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“Me quedé a un paso de la Policía Nacional: me excluyeron por tener diabetes”

La eliminación del veto genérico para algunas dolencias da esperanzas a personas excluidas de los cuerpos de seguridad

Pablo Núñez posa ante una comisaría, este viernes en Sevilla. En vídeo, la experiencia laboral de dos personas con VIH.Vídeo: P. Puentes | EPV

En abril de 2018, Pablo Núñez vio cómo su sueño de ser policía se truncaba. "Me quedé a un paso. En el acta ponía excluido por diabetes", cuenta este sevillano de 33 años. Se había presentado varias veces a las oposiciones y confiaba en que esta fuera la definitiva. "Comencé el proceso sin diagnóstico. Pero en febrero me comunicaron que sufría diabetes. En mayo, tras los análisis de la revisión médica, me apartaron del proceso. Solo me quedaba pasar la prueba psicotécnica", se queja.

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Quienes padecen diabetes, celiaquía, psoriasis o son portadores del VIH no pueden acceder a la Policía Nacional, ni tampoco ser militares, guardias civiles, funcionarios de prisiones o agentes de aduanas. Al menos, hasta ahora. Este viernes, el Consejo de Ministros aprobó un acuerdo que pondrá fin a esta discriminación

Las asociaciones que representan a estos colectivos, integrados por unos siete millones de personas, celebran la decisión del Gobierno, tras años batallando para acabar con el veto. Según la referencia del Consejo de Ministros, la medida se aplicará a "todas las convocatorias (personal funcionario, estatutario y laboral, civil y militar) que se convoquen con posterioridad a la fecha de adopción de este acuerdo y, en todo caso, a partir de las derivadas de la oferta de empleo público del año 2020". Los colectivos afectados explican que los aspirantes tendrán que pasar las pruebas y el examen médico, pero los doctores decidirán sobre cada caso, individualmente, no en base a un veto generalizado.

"Es muy frustrante ver cómo vas pasando fase a fase. Se presentaron unas 50.000 personas para unas 3.200 plazas. En la fase médica éramos unos 3.300. Mis compañeros en la academia han entrado y yo me he quedado fuera, a pesar de todo el esfuerzo que he realizado en este tiempo", lamenta Núñez. "Solo tenía que superar el examen psicotécnico", añade. "Soy deportista. Voy al gimnasio, juego al baloncesto, hago atletismo. Presenté un informe médico en el que se aseguraba que podía ser policía. Pero no sirvió de nada. Sientes mucha frustración al ver que todo el esfuerzo invertido para pasar las pruebas no ha servido para nada", prosigue. "Los cuadros médicos en los que se instauró esta exclusión tienen 30 años. Era urgente actualizarlos", continúa.

Núñez lanzó una petición en Internet que ya cuenta con más de 130.000 firmas para solicitar que se ponga fin a esta "discriminación" laboral. "Hemos conseguido eliminar el veto generalizado. Ahora quiero lograr que tenga efectos retroactivos y me dejen hacer la última prueba que me quedaba", dice. Confía en lograr sus aspiraciones y poder dedicarse a la comunicación dentro de la policía. 

Efecto disuasorio

Los colectivos de afectados explican que los cuadros médicos tienen un efecto disuasorio entre muchos afectados. Pese a esta exclusión, otros tantos sí lo intentan y durante el proceso ven truncada la posibilidad de perseguir su vocación. Nacho Arnao también quiere ser policía. "He sido campeón de atletismo, de fútbol americano y de judo. Físicamente estoy bien, pero no paso el examen médico", se queja este aragonés de 34 años. "El doctor me vio las rodillas y los codos con un color de piel distinto y supo que tengo psoriasis", explica. Ha reclamado y, mientras espera que la justicia se pronuncie sobre su caso, sigue presentándose a las oposiciones. Ahora está haciendo pruebas. "Cada vez saco mejor nota en las pruebas. Voy a seguir intentándolo", dice. No desiste.

Sí lo hizo Alejandro Tribaldos, un madrileño de 19 años que sueña con entrar en el Ejército. "Es mi ilusión desde pequeño. La primera vez que me presenté no pasé. La segunda, sí. En el examen médico me preguntaron por intolerancias. Dije que era celiaco", cuenta. "Cuando me comunicaron que no podría ser, salí llorando de allí. La doctora que me atendió no me trató nada bien", lamenta el joven. Este viernes, su madre le envió un mensaje que lo emocionó: "Lo hemos conseguido". Ahora, tras el cambio anunciado, se plantea volver a intentarlo.

Como Daniel Jiménez, madrileño de 30 años. Su vida dio un vuelco en 2014, cuando le dijeron que era portador del VIH. Antes, entre 2007 y 2009, había sido militar. Al recibir el diagnóstico, tuvo seis meses "de locura" en los que no quería saber ni lo que le pasaba. Con la medicación, la concentración de virus en su organismo se volvió indetectable, esto es, con tan pocos patógenos en sus fluidos que no podía causar una transmisión efectiva en otra persona. Comenzó entonces a trabajar como camarero en un bar ubicado en la plaza de Pedro Zerolo de Madrid. "Cuando le comuniqué a mi jefa que tenía VIH, me despidió", relata.

Jiménez llevó el caso a los tribunales y la empresa acabó admitiendo que había sido discriminado por enfermedad, algo que, según diversas asociaciones especializadas, no había sucedido hasta entonces en España. Desde entonces, la idea de volver a las Fuerzas Armadas le ronda la cabeza. Ahora podrá hacerlo. "El anuncio del Gobierno me parece un gran paso para la sociedad", exclama.

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