Italia cambia de estrategia frente al coronavirus para combatir el alarmismo y proteger la economía
Las cifras oficiales a última hora del jueves certificaban 650 contagios, 17 muertes y 45 pacientes curados
Desde que se registró el primer contagio de coronavirus de Wuhan en territorio italiano hace una semana, los acontecimientos se han sucedido a un ritmo vertiginoso en el país transalpino. Las cifras oficiales a última hora del jueves certificaban 650 contagios, 17 muertes y 45 pacientes curados. La alarma social también se ha disparado en este tiempo en algunas zonas, dentro y fuera del país y los primeros efectos del miedo no han tardado en llegar. Ahora, el Gobierno se afana en neutralizar el impacto económico de la epidemia.
El virus, concentrado en su mayoría en las regiones norteñas de Lombardía y Véneto, motores económicos del país, ha golpeado duramente el turismo, con una caída en picado de las reservas, a poco tiempo de la Semana Santa, y ha castigado con severidad la Bolsa de Milán, que no veía números tan negativos desde que se celebró el referéndum del Brexit en 2016. En este tiempo, la escasa coordinación inicial entre las instituciones e incluso algunos enfrentamientos entre las regiones y el Gobierno central han dejado la impresión de cierto caos generalizado en la primera gestión de la crisis.
Se ha sucedido un enjambre de ordenanzas municipales y direcciones regionales, muchas después corregidas o eliminadas por orden de Roma. Por ejemplo, algunas regiones sin contagiados, como Las Marcas, decretaron el cierre preventivo de las escuelas y prohibieron los eventos multitudinarios en la vía pública. El primer ministro, Giuseppe Conte, amenazó con impugnar la normativa, ya que “contribuía a generar caos” y finalmente un tribunal la ha suspendido. En Lombardía al inicio se impidió a los bares abrir por la noche y dos días después ya podían hacerlo.
Ante este panorama, el Gobierno central ha apostado por un cambio radical de estrategia en la gestión de esta crisis de salud pública para desterrar el alarmismo y preservar la maltrecha economía del país. Su gran baza para conseguirlo es lanzar un mensaje de calma, coordinado con la comunidad científica, dentro y fuera del país. En un encuentro con los corresponsales extranjeros en Roma, el ministro de Exteriores, Luigi di Maio, ha lamentado la recomendación de algunos países, como Israel o Rusia, de no viajar a Italia —España ha desaconsejado visitar el norte— y ha afirmado que el país transalpino es un lugar seguro. “Nuestros hijos van a la escuela en la mayoría de nuestras ciudades y los turistas y los inversores pueden venir con tranquilidad”, ha dicho. Y ha reconocido que el brote de coronavirus está dañando el sistema productivo italiano.
También ha difundido un mapa elaborado por la unidad de crisis del Ejecutivo “contra alarmismos e informaciones imprecisas” en el que se explica que tan solo el 0,1% de las localidades de todo el país (el 0,05% de la extensión del territorio nacional) está sometido a estricta cuarentena —10 en Lombardía y 1 en Véneto— y que es posible circular con normalidad en el resto. También aclaran que las personas en aislamiento —unas 50.000— representan el 0,089% de la población total.
El ministro de Sanidad italiano, Roberto Speranza, y Giuseppe Ippolito, director del hospital Spallanzani de Roma —el centro de referencia en enfermedades infecciosas— en el mismo encuentro con la prensa extranjera se han centrado en el número de personas que ha superado la enfermedad, 45 en total. Y han anunciado que Italia, a partir de ahora, realizará solo pruebas para detectar el patógeno a las personas que muestren síntomas de la Covid-19.
Hasta ahora, según los datos de Protección Civil, se han realizado más de 11.000 exámenes, de los que solo el 5% ha dado positivo. “No podemos ser culpables de haber sido uno de los países que han hecho más controles de todos”, ha dicho Di Maio, y ha señalado que en los próximos días enviarán diariamente, a través de las embajadas, todos los datos relacionados con los contagios al resto de países. “Italia no es el foco de contagio, el virus está circulando en todo el mundo”, ha afirmado Walter Ricciardi, miembro de la Organización Mundial de la Salud y asesor del ministro de Sanidad.
Speranza ha confirmado que por el momento, existen solo dos epicentros de los que han partido los contagios: el mayor, en Lombardía, y otro en Véneto, y que los médicos están estudiando la posibilidad de que las transmisiones hayan partido de un solo lugar.
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