“No tenemos las herramientas para dar las clases a distancia”
Algunos centros educativos madrileños empiezan a notar la falta de alumnos un día antes del cierre anunciado por el coronavirus
“La modalidad de clases a distancia es complicada; hay muchos alumnos que tienen dificultades para imprimir o que directamente no tienen Internet en casa”. El que habla es el director de un colegio público del barrio madrileño de Ciudad Universitaria, que no quiere que se identifique al centro para evitar problemas con la Consejería de Educación. Es reacio al uso de plataformas online para sustituir a las clases presenciales, sobre todo en Infantil y en Primaria, etapas en las que los alumnos “no son tan autónomos” y “necesitan tener a un docente cerca”. Está preocupado porque apenas cuenta con unas horas para decidir, junto al resto del equipo directivo, el plan que seguirán durante las próximas dos semanas.
La preocupación en las escuelas arrancó el lunes cuando el Ministerio Sanidad decidió, en coordinación con las comunidades autónomas afectadas por la epidemia del coronavirus, la suspensión durante dos semanas de las clases en todos los niveles educativos —desde los cero años a la Universidad—. En la Comunidad de Madrid la medida afecta desde hoy a 1,5 millones de estudiantes. En Álava, el cierre se limita a la capital (Vitoria) y algún municipio como Labastida, con poco más de 50.000 afectados. El cambio de escenario se produjo después de que el Gobierno asumiera el lunes por primera vez que existen focos fuera de control y que la fase de contención del virus se ha superado.
La intención del Gobierno madrileño es que el próximo lunes los alumnos ya puedan seguir sus clases a través de las plataformas digitales creadas en los últimos años por la Administración —como Educamadrid—, pero sobre el terreno, los profesores admiten que esas herramientas son aún residuales y que muchos docentes ni las usan.
“Estamos preocupados porque aún no nos han llegado las instrucciones de cómo adaptar el programa académico a la forma no presencial”, cuenta el jefe de estudios de otro colegio público en el barrio de Tetuán. También pide anonimato. “No somos una voz autorizada por la Consejería; somos funcionarios y nos debemos a los de arriba”, aclara el docente, muy preocupado por la falta de formación en el manejo de la plataforma online que usan en su centro. “El uso de esa herramienta no está bien implantado, es residual”, lamenta. Son las 11 de la mañana y confía en que la circular con las instrucciones de qué hacer en las próximas dos semanas llegue antes de las 14.00, hora en la que termina el horario lectivo.
En la resolución enviada por el Gobierno madrileño a los centros no se especifica cómo adaptar el currículum. “Organizar el trabajo forma parte de su autonomía”, informan fuentes de la Consejería de Educación a este periódico. Sí queda claro que los alumnos no podrán pisar los colegios, pero sobre la asistencia de los docentes el mensaje no es claro. “El personal docente... acudirá a los centros educativos de la forma habitual... No obstante, se promoverá el sistema de teletrabajo”. “Es un mensaje contradictorio, ¿a cuántos debemos mandar a casa? ¿solo a los que tienen hijos? Y el resto de profesores, ¿seguimos viniendo y usando transporte público cada día?”, cuestiona el director del colegio de Ciudad Universitaria.
“Nuestra aula virtual no funciona bien. Hay profesores que se manejan con lo digital y otros que no”, lamenta uno de los profesores del instituto público madrileño Jaime Vera, que cree que los más perjudicados serán los alumnos de origen extranjero que tienen dificultades con el español o aquellos que se han matriculado de forma tardía, perfiles que alcanzan el 40% de su alumnado.
Actividades analógicas
En muchos de los centros, asegura Francisco García, responsable de Educación del sindicato CC OO, los docentes están programando actividades “analógicas” en papel para que los alumnos hagan en casa. Más tarde, serán supervisados, de manera que esos 15 días no sean tiempo perdido. Aun así, la mayor preocupación se concentra en Secundaria. A principios de abril, los alumnos de 4º de la ESO tienen la evaluación final de etapa de la Comunidad de Madrid. Los de Bachillerato enfrentan este año la Selectividad. Y los de Formación Profesional tienen dificultades para realizar las prácticas obligatorias para la obtención del título; las empresas están rechazando a algunos de los estudiantes bajo el argumento de que están implantando el teletrabajo.
“De momento, les he puesto deberes para cinco días”, cuenta Silvia, profesora de Comunicación del curso de FP Básica en el instituto público Virgen de la Paloma.
Sergio Ruiz, alumno de 22 años del grado de FP dual de Mecatrónica en ese centro, cuenta que, de momento, el único que tendrá comunicación directa con el tutor será el delegado de la clase. “Solo nos han dejado claro que no vengamos en 15 días; esto les ha pillado de sorpresa y habrá que ver sobre la marcha”.
“¿No habría que haber tomado estas medidas antes?”, se preguntaba en la mañana de este martes un director de un instituto público del barrio madrileño de Tetuán, que pide que no se le identifique ni a él ni al centro, después de que en la tarde de este lunes la Comunidad de Madrid decretase el cierre de los centros educativos madrileños a partir de este miércoles. El director cuestiona que las autoridades hayan permitido concentraciones multitudinarias en los últimos días como la del 8-M. Los docentes se muestran favorables a la medida —aunque la tachan de tardía— para prevenir posibles contagios. Lo que más les preocupa, dicen, es que algunos alumnos porten el virus y se lo transmitan a los profesores de más edad.
Lo primero que se ve al acceder a uno de los institutos públicos del distrito madrileño de Tetuán es un cartel con las medidas de prevención para no contagiarse por la epidemia. Cerca del 20% de los 370 estudiantes del instituto no ha acudido a clase, aunque el cierre de los centros educativos estaba previsto para este miércoles. “Muchos no han venido por miedo”, explica una de las conserjes del instituto. De los 38 profesores del centro, han acudido todos a trabajar excepto uno de los docentes de música, que se encuentra de baja médica por otro motivo.
“Muchas familias, sobre todo las de origen asiático, llevan pidiendo permiso para que sus hijos se queden en casa desde la semana pasada. Piden 20 días sin asistir a clase", explica un miembro del equipo directivo del centro. “Hasta hoy, no han concedido ese permiso a ninguna de las familias”, añade. Lo que más preocupa al equipo directivo de este instituto público es la formula que van a emplear para sustituir las clases presenciales. Critican que la Comunidad de Madrid todavía no les ha mandado ninguna instrucción sobre cómo dar las clases online.
Las familias
“Algunas de las medidas que contempla la resolución de la Comunidad de Madrid son inviables; por ejemplo en el punto tres establece que los docentes tienen que prestar atención a los alumnos y a las familias, ¿cómo lo van a hacer si en Secundaria tienen más de 100 estudiantes para una sola asignatura? No es efectivo”, lanza Camilo Jené, presidente de la asociación de familiares de alumnos de Madrid (FAPA Giner de los Ríos).
En una reunión mantenida ayer entre la FAPA y la Consejería, Jené les transmitió el miedo de las familias a que los niños que perciben beca de comedor se queden durante dos semanas sin ese menú diario. Educación está estudiando la fórmula para hacer llegar la comida a sus casas. Otro de los problemas es cómo afectará la brecha económica a la suspensión de las clases presenciales. “Hay alumnado que no puede contar con la ayuda de su familia, bien porque no les conceden el teletrabajo, o porque sus padres no tienen los conocimientos. Por eso no pueden ser calificados por la tarea que realicen en casa”, dice Jené sobre el punto dos de la resolución.
Vicenta, abuela de un niño de tres años y otro de 15 meses, juega con ellos en un parque de la capital. “Está constipado [el mayor] y no lo hemos llevado hoy al colegio por precaución, pero tampoco vamos a estar en casa encerrados”, cuenta la mujer, que se ha hecho cargo de los pequeños mientras sus padres trabajan. Vicenta se pregunta qué van a hacer todas las familias que no pueden contar con la ayuda de los abuelos. “Mañana nos vamos con los niños a una casa que tenemos en la sierra; mi marido era fumador y le han quedado secuelas en los bronquios y nos queremos alejar de la ciudad”, indica. También hay casos más extremos como el de María, una argentina de 35 años que acaba de instalarse en Madrid con su hija de siete años. “Me voy a esperar a septiembre para matricularla en el colegio, a ella no le va a pillar esto del coronavirus”, asegura.
En cuanto a la situación de las universidades, a esta hora de la mañana los rectores madrileños no tienen instrucciones de las autoridades sanitarias. Están a la espera de acordar un encuentro con el Gobierno de la Comunidad de Madrid y luego se reunirá la conferencia de rectores de las seis universidades públicas madrileñas (Cruma): Complutense, Autónoma, Politécnica, Alcalá, Carlos III y Rey Juan Carlos.
"Las clases se suspenden pero no el aprendizaje"
Los colegios van a librar una batalla digital para que la crisis del coronavirus no convierta los días de cierre presencial en vacaciones. Lo primero ha sido enviar un mensaje de “tranquilidad”, señala Juan José Álvarez, director del centro Brotmadrid, en el que a día de hoy no se han detectado contagios por coronavirus.
Al mismo tiempo, han contado a grandes y pequeños los motivos por los que las autoridades han decretado el cierre de su colegio y de todos los de la región que no es otro que el evitar contagios. Es raro que alguno de ellos no estuviera ya al tanto de qué es el coronavirus, pero algunos insisten: “¿Y si siguen los contagios?”.
El objetivo del centro es tratar de mantener el ritmo desde casa “de la mejor manera posible” sin dejar de reconocer que va a ser una experiencia nueva para todos. “Las clases se suspenden pero no el aprendizaje”, deja claro Álvarez durante una reunión con el equipo directivo de este centro concertado. Admite que son los alumnos más mayores los que entienden que este no va a ser un periodo de vacaciones.
Muchas de las actividades que se desarrollan de forma presencial no se van a poder llevar a cabo, señala el director. Los profesores irán trasladando a las plataformas digitales los contenidos, resolverán dudas e impulsarán el intercambio entre los propios alumnos. Estas plataformas y el correo electrónico serán el cordón umbilical alumno-padres-docente y serán esenciales para mantener el ritmo y seguir avanzando en las materias. En definitiva, que los niños no tengan la impresión de que el curso se ha detenido.
La jornada del martes se ha invertido en preparar esta nueva experiencia. Los profesores han trasladado a los alumnos a qué se van a enfrentar y cómo van a abordarlo para tratar de sortear el “temor” inicial. El director es consciente, en todo caso, que a unos niños les costará más que a otros. Hasta 3º o 4º de primaria los alumnos son menos autónomos y el plan diseñado por el Brotmadrid tendrá ciertas dificultades, pero de 5º en adelante entienden que será más fácil.
Parten de la base de que el sistema de este colegio no se basa ni en libros ni en exámenes, lo que puede facilitarles estos días de clase a distancia. La idea es que, cuando regresen a las aulas, los profesores evalúen en forma de pequeñas intervenciones orales de los alumnos si han avanzado en los conocimientos.
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