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Las lecciones holandesas de la lucha contra el agua

Los Países Bajos ha aprendido a trabajar con la naturaleza para protegerse de las inundaciones

Isabel Ferrer
Afsluitdijk, la mayor calzada de Holanda, parte de Zuiderzee Works.
Afsluitdijk, la mayor calzada de Holanda, parte de Zuiderzee Works.Arterra / Universal Images Group

Gran parte del paisaje de los Países Bajos, con sus dunas, diques, molinos, canales y tierra ganada al mar (pólder) es artificial, porque ha sido trabajada por sus habitantes, en lucha constante contra el agua. Es la imagen tópica del país, pero también su realidad diaria, porque un 26% del territorio está bajo el nivel marítimo, y un 29% corre el riesgo de ser inundado por los ríos. Cerca de nueve millones de habitantes, del total de 17, vive en zonas de riesgo por el agua, pero el 70% del PIB se produce también ahí, y la forma de protegerse ha cambiado con el tiempo. Se ha pasado de la reacción ante inundaciones trágicas, como la de 1953, que costó la vida a 1.853 personas en las provincias de Zelanda y Holanda del Sur (Zuid Holland), a la prevención. El refuerzo de los diques, que suman 43 modelos distintos, es constante, porque gracias a ellos nadie ha muerto en los últimos 60 años por culpa de las aguas. Pero ahora también se “construye con la naturaleza”, utilizando a veces como barrera la propia arena de un mar interior, o bien permitiendo que los ríos entren de forma controlada en la tierra.

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“Vivimos en un delta, con ríos enormes, como el Rin, Mosa y Escalda, que cruzan nuestro territorio, y los deltas siempre han sido lugares muy convenientes para establecerse. De modo que llevamos siglos lidiando con el agua, y casi todas las ciudades holandesas tienen su propia historia relacionada con ella. Durante mucho tiempo, hemos reaccionado ante los elementos, y después de una inundación, el paisaje cambiaba porque para mantenernos era preciso construir nuevos diques o ganar tierra para vivir. Las inversiones en infraestructuras se hacen siempre a gran escala para mantener la red de defensas, pero ahora podemos elaborar programas para predecir, o al menos calcular, varios escenarios posibles derivados del cambio de clima y adelantarnos a la hora de construir o reforzar defensas. Hemos aprendido que se trata de un proceso, y estamos mejor equipados para anticiparnos a la subida del agua”, dice Erik Wagener, director gerente del Programa Holandés de Protección contra las Inundaciones, que elabora los datos sobre tierra inundable y población mencionados. Es el responsable del refuerzo de los diques, que deben durar hasta 2050, y cuenta con una inversión de 7.400 millones de euros. Dicho esfuerzo abarca unos 300 proyectos a lo largo de la costa, lagos y ríos principales, según datos de su oficina.

Diques de todos los tamaños han tratado de mantener secos a los holandeses durante 2.000 años, según los expertos del equipo de Wagener, y la red completa suma 22.500 kilómetros, reunidos en torno al llamado Plan Delta. El más conocido es el de Oosterschelde, en la provincia de Zelanda, en el suroeste del país, con 66 pilares de más de 50 metros de altura cada uno, y compuertas de acero entre ellos para regular la entrada y salida del agua.

La otra gran obra hidráulica es la Barrera de Maeslantkering, ubicada a la entrada del puerto de Róterdam. Con dos compuertas que permiten el paso de los barcos, se trata de estructuras flotantes formadas por cámaras que se inundan provocado el hundimiento del muro que forma una barrera en el agua. “Todas ellas deben ser probadas y revisadas con disciplina casi militar, porque dependen de la pericia y rapidez humanas. En diciembre de 2013, por ejemplo, hubo una subida del agua casi como la de la catástrofe de 1953, y no pasó nada. Afortunadamente, todos los sistemas de protección funcionaron a tiempo”, indica Wagener. Los expertos del Plan Delta, por su parte, han calculado distintas posibilidades en su búsqueda de protección contra el agua. Desde construir una represa a lo largo de la costa del Mar del Norte hasta dejar que entre más agua de la permitida en estos momentos. El manejo del agua implica también el intercambio de ideas y tecnología, y así, la barrera que debe proteger a Venecia de inundaciones como la actual, y cuya inauguración está prevista para 2021, cuenta con asesoría holandesa y también del Reino Unido y EE UU.

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