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celestino aós | administrador apostólico de Santiago de Chile

“Se mintió para preservar el buen nombre de la Iglesia”

El español Celestino Aós, obispo a quien el Papa ha confiado la reestructuración de la Iglesia chilena, cree que se deberán pagar los errores hasta las últimas consecuencias

Daniel Verdú
Celestino Aós, el pasado lunes en el Vaticano.
Celestino Aós, el pasado lunes en el Vaticano.D. V.

La crisis que azota a la Iglesia católica causada por los abusos a menores podría llegar a sintetizarse en el caso de Chile. El ocultamiento masivo de las agresiones sexuales del sacerdote Fernando Karadima, el maltrato a las víctimas o la negligencia del nuncio apostólico en su misión de informar a Roma desembocaron en la renuncia en pleno de todos los obispos y la imputación de parte de la cúpula, empezando por el presidente de la Conferencia Episcopal, Santiago Silva. También en la toma de conciencia definitiva del problema por parte del Papa, que ya ha aceptado cinco de esas dimisiones y ha nombrado como administrador apostólico en Santiago al obispo navarro Celestino Aós (Unciti, 1945). Un capuchino austero y directo llamado a ser la referencia moral de la Iglesia en Chile. La difícil reconstrucción, creen en Roma, girará en torno a él.

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Pregunta. Aterriza en el terreno más pantanoso de la Iglesia católica en el mundo. ¿Cómo piensa afrontarlo?

Respuesta. Me nombraron hace una semana y todavía no conozco Santiago y a su curia. Cuando vuelva empezaré a encontrarme con los distintos grupos. He visto a sacerdotes, también a algunos de la comunidad de El Bosque [la comunidad donde ejercía el sacerdote Fernando Karadima, epicentro del escándalo de abusos]. Ahora cuando vuelva me encontraré con víctimas como Pedro Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo. Es una tarea muy grande.

P. La Iglesia chilena atraviesa una situación crítica, sin precedentes. El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Silva, se encuentra imputado y el Papa ha aceptado ya la renuncia de cinco obispos. Usted es el hombre de confianza de Francisco ahí. ¿Deberá ser la referencia moral?

R. Bueno… Yo no esperaba que me nombraran obispo a mi edad en Copiapó y tampoco que pudieran fijarse en mí para este puesto. Pero el Papa consideró que yo soy la persona que puede ayudarle en esta tarea. Lo haré sabiendo que esto no es un asunto de un obispo, sino que tiene que haber transformaciones profundas que impliquen a todos. Si no, no avanzaremos y será un puro maquillaje. Lo importante es asumir la situación.

P. ¿Cómo la definiría?

R. Nunca pensé que habían pasado esas cosas, especialmente con esa brutalidad. Ha supuesto mucho dolor, a veces oculto en las víctimas que lo soportaron. Pero también luego al revelarse en el resto de la población. Mucha gente se pregunta ahora qué hace en la Iglesia católica. Hay hermanos que dudan, otros incluso decidieron marcharse. Las preguntas que me hago son para entender la dimensión real de los hechos. Reconocerlos y mirar a la verdad de frente, solo eso nos liberará. Hay que preguntarse cómo es posible que hayamos llegado a esta situación sin justificación, aunque sea un ejercicio que en el pasado se hiciese con mentiras para tratar de preservar el buen nombre de la Iglesia.

P.¿Usted estaría dispuesto a sustituir al presidente de la Conferencia Episcopal?

R. No depende de mí, hace falta que los obispos lo consideren oportuno. Pero si me pidieran que prestase ese servicio, no veo razones para decir que no. Pero es una hipótesis imaginaria, no me quita la tranquilidad.

P. ¿Cuál será el eje de su gobierno?

"Hay hermanos que dudan, otros decidieron marcharse"

R. Pasa por una confesión interior. No bastan cambios de obispos y decretos. En este momento en que mucha gente se va, mi criterio y mi gobierno será cuidar de los hermanos que son víctimas, que están dolidos.

P. Se han aceptado ya cinco dimisiones. Pero muchos más, como monseñor Vargas o monseñor Koljatic, obispo de Linares, tienen acusaciones muy graves. ¿Debería continuar el proceso de remplazo?

R. Creo que seguirán aceptándose renuncias. El Santo Padre juzgará según la información que tenga. Si él cree que hay obispos que está siendo un factor de división en una comunidad, podría cambiarlo. No me extrañaría que hubiera más cambios. Como se van unos, vendrán otros. El Papa tiene una decisión firme de encarar la verdad.

P. ¿Usted ha pedido nuevos auxiliares?

R. Sí, tres. Había unos seis, y ahora… Santiago es una diócesis enorme, sería absurdo pensar que puedo llevarla solo. Ojalá me los den pronto para evaluar juntos los problemas. Los anteriores están en otros puestos.

P. El nuncio apostólico Ivo Scapolo fue incapaz de informar debidamente al Papa sobre los problemas de Chile e hizo que Francisco no se moviese de la manera adecuada. ¿Debería ser relevado?

R. Las nunciaturas son servicios de tiempo breve. Aunque no hubiera habido este problema, el señor nuncio tendría el tiempo cumplido. No me extrañaría que pronto hubiese otro. No sé si se juntarán los dos factores.

P. ¿Ya no existe ese problema?

R. La información oficial más directa que recibe el Vaticano es la del nuncio, que tiene obligación de transmitir. Si yo escribo un informe, el nuncio tiene que mandarlo. Y en este momento consta que lo hace, porque apenas la envía nos transmite una notificación conforme lo ha hecho. Y eso no existía antes. Pero el Papa se quejó de que no había recibido la información correcta, y eso puede causar daño. Se producirá un reemplazo pronto.

P. Usted mismo fue acusado de encubrir abusos en Valparaíso y en Copiapó.

"Si tenemos que vender propiedades para pagar a las víctimas, se hará"

R. En el caso de Valparaíso no entiendo cómo un promotor de justicia, como era yo, puede encubrir. Hay que entender que en un tribunal hay distintos actores y cada uno tiene su misión. Quien toma la decisión es el juez, y a mí me tocó ser promotor de justicia, que no es quien decide ni dicta sentencia. Por consiguiente, ni encubre ni deja de encubrir. Es una acusación bien extraña, yo no decidía. Y en el otro, apenas hubo alguna noticia, se habló. No hubo una denuncia formal y consulté a la Congregación para la Doctrina de la Fe para ver qué hacer. No encubrí nada ni jamás he tenido ninguna voluntad de hacerlo.

P. ¿Ha encontrado un clima de guerra sucia en Santiago? ¿Cree que le recibirán bien?

R. No lo sé, no he visto todavía a los demás obispos. En abril nos reuniremos y veré a los demás, a los que imagino que debió sorprender mi nombramiento. Pero no tanto como a mí. Quiero pensar que nadie será desleal. Espero que colaboremos todos. Porque este problema no es solo de Santiago. Pero nunca puedes caerle bien a todo el mundo.

P. El otro día vio al Papa. ¿Qué le pidió?

R. El Papa no es el gerente de una multinacional. Es el sucesor de Pedro y punto de referencia. Vine a ver cómo debíamos encarar la situación. Le hice ver la necesidad de contar pronto con obispos auxiliares, pero no depende solo de él. Él me pidió que sigamos buscando la verdad.

P. También se vio con los fiscales chilenos antes de venir. ¿Les proporcionará toda la información que piden, incluyendo el Informe Scicluna [la investigación realizada por el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y el monseñor español Jordi Bertomeu que sirvió para descubrir la verdad]?

R. Tratamos de seguir avanzando en la colaboración. No queremos ocultar nada, buscamos que se sancionen los delitos. La colaboración pasa por animar a las víctimas a denunciar a la fiscalía. Pero se producía cuando la víctima no pida confidencialidad. Pero ahora, si hay un delito, deberemos advertirle de que informaremos. El informe Scicluna fue hecho expresamente para el Santo Padre con el compromiso de confidencialidad. Nosotros colaboraremos si nos piden caso por caso, pero pensar que yo iba a volver a Chile con el informe bajo el brazo es desconocer cómo funcionan los procesos.

P. Entonces, ¿compartirán la información o no?

R. Si los casos que ha pedido la Fiscalía son delitos, hay que compartirlos. Estamos en un Estado de derecho. Pero la fiscalía tiene que respetar también la confidencialidad.

P. ¿Sería partidario de una gran investigación para revisar el pasado, como en Alemania o Irlanda?

R. Podría ser, pero cada país resuelve las cosas de manera distinta. Algunos, por ejemplo, pasaron la página de un régimen a otro de manera distinta. Las Iglesias también pueden inspirarse en otros lugares para ver lo que es mejor. Lo importante es conocer la verdad.

P. La Iglesia de Santiago ya ha sido condenada a pagar las primeras indemnizaciones los abusos de Karadima. ¿Está preparada para asumir financieramente todos sus pecados?

R. Si tiene que pagar, pagará. La justicia lo determinará. Pero habrá que ver caso por caso. Si tiene que empobrecerse y vender propiedades, como hizo en Boston, lo hará.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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