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Una tromba subterránea de aguas fecales en pleno destino turístico

Una investigación del Seprona revela la contaminación que afecta a las playas de Nerja (Málaga)

Panorámica de la playa de Burriana, en Nerja.
Panorámica de la playa de Burriana, en Nerja.GETTY

Nerja (Málaga) es uno de los últimos paraísos de la Costa del Sol. Decenas de miles de turistas acuden durante todo el año atraídos por sus playas y chiringuitos. Lo que desconocen sus visitantes es que la localidad, de 21.061 habitantes, carece de estación depuradora de aguas residuales. Estas llegan al mar, a solo un kilómetro de la costa, sin filtro alguno a través de grandes tubos denominados emisarios. Es solo una de las múltiples “irregularidades en el vertido de aguas residuales urbanas”, denunciadas por Ecologistas en Acción hace un año y medio y que hoy instruyen distintos juzgados en Andalucía.

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Tras el escrito, la Fiscalía de Medio Ambiente denunció a 12 municipios andaluces, entre los que figura Nerja. En la Costa del Sol el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) comenzó una investigación que ya afecta a 16 alcaldes, concejales y otros cargos y excargos públicos, de las localidades de Nerja y Coín, según adelantó esta semana el diario Sur. Son dos de los municipios por los que el Tribunal de Justicia de la UE condenó el año pasado a España a pagar 12 millones de euros por incumplir la directiva comunitaria sobre depuración de aguas residuales urbanas, que obligaba a depurar de manera correcta desde 2001.

A pesar de la postal idílica que dibujaba antaño la serie Verano Azul sobre las playas de Nerja, la situación actual es bien distinta. “En todas las muestras realizadas de cinco playas los análisis tienen organismos fecales (…) El vertido es continuo de aguas residuales con la carga de bacterias halladas, que puede suponer un riesgo para la salud de las personas”, determina uno de los informes del Instituto Nacional de Toxicología remitidos al Juzgado 2 de Instrucción de Torrox, que investiga el caso.

La causa se inició cuando en 2017 un empresario hostelero denunció ante la Fiscalía que por el arroyo El Miso discurrían aguas fecales hacia la playa de Burriana. Esa denuncia penal vino después de “innumerables escritos” ante el Ayuntamiento y la Cuenca Mediterránea del Sur, “que no hicieron nada salvo la Cuenca, que abrió un expediente”, matiza Ricardo Sánchez, abogado del empresario demandante. Más adelante se sumó a la causa la denuncia de Ecologistas en Acción.

Nerja siempre ha estado en el punto de mira del tratamiento de aguas por la ausencia de una depuradora. Su obra fue declarada de interés general por el Gobierno en 1996, pero su construcción ha estado inmersa en un bucle de problemas que han ido desde la desidia institucional para licitar las obras hasta el concurso de acreedores de la empresa que se adjudicó los trabajos. Finalmente, se apunta a junio como mes para que la infraestructura entre en pruebas.

“Será algo importantísimo, porque nunca ha habido depuración de los colectores de Nerja. Es un problema histórico”, subraya Gregorio Campos, presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol–Axarquía, que recuerda que las demás localidades costeras de la comarca cuentan con instalaciones para la depuración. Así, Vélez-Málaga, Rincón de la Victoria, Torrox, Algarrobo y Benamocarra disponen de estaciones depuradoras de agua residual que depuran el agua para verterla al mar o reutilizarla. Las instalaciones dependen de Axaragua, empresa pública que también provee de agua potable a 31 municipios de esta comarca.

En Coín los agentes de la Guardia Civil ya han tomado declaración a tres responsables municipales cuyas áreas están relacionadas con medio ambiente y saneamiento, así como los dos últimos alcaldes. Por un lado, Gabriel Clavijo (PSOE) y, por otro, Fernando Fernández, que en febrero fue nombrado por la Junta de Andalucía como delegado de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible en Málaga. El Ejecutivo autonómico declinó aclarar el pasado viernes si tomará medidas contra su alto cargo investigado por el juzgado. “Las aguas se vierten directamente al río Guadalhorce y así llevamos desde siempre”, explicaba Fernández-Tapias el verano pasado.

Fuentes de la fiscalía han explicado que del primer análisis relacionado con el vertido de aguas residuales sin depurar en esta localidad se concluye que Coín carece de depuradora y de autorización de vertidos al Dominio Público Hidráulico. Y que también se identificaron “al menos” dos puntos de vertidos que afectan “indirectamente” al Espacio Natural Protegido y la Zona de Especial Conservación de los ríos Guadalhorce, Fahala y Pereilas, donde hay especies y poblaciones de flora y fauna protegidas. Indicios, todos ellos, de la “posible comisión de un delito contra los recursos naturales y el Medio Ambiente”, de ahí que el Seprona comenzara a investigar el caso, instruido por el Juzgado de Instrucción 1 de Coín.

“Es un desastre ambiental en potencia”

Para el turismo hay una sola Costa del Sol. Es la occidental, la más conocida y destino de millones de personas que acuden en cualquier momento del año a disfrutar de las playas existentes entre Torremolinos y Manilva. Se trata de un territorio donde se encuentran otros municipios como Benalmádena, Fuengirola o Marbella, donde el desarrollo urbanístico salvaje ha configurado “una gran fachada de cemento sobre el litoral”, según Greenpeace, lo que convierten a esta zona, “probablemente, en la más edificada de todo el Mediterráneo”. A cambio, la situación es diferente en la zona oriental de la Costa del Sol, más desconocida internacionalmente y que ocupa una franja costera de algo más de 50 kilómetros entre desde Rincón de la Victoria y Nerja. La presión urbanística es menor y aún hay espacios libres de hormigón que deben ser conservados “de una forma indiscutible y rigurosa para las próximas generaciones”.

Uno de los que menor huella humana tiene son los Acantilados de Maro y Cerro Gordo, declarado como Paraje Natural en 1989, lo que evitó el desarrollo de las urbanizaciones que tanto han proliferado en otras zonas. Es la perla natural de la costa malagueña, cuya protección abarca unos 14 kilómetros franja litoral y penetra una milla en el Mar de Alborán. Se ubica en el término municipal de Nerja y esconde calas de agua turquesa, cascadas y acantilados de hasta cien metros de altura. Pero el lugar es mucho más que un paisaje bonito. Sus riscos son territorio de la cabra montés, el camaleón y ejemplares únicos de vegetación como la Siempreviva malagueña o la Athamanta vaydedana, ambas incluidas en la Lista Roja de la Flora Amenazada de Andalucía. Sin embargo, son sus fondos marinos "los que guardan su mayor tesoro en forma de una espectacular biodiversidad", según explica Fernando Alarcón, responsable de la empresa Equilibrio Marino y que bucea en estas aguas desde hace casi tres décadas. Según explica, los fondos rocosos son un gran factor para la presencia de muchas especies como sepias, esponjas, estrellas de mar o gusanos poliquetos. También del coral naranja estrellado (Astroides calycularis), especie incluida en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas que encuentra en este lugar "uno de sus últimos refugios", según la publicación Itinerarios del paraje natural Acantilados de Maro – Cerro Gordo, distribuida por el Aula del Mar de Málaga.

La riqueza de estos fondos marinos se debe principalmente a la existencia de grandes praderas de posidonia. Es un alga que funciona como un bosque sumergido, ejerciendo de sumidero del dióxido de carbono y expulsando oxígeno, generando una gran cantidad de vida a su alrededor. Además, también es el lugar elegido por muchos peces para poner sus huevos, ya que los alevines pueden esconderse de los depredadores y ayuda a que las aguas estén más claras. Peor están en peligro. En sus periódicas inmersiones, Alarcón está acostumbrado a encontrar suciedad entre estas algas: “hay toallitas, plásticos, papeles y también restos fecales”, subraya el submarinista.

“Es el ecosistema más importante del Mediterráneo y está siendo muy afectado por los vertidos porque es muy sensible”, añade Rafael Yus, responsable de Ecologistas en Acción en Nerja. Según explica, los vertidos continuos junto a las playas del municipio generan “numerosos problemas”. “Estas aguas residuales llevan una serie de componentes como metales pesados o productos químicos -como los de los medicamentos, cosméticos o detergentes que acaban en el desagüe- que afectan a la vida marina. Es un desastre ambiental en potencia”, afirma el ecologista. Yus destaca, además, que la gran carga de materia orgánica en el mar procedentes de las aguas sin depurar es desplazada por las corrientes marinas. Éstas, a veces, arrinconan la suciedad en alguna de las muchas calas existentes en la costa de Nerja, generando una eutrofización el agua: el exceso de materia orgánica hace que proliferen sin control las algas que se alimentan de ella y, cuando mueren, se descomponen agotando el oxígeno, lo que impide la vida.

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