La juez ordena al Ayuntamiento de Sevilla que desinfecte las naves de Magrudis
Los planes de autocontrol de la empresa estaban incompletos y con irregularidades, según la investigación de la Guardia Civil
La juez que instruye la causa contra la empresa sevillana Magrudis, responsable del mayor brote de listeriosis de España, con tres muertos, al menos siete abortos y más de 220 afectados, ha ordenado al Ayuntamiento de Sevilla que proceda a la desinfección de las naves de la cárnica. Con esta decisión, y tras la destrucción de los lotes requisados de carne mechada contaminada por listeria, se pretende asegurar que la fábrica está completamente libre de la bacteria.
“Tras la retirada de la mercancía de los carros donde se encontraban productos horneados sin envasar, han quedado restos de carne, presumiblemente contaminada por listeria, por lo que procede ordenar al Servicio de Consumo del Ayuntamiento de Sevilla para que procesa a la inmediata desinfección de las sedes mercantiles de Magrudis y Elaborados Cárnicos Mario”, establece la instructora en su última providencia, dictada esta semana, y a la que ha tenido acceso este diario.
El carro de horneado fue el único elemento de superficie que dio positivo en la bacteria de todos los análisis practicados por los técnicos municipales. Los 6.000 kilos de carne contaminada intervenidos fueron destruidos entre finales de octubre y principios de este mes en una cementera de Jerez de la Frontera (Cádiz), por ser la única empresa con contenedores de residuos habilitados para la eliminación de este tipo de productos cárnicos.
En los informes realizados por los agentes de la Unidad Central Operativa Medioambiental (Ucoma) del Seprona, encargados de la investigación, se llama la atención sobre el hecho de que la empresa depositara de manera habitual los restos de materia prima en contenedores del servicio municipal de limpieza cuando “cualquier subproducto de origen animal no puede ir a contenedores normales de basura, sino que tiene que ir a un contenedor SANDACH” —acrónimo de Subproductos Animales No Destinados Al Consumo Humano—. Este hecho no fue constatado por el arquitecto que redactó el informe de declaración responsable que Magrudis presentó al Ayuntamiento para legalizar su actividad, cuando habían transcurrido cinco años y medio después de que la hubiera iniciado, según señalan los documentos de la Guardia Civil.
El arquitecto está llamado a declarar como investigado el próximo 17 de diciembre porque la documentación que presentó, según se desprende de los autos consultados, estaba plagada de deficiencias e irregularidades. Entre ellas, la falta de firmas del propio profesional o la falsificación de una de las rúbricas de Sandro Marín Rodríguez —administrador único de la cárnica— que los investigadores sospechan que pudo realizar su padre, José Antonio Marín Ponce.
Ambos están en prisión preventiva acusados de un delito contra la salud pública, tres homicidios imprudentes, dos lesiones al feto con resultado de aborto y varios delitos de lesiones. En el informe que presentó el arquitecto se aprecia que incluyó pasajes de otra declaración responsable realizada para una peluquería años antes, cuyo encabezado ni siquiera eliminó al elaborar la documentación para Magrudis.
Reuniones con el arquitecto imputado y la responsable de los controles
Las irregularidades en materia sanitaria de la empresa no terminan allí. Este diario también ha podido constatar que sus propietarios no entregaron al completo la documentación del sistema de autocontrol al que están obligadas todas las compañías de alimentación para garantizar la calidad y seguridad de sus productos. Faltaban planes esenciales como el de desinfección y limpieza de las instalaciones, el de mantenimiento de la cadena de frío o el de trazabilidad.
Así de desprende de unas conversaciones telefónicas mantenidas entre una de las veterinarias del Ayuntamiento de Sevilla, encargada de la inspección de la fábrica tras la alerta sanitaria, y Sandro Marín Rodríguez. La transcripción del diálogo figura en los autos del caso a los que ha tenido acceso este diario.
Los agentes del Ucoma también apreciaron deficiencias en el documento de autocontrol realizado por Ana Vázquez, una de las responsables de los laboratorios Biocontrol que se encargó del sistema de seguridad sanitaria de Magrudis en febrero de 2019. Vázquez y el arquitecto mantuvieron una reunión con Marín Ponce, su hijo Sandro, sus abogados y un asesor fiscal, también llamado a declarar en diciembre, el 18 de septiembre.
En la llamada mantenida el pasado 5 de septiembre, la veterinaria municipal le comenta a Sandro Marín que en el documento que su padre le facilitó el día anterior “faltaban algunas cosas, por ejemplo, el plan de limpieza y desinfección de las instalaciones”. El hijo del dueño de facto de Magrudis le replica que “tiene que estar todo metido en el autocontrol”, a lo que la inspectora le insiste en que no es así: “No, no, mira, falta ese, el plan de control de plagas, el de trazabilidad y el plan de especificación sobre suministros y proveedores también falta”.
El joven pregunta que "qué es eso" y la funcionaria aún le especifica más: “El de control de plagas, mantenimiento de instalaciones, el de trazabilidad, el de mantenimiento de la cadena de frío y el de especificación de suministros de proveedores”. Abrumado, Marín que le había dicho que estaba fuera, le pide que se lo envíe todo por correo y “lo busco todo a ver dónde está, o qué falta o qué tengo” y, finalmente, le pide que se lo facilite la responsable de los laboratorios Biocontrol.
“El sistema de autocontrol debe estar completo en las instalaciones de la empresa para el caso de inspecciones extraordinarias”, explica a este diario José Juan Rodríguez, titular de Nutrición y Bromatología por la Universidad Autónoma de Barcelona. Los agentes de la Ucoma advierten en sus informes de que tanto Marín Ponce como su hijo “hacen del ocultamiento de información por una parte y la aportación exclusivamente de la información que resulta beneficiosa una forma de defensa que ha perjudicado notablemente la activación de la alerta sanitaria”.
También destacan cómo “hacen ver que cuentan con boletines de análisis cuantitativos y cualitativos donde no se aprecia la presencia de listeria”. La Ucoma hace referencia a la llamada que el propietario de Magrudis realizó el 20 de agosto, cinco días después de que la Junta de Andalucía activara la alerta sanitaria por listeriosis, al dueño de los laboratorios Microal para que de las dos analíticas que realizó a sendos lotes de productos de carne mechada La Mecha en febrero de este año, le remitiera únicamente la que había dado negativo.
Listeria en toda la planta
“Aunque el sistema de autocontrol es un documento interno para detectar deficiencias y corregirlas, incluir documentos de meses anteriores con posterioridad y filtrar e incorporar solo los informes con positivos es hacerse trampa al solitario”, explica Antonio Arenas, catedrático de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Córdoba y presidente del Colegio de Veterinarios de esa provincia. Los agentes de la Ucoma manifiestan en sus informes que “existen dudas sobre la trazabilidad en el etiquetado” y concluyen que “resulta evidente que la empresa está ocultando datos”.
Respecto del plan de autocontrol elaborado por Biocontrol, el Ucoma advierte de que “no figuran las ventanas de la instalación” que sí están “en los planos de la declaración responsable” firmada por el arquitecto y presentada en el Ayuntamiento. “Dado el tecnicismo del contenido del plan de autocontrol, debería ser objeto de un informe pericial de análisis respecto al ambiente interior de la nave en relación con la infraestructura, visto que sí puede guardar relación con la presencia de Listeria monocytogenes y/o Listeria SPP, en la instalación industrial”, concluye el informe de la Guardia Civil.
De acuerdo con la documentación aportada por Biocontrol, con fecha de 23 de agoto, en pleno brote de listeriosis, la toma de muestras realizada por los laboratorios en la sede de Magrudis dio positivo en Listeria SPP, que no es nociva para el ser humano, en “ambiente de la cámara de materias primas; en ambiente de la sala de elaboración zona ventana; en superficie mezcladora de especias; en superficie de la pala de mezcla de especias; en superficie del baño de mezcla de especias; en mezcla especias de carne mechada y en lomo macerado en vino”.
“Tener constancia de presencia de este tipo de listeria es una advertencia de que hay que extremar las medidas de control porque es el mismo ambiente de cultivo para la aparición de Listeria monocytogenes”, advierte Rodríguez.
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