El Vaticano ordena investigar a un sacerdote español por abusos cometidos en Francia en los 70
El Obispado de Terrassa abre el proceso después de que una víctima denunciara haber sido agredida sexualmente por el religioso
El Obispado de Terrassa investiga por orden del Vaticano a uno de sus sacerdotes por un caso de supuestos abusos sexuales cometidos hace más de tres décadas en la pequeña ciudad de Compiègne, situada a unos 90 kilómetros al norte de París. La víctima, cuya edad en el momento de los hechos no ha trascendido, puso lo ocurrido en conocimiento del obispo de Beauvais, Jacques Benoit-Gonnin, el pasado mes de marzo.
Según un comunicado hecho público ayer por la diócesis francesa, los hechos denunciados ocurrieron entre 1974 y 1977. La víctima explicó que el sacerdote se aprovechó de que entonces tenía "una gran influencia sobre él" para someterlo a "abusos sexuales".
El obispo de Beauvais completó el año pasado un informe que entregó a la Fiscalía de la República. Igualmente, comunicó los hechos al Obispado de Terrassa y a la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano. Esta última, a su vez, ordenó a la diócesis española que coordinara las pesquisas con el objetivo de "aclarar la verosimilitud de los hechos, la edad de la presunta víctima, la existencia en su caso de otras víctimas y la imputabilidad del acusado", según otra nota hecha pública por la diócesis catalana.
El acusado, Esteve Sanz, sirvió como sacerdote en Francia durante los años 70 y en 1979 regresó a España. Ninguna de las dos diócesis ha aclarado el motivo de este traslado. Una vez en Cataluña, el sacerdote estuvo primero bajo responsabilidad del Arzobispado de Barcelona y, tras la división de esta en 2004, quedó incardinado al Obispado de Terrassa.
Sanz se jubiló el pasado mes de julio tras más de 30 años de servicio en las parroquias de Martorelles y Santa Maria de Martorelles. Tenía entonces 81 años y el obispado tampoco ha aclarado si su retiro estuvo relacionado con la investigación abierta en Francia. En su despedida fue objeto de una fiesta en la que participaron las autoridades y las entidades cívicas y culturales de las dos localidades donde fue párroco.
Esteve Sanz está acusado de un "delito contra el sexto mandamiento" (no cometer actos impuros). Aunque los hechos estarían prescritos —lo hacen a los 20 años, según el derecho canónico, y como máximo cuando la víctima ha cumplido 33 años si se considera el Código Penal—, el Vaticano puede ordenar la apertura de una investigación en cualquier momento, como en este caso.
El Obispado de Terrassa expresa su "más firme condena de todo abuso sexual, particularmente cuando es cometido por un clérigo". Ha pedido "perdón de entrada" a la presunta víctima, a la que también ha ofrecido "la oración y el afecto maternal de la Iglesia".
Al mismo tiempo se compromete a ser "solícita de la reparación del daño moral y espiritual que hubiera sido causado" y muestra su "total disposición a colaborar con la administración de justicia en todo lo que sea necesario para esclarecer la verdad sobre el presunto delito denunciado".
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