, deberán recuperarse espacios imprescindibles, como pueden ser bloques quirúrgicos, hospitales de día o espacios de consultas externas”, prosigue el documento. En este sentido, los hospitales catalanes ultiman “planes para un regreso progresivo a la actividad habitual del sistema”.

Masjuan resume en tres los “grandes retos” a los que ahora se enfrenta el sistema sanitario. El primero es el “arquitectónico”: “Tenemos que volverlo todo a la situación original a medida que se pueda, porque se han ocupado gimnasios, quirófanos y cualquier otro espacio disponible para meter las camas de UCI”.

El segundo es funcional. “Un hospital son más de 40 servicios clínicos y quirúrgicos. Con la llegada del virus, todos tuvimos que unirnos con el único objetivo de parar la epidemia. Ahora deberemos ir desmontando muchos de esos equipos y devolviendo a los profesionales a su servicio de origen”, sigue el jefe de Neurología del Ramón y Cajal. El último punto es el asistencial. “De todo lo que no se ha hecho, había cosas que podían esperar y deberán seguir esperando, pero otras no. Estoy hablando de consultas externas a pacientes de un perfil de riesgo, pruebas diagnósticas, ingresos e intervenciones”, completa.

Entre todos los profesionales consultados reina cierta inquietud por lo que pueda aflorar cuando se retiren las aguas del tsunami vírico. Jefes de servicio de especialidades como cardiología, neurología y nefrología han venido lanzando avisos durante las últimas semanas del notable descenso en la asistencia a casos habitualmente graves.

También preocupan determinadas oncologías y algunas cirugías. “Los compañeros de quirófanos nos están contando que están viendo casos que antes no se veían, porque se atajaban antes. Son urgencias que solo han acudido al hospital en el último momento. Y hay cosas que cuanto más tarde se hagan, peor”, explica Masjuan, quien recuerda que una simple apendicitis no tratada a tiempo puede ser mortal.

Mortalidad indirecta

En una reciente entrevista con EL PAÍS, la directora del Instituto Carlos III, Raquel Yotti, alertó de ese fenómeno, la llamada mortalidad indirecta, que puede ser elevada. “Es algo que ocurre en situaciones de epidemias o catástrofe, cuando la estructura sanitaria y social se ve alterada de forma abrupta”, dijo.

Además de los daños para la salud de los pacientes, toda la asistencia no prestada en el último mes entraña otros peligros para el sistema. “El riesgo es que algunos servicios se colapsen si reciben de golpe toda la actividad asistencial que no han hecho en el último mes”, advierte Jordi Colomer, exgerente de grandes hospitales como Vall d’Hebron y Sant Pau, en Barcelona.

Colomer enfatiza que los hospitales deben en esta nueva etapa mostrarse muy escrupulosos en el diseño y desarrollo de circuitos “bien definidos y separados” para pacientes de coronavirus y de otras patologías. “El riesgo de no hacerlo bien es convertir a los hospitales en focos de contagio”, alerta Carlos Arenas, de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

El hotel Princess, utilizado por el Hospital del Mar para mantener en cuarentena a los pacientes hospitalarios dados de alta por coronavirus.
El hotel Princess, utilizado por el Hospital del Mar para mantener en cuarentena a los pacientes hospitalarios dados de alta por coronavirus. Albert Garcia (EL PAÍS)

Los próximos meses se prevén en todo caso complicados en la red hospitalaria española. Una de las principales causas es que “el personal sanitario está exhausto física y emocionalmente, cuando no recuperándose de la enfermedad, y debe hacer frente otra vez a un gran reto”, repiten las fuentes consultadas.

Otra es que, a pesar de que vaya bajando el número de enfermos por la epidemia y aumente el de otras patologías, “nunca debe perderse de vista que puede llegar un segundo pico”, destaca Colomer. “Calculo que, incluso si eso no sucede, en los hospitales quedará un remanente de enfermos por el virus que será del 10%. Muchas veces serán enfermos mayores o crónicos, para los que las residencias en la crisis que están sufriendo estos centros no son una buena alternativa, pero que tampoco es aconsejable que permanezcan en el hospital pues necesitaremos esas camas”, comenta Masjuan, quien insta a las Administraciones a resolver un problema que prevé importante.

En todo caso, será difícil que los hospitales recuperen la normalidad antes de un año. Superada esta segunda revolución que les espera en las próximas semanas, deberán antes “dar descanso al personal” y “restablecerse de toda la actividad suspendida”, coinciden todas las fuentes.

Los cambios que perdurarán en el sistema sanitario

Carlos Arenas, miembro de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene, prevé un sistema sanitario distinto tras el azote del coronavirus. “Lo ocurrido debe servir para mejorar el sistema de salud. Como hemos visto estos días, tenemos un sistema con una frecuentación demasiado elevada, tanto en Urgencias como en Consultas Externas”, afirma.



El colapso de los hospitales ha impedido atender muchos casos graves, como ictus e infartos, que requerían una asistencia que en el mejor de los casos va a aflorar durante los próximos días. Pero también ha puesto de manifiesto mucha actividad que habitualmente sobrecarga el sistema de forma innecesaria. “Hay cosas de lo que estamos ensayando forzados por esta crisis que deberían permanecer tras la crisis. Podemos hacer muchas cosas telemáticamente y ser más resolutivos”, añade Arenas.

José Miguel Rodríguez, jefe del servicio de Neumología del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid) pronostica cambios de calado. “Se han acabado las salas de espera con 20 pacientes porque no nos podemos permitir que la gente se contagie en ellas”, defiende. “Tendremos que afinar más en la programación de visitas y definir al detalle los circuitos. Quizá sea necesario dejar pasar unos minutos entre la hora prevista de salida de una consulta y la de llegada de la siguiente. Igual no podremos ver a 20 pacientes, sino a ocho. Pero estas y otras medidas similares serán necesarias para contener a este virus”, concluye.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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