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“Nos matan por querer sacar a las chicas de la prostitución”

Beatriz Rodriguez fue prostituida a los 14 años. Ahora lucha contra la trata en Colombia

Patricia Ortega Dolz
Beatriz Rodríguez, víctima de trata.
Beatriz Rodríguez, víctima de trata.santi Burgos

A los 14 años, cuando empezaba a descubrir el sexo y el amor con los amigos del barrio, su madre, que tenía que sacar adelante a otros cuatro hijos en Pereira (Colombia), la dejó por imposible y la llevó a casa de su tía materna. "No se preocupe, yo le enseñaré a hacerse responsable", le dijo su cuñada. Durante dos años Beatriz Rodriguez recibió los cuidados de la hermana de su padre, propietaria de varios prostíbulos. "Me daba de comer, me compraba revistas, no me dejaba salir de casa sola y me ofrecía a sus clientes como un lujo". Rodriguez creció pensando que aquello era "lo normal", lo que había que hacer para convertirse en una "niña responsable". Del dinero que ganaba, "mi tía le daba la mitad a mi madre cada viernes que venía a verme, y la otra mitad me la metía en una cuenta en un banco", recuerda esta mujer de 50 años sentada en una terraza de Madrid, adonde ha llegado como invitada al congreso mundial organizado estos días en la capital por la Coalición Contra la Trata de Mujeres (CATW en inglés) y la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres.

La trata en datos

El último informe global de la UNODC (United Nations Office on Drugs and Crime) del año 2018 cifra en un 94% de las víctimas de trata con fines de explotación sexual son mujeres y niñas.

Según el mismo informe, una de cada tres mujeres declara haber sufrido algún tipo de violencia física o sexual al menos una vez en su vida.

En España se estima que unos 15 millones de varones son clientes potenciales de prostitución.

Para Europol, el tráfico de personas aporta anualmente a los tratantes/traficantes 32.000 millones de euros

Aguantó dos años con su tía. A los 16 se fugó con una veterana prostituta de lujo a las costas del Pacífico ("buena plata, libertad..."). Lo siguiente fueron tres hijos sucesivos (sin padre reconocido) que le crio su madre y una vida viajando por medio mundo, ofreciendo sus servicios "allá donde había dinero" para mandar a casa. Hasta que en 1999, cuando trabajaba en un prostíbulo de Florencia, en el departamento cocalero de Caquetá (Colombia), se cruzó en su vida Lucrecia Murcia. Era la candidata a la alcaldía de ese municipio de 220.000 habitantes, sito en medio de la selva amozónica y que comprende 15 poblaciones rurales. "Esa mujer valiente, que hoy es directora de nuestra Unidad de Víctimas, iba prostíbulo por prostíbulo ofreciéndonos un plan de capacitación para sacarnos de las redes de trata", recuerda. Y así fue como Beatriz Rodríguez acabó haciendo chorizos, liderando un proyecto —ASOMUPCAR, Asociación de Mujeres Productoras de Cárnicos del Caquetá, una organización de mujeres víctimas del delito de trata con fines de prostitución en el municipio de Florencia—, y siendo nominada para el Premio Nobel de La Paz en 2005.

Empezaron siendo 30 y ahora son más de 300 lideresas, "aunque cada día nos matan a una: las chicas a las que nosotros queremos sacar de la prostitución son los trofeos de los narcos y los guerrilleros que siguen operando en la zona y que no nos quieren", explica Rodríguez. En Caquetá, el Pacto de Paz en Colombia ha supuesto que se ha socializado la venta de coca: "Ya no es un negocio solo de las FARC, sino que participan todo el resto de los actores del conflicto: tenemos al ejército, a los paramilitares, una base militar de EE UU, organizaciones de narcos... La vida es muy complicada para nosotras", asegura. "Y ahora más que nunca: miles de jóvenes huidas de Venezuela, la mayoría menores, están siendo tratadas [vendidas] y han roto el mercado: se venden por la mitad, y los chicos (niños) jóvenes por la mitad de la mitad. La gente tiene dinero porque se está vendiendo más coca que nunca, lo que está ocurriendo es tremendo y nosotras solas no podemos", concluye.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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